CIUDAD DEL VATICANO, Santa Sede (Agencias y diarios digitales). El papa Francisco presidió ayer al mediodía la celebración de la Pasión del Señor en la basílica de San Pedro. Llegado frente al Altar de la Confesión, el sumo pontífice -vestido con paramentos rojos- se postró en tierra y oró algunos minutos. Luego fue ayudado a levantarse por dos ceremonieros pontificios.La Pasión de Cristo fue cantada por tres diáconos, acompasada por el Coro de la Capilla Sixtina y ante una cruz tapada con un velo rojo en el altar mayor del templo.Luego fue el turno del predicador de la Casa Pontificia, el franciscano capuchino Raniero Cantalamessa, quien pronunció una incisiva homilía en la que aseguró que “el ‘dios dinero’ se encarga de castigarse a sí mismo y a sus propios adoradores”.Cantalamessa criticó a aquellas personas que se han aprovechado de ocupar cargos de responsabilidad para amasar sus propias fortunas.“Hombres colocados en puestos de responsabilidad que no sabían en qué banco o paraíso fiscal amasar los beneficios de su corrupción se han visto de pronto sentados en el banquillo de los acusados o en prisión. ¿Por qué lo han hecho? ¿Valía la pena? ¿Han beneficiado a sus familias?”, preguntó Cantalamessa desde el púlpito. Además, el capuchino subrayó que el verdadero anticristo es el dinero, “el dios visible”.“Lo dice claramente Jesús. Nadie puede servir a dos patrones. No se puede servir a Dios y a Mammón (término bíblico para representar la avaricia material). Detrás de cada mal de nuestra sociedad está el dinero”, concluyó Cantalamessa.El papa Francisco escuchó la homilía sentado con rostro severo bajo la escultura de San Pedro.Francisco aprovechó las redes sociales para enviar un mensaje a la comunidad católica. “Seguir de cerca a Jesús no es fácil, porque la vía que Él elige es la vía de la cruz”, fue el mensaje del Papa en su cuenta oficial en Twitter. La Liturgia del Viernes Santo es la única del año en la que no hay consagración, pero sí comunión.Vía CrucisUna multitud sin precedentes acudió por la noche al rito del Vía Crucis del Viernes Santo que presidió Francisco en el Coliseo.La organización habló de un “triple de fieles” respecto del año pasado, tanto que se potenció la instalación de pantallas gigantes en previsión de que la multitud, a lo largo de la Avenida de los Foros Imperiales, llegara hasta Piazza Venezia.El rito fue transmitido por radio y televisión en más de 50 países, en tanto más de 60 emitirán hoy el mensaje Urbi et Orbi.El segundo Vía Crucis del papa Francisco, con las meditaciones escritas por monseñor Giancarlo Maria Bregantini, arzobispo de Campobasso-Bojano, leídas en directo en televisión por la actriz Virna Lisi, tuvo como portadores de la cruz en las catorce estaciones a representantes de distintos sectores: entre otros, un obrero y un empresario, dos inmigrantes, dos huéspedes de comunidades de recuperación, dos detenidos y dos sin techo. En la primera y en la última estación, la cruz fue llevada por el cardenal vicario Agostino Vallini.En las meditaciones, Bregantini afrontó asuntos de actualidad como “las injusticias que ha causado la crisis económica, con sus graves consecuencias sociales: precariedad, desempleo y despidos”. Hubo un recuerdo a “todas las madres que sufren por sus hijos lejanos, por los jóvenes condenados a muerte, asesinados o enviados a la guerra, especialmente por los niños soldados”.Pero también, recordando el sufrimiento de María, se mencionó a las “madres que velan en la noche, con las luces encendidas, temblando por los jóvenes abrumados por la inseguridad o en las garras de la droga y el alcohol, especialmente las noches del sábado”.El vocero vaticano, Federico Lombardi, explicó que al contrario de lo que ocurría en el pasado no se previó que el Papa diera un discurso al final del Vía Crucis, sino sólo una bendición.La misa pascual será celebrada el domingo a las 10.15 en plaza San Pedro. Inmediatamente después, al mediodía, el papa Francisco leerá su mensaje pascual e impartirá la bendición Urbi et Orbi, a la ciudad y al mundo, desde el balcón central de la basílica vaticana.Lavado de piesEl papa Francisco cumplió este Jueves Santo con el ritual del lavado de pies a 12 discapacitados, entre ellos un libio musulmán, en una ceremonia celebrada en una iglesia de un barrio periférico de Roma.El Pontífice, que tuvo muchas dificultades para arrodillarse y levantarse del cojín blanco en el que se apoyaba, vertió agua, secó y luego besó los pies de cada uno de los doce escogidos.Francisco, que en ocasiones parecía agotado, fue ayudado siempre por dos asistentes, entre ellos el encargado de las ceremonias, monseñor Guido Marini.“La herencia que Jesús nos dejó es la de ser servidores, unos a los otros”, dijo Francisco al iniciar la ceremonia, que estuvo acompañada por cantos simples en italiano.“Lavar los pies es un gesto simbólico, porque eran los esclavos, los siervos, los encargados de lavar los pies a los invitados, porque en esa época las carreteras eran de tierra y cuando se llegaba a una casa era necesario lavarse los pies”, explicó el argentino.Los 12 discapacitados, de distinta edad y nacionalidad, de entre 16 a 86 años, sufren de enfermedades degenerativas, patologías que los inmovilizan o problemas ortopédicos, oncológicos o neurológicos.Entre ellos figura un inmigrante africano que quedó paralítico el año pasado tras lanzarse durante las vacaciones para un baño de mar, una señora de 51 años que a los dos años sufrió encefalitis, un anciano que no se puede mover por un accidente de automóvil y un retrasado mental.La ceremonia del Jueves Santo conmemora la última cena de Jesús con los 12 apóstoles antes de ser arrestado y condenado a muerte.El año pasado, el Papa lavó los pies a un grupo de jóvenes detenidos, entre ellos dos chicas, en la cárcel para menores de Roma de “Casal del Marmo”, en una inédita ceremonia de Jueves Santo.Cuando el papa era el cardenal Jorge Bergoglio solía celebrar la misa del Jueves Santo con el lavatorio de pies en cárceles, hospitales, residencias para ancianos u hospicios para pobres.





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