COMANDANTE ANDRESITO (Enviado especial). La crecida del arroyo San Francisco trajo devastadoras consecuencias en la zona urbana de esta localidad, pero también la excesiva cantidad de agua caída -más de 200 milímetros en 24 horas, con la última tormenta- provocó consecuencias nefastas en la zona rural.“Perdimos el trabajo del año”El paraje Itatí está ubicado sobre la ruta provincial 24, a diez kilómetros de la intersección con la ruta 101, camino a Integración. Allí vive Mario Ramón Ivo (43), su esposa Inés y cuatro de sus cinco hijos, de ocho, nueve, once y quince años. Los Ivo son productores tabacaleros, aunque como toda familia rural también planta maíz, mandioca, verduras y crían gallinas y chanchos, para el propio sustento y para comercializar cuando se puede. Su chacra está ubicada a la vera del arroyo “El Verde” que también la semana pasada -luego de las altas precipitaciones- salió de su cauce inundando las zonas aledañas. “Cuando vi que subía el agua empecé a llevar los fardos a la casita, pensando que iban a estar a salvo, pero el agua tapó todo igual”, relató angustiada Inés. La familia Ivo vio, en pocos instantes, cómo el agua arrastró sus noventa fardos de tabaco, arruinando así, en pocos instantes, el trabajo de todo el año. PRIMERA EDICIÓN visitó la zona afectada por las inundaciones, para reflejar el difícil presente que agobia a estos productores. “Yo estaba en el pueblo, había ido a buscar a los chicos que salían del colegio para quedar en casa el fin de semana”, recordó Mario. “Cuando vuelvo para casa encuentro a mi esposa prácticamente ‘descaderada’ por el esfuerzo, corriendo, tratando de rescatar los fardos y el agua del arroyo tapando el granero, los chiqueros, casi la totalidad del galpón y la casita donde mi esposa había guardado algunos fardos. Todo bajo agua. Todo nuestro esfuerzo del año, nuestros sueños, todo bajo el agua”, expresó el productor.“Desesperación. Eso es lo que yo sentí como nunca en mi vida. El arroyo subió de golpe. Mandé a mi hijo a buscar ayuda entre los vecinos para tratar de salvar los fardos. Mi hijo fue arrastrado por la corriente por cinco metros. Fue un momento desesperante”, agregó la mujer.Haciendo un relato pormenorizado, Inés describió que “fue impresionante. Los fardos que habíamos puesto en el segundo ‘estalero’ del galpón (a más de tres metros de altura); también fueron arrastrados por el agua. ¡Imagínese ver el agua llevándose los fardos contra el monte! Ver como se iba nuestro esfuerzo de todo el año. Nosotros corríamos detrás de los fardos, los traíamos, los atábamos pero era imposible, la fuerza del agua nos superaba”.La familia Ivo tenía 3.500 kilogramos de tabaco y turno para entrega al lunes siguiente. Estaban a 48 horas de vender su producción y recoger los frutos de un año de esfuerzo. “Teníamos noventa fardos de tabaco listos para entregar, muy buen tabaco, pero ahora el agua estropeó todo”, prosiguió Mario. “Cuando por fin bajó el agua, al otro día, tuvimos que desarmar fardo por fardo, utilizar cada alambre de la chacra para colgar las hojas a secar, lo extendimos sobre carpas al sol, tratando de recuperar algo, pero es mínimo lo que vamos a salvar. Mucho tabaco se pudrió y es irrecuperable. Creo que a lo sumo podremos rescatar 1.000 o 1.200 de un tabaco de muy mala calidad, ni siquiera para pagar la cuenta en la empresa”, se lamentó.Ayuda de los vecinosAl otro día, el jueves, más de veinte vecinos vinieron a ayudarlos, el desastre era total: el tabaco, perdido, más de treinta gallinas muertas, chanchos lastimados, un sector del galpón destruido, herramientas de trabajo perdidas, la furia del agua arremetió sin piedad. La colaboración de los vecinos fue inmediata.“Al otro día me sentía muy mal, me fui hasta la casa de Sonia -promotora de salud del paraje- para pedirle un calmante o algo para los dolores que tenía. Me preguntó que me había pasado e inmediatamente luego de enterada de nuestra situación se vino junto con el marido y avisó a otros vecinos para ayudarnos a juntar las cosas. Sonia, el marido y los otros vecinos vinieron y trabajaron durante todo el día ayudándonos a salvar lo que podíamos. No pudimos recuperar mucho pero sin ellos hubiese sido imposible. Mi agradecimiento será eterno, en esos momentos uno se siente solo y desamparado y contar la ayuda de los vecinos da fuerzas, muchas fuerzas”, destacó en medio de tanta tristeza.Lo que marca la leyLa producción de los Ivo fue diezmada por la inundación. Mario, conociendo que el año pasado fue sancionada la Ley de Contingencia Climática, que contempla este tipo de desafortunados sucesos consecuencia de las inclemencias meteorológicas, fue hasta la comisaría local y realizó la exposición correspondiente siguiendo los pasos legales para percibir la compensación que marca la ley ante estas desgracias. La ley, aprobada por unanimidad, representa un derecho vigente y adquirido por los productores, si bien todavía no fue reglamentada, los especialistas consultados señalaron que la familia debería ser acogida por este derecho y ser compensada como señala la normativa.Los Ivo esperan que el Estado se haga presente, los ayude a volver a empezar en su vida, en su producción, para no abandonar la chacra que -con tanto esfuerzo- llevan adelante en familia.





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