POSADAS. No es algo nuevo que menores se exhiban en redes sociales con armas de fuego. Incluso a veces esa actitud es celebrada por algunos adultos, que parecen no percibir la gravedad del asunto. No obstante, expertos en la materia aseguran que es un claro signo, una evidente señal que no debe pasarse por alto. La violencia está detrás de esas modalidades, acechando como un lobo sediento de sangre. Así resulta del caso que detectó PRIMERA EDICIÓN, tras la denuncia ante la Justicia de un grupo de vecinos de Garupá, dando cuenta de que un adolescente de 16 años, actualmente tras las rejas y acusado del homicidio de un joven en ese mismo municipio, subió fotos en su cuenta personal de Facebook posando con armas de fuego. Las imágenes son más que contundentes y para las autoridades judiciales está más que probado que se trata del imputado, por lo que se puso al tanto a la Policía de Misiones. En ese sentido, se inició una acción investigativa tendiente a buscar el origen y procedencia de las armas en cuestión. Algunas son pistolas y revólveres que a simple vista son reales. En otros casos, municiones que son compatibles con calibres de alto poder de fuego y armamentos de fabricación casera también llamados “tumberas” en el ámbito delictivo.En base a esta medida, se aguarda que los uniformados tomen cartas en el asunto. Lo grave, más allá de alertar de aquí en el futuro, es que todo se concreta sobre un hecho consumado y sin retorno, porque nadie le devolverá la vida a Cristian Omar Mendoza (18), el joven que fue asesinado en Garupá. Por ello resulta increíble que nadie se haya preguntado antes en el entorno social del menor involucrado de dónde obtuvo las armas que mostró y qué llevó a que se fotografiara con ellas. Tampoco hubo adultos o allegados al chico que se interesaran en saber si utilizó el armamento y quién le enseñó a hacerlo. Esto último es fundamental y casi una clave, porque aquél que instruye a un adolescente a manipular un arma de fuego debe tener algún interés en hacerlo. Es alarmante sacar conclusiones que puedan sonar lógicas en este contexto, ya que probablemente existan adultos formando delincuentes y esto es ignorado por gran parte de la sociedad. Incluso hasta por los propios padres. Queda claro que se pudo haber prevenido un crimen si el entorno del jovencito detectaba estas actitudes, en una red social que, paradójicamente, muchas veces ayudó a los investigadores policiales a resolver hechos delictivos, por ejemplo, cuando los sospechosos se fotografían en forma intimidatoria con armas de fuego o se jactan de haber cometido un ilícito. El adolescente que subió las polémicas imágenes se encuentra detenido en el marco de la investigación por el homicidio de Cristian Omar Mendoza (18), que fue perpetrado en la vía pública el pasado sábado 5 de abril a la madrugada en el barrio Don Santiago de Garupá.La víctima recibió dos certeros tiros en la espalda con balas del calibre 22. Al principal acusado el examen de parafina le dio positivo. Ese elemento de prueba se suma al testimonio de testigos que lo señalaron como autor del disparo mortal. El menor permanece detenido a disposición de lo que disponga la Justicia. “Son graves señales que hay que detectar” El juez Correccional y de Menores 2 de Posadas, César Jiménez, quien intervino en el caso Mendoza, dialogó con PRIMERA EDICIÓN respecto al hallazgo de las imágenes. “Está probado que se trata del mismo menor que se encuentra privado de su libertad mientras continúe la investigación por el homicidio de Cristian Mendoza, por tal motivo elevé en carácter de urgente un informe al jefe de la Policía de Misiones para ponerlo al tanto de la situación y detectar el origen y procedencia de las mencionadas armas de fuego”. “No recuerdo una denuncia similar, de menores que suban fotografías exhibiéndose con armas de fuego”, expresó el magistrado, al tiempo que aseguró que estas actitudes de los adolescentes son “graves señales que hay que detectar a tiempo, donde la violencia puede estar rodeando el contexto donde se desenvuelve el chico”.Cabe aclarar que Jiménez interviene en parte de la causa por la edad del acusado principal, aunque la misma es instruida por el magistrado Fernando Verón, al frente del Juzgado de Instrucción 3.




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