GARUHAPÉ. Jóvenes de esta localidad demostraron que con compromiso y pasión por lo que disfrutan hacer, pueden transformar la realidad. En este caso, decenas de adolescentes que concurren a la Ludoteca Ya-Ma-Hé promovieron una campaña en las redes sociales, juntando firmas para evitar que los desalojaran de la sede donde funciona este proyecto comunitario, desde 2006. Si bien “los adultos” que están involucrados en la iniciativa también gestionaron ante el municipio para poder dar marcha atrás con la decisión del desalojo, la organización de los jóvenes fue determinante. Y hoy, a casi dos meses de haber recibido la orden de desalojo, han logrado su objetivo: que la “ludo” continúe funcionando en su lugar original, una cancha de padel que hace ocho años fue reacondicionada, techada y decorada con ayuda de padres, docentes y jóvenes. Una mala noticiaEl 13 de enero, plenas vacaciones, la ludo estaba muy concurrida (son más de 100 los niños y jóvenes que asisten actualmente). “De un día para el otro nos avisan del desalojo. En la nota decían que nos daban 30 días para desarmar nuestro espacio e irnos”, señaló una joven que concurre casi diariamente a ese espacio comunitario y gratuito.La nota era remitida por la comisión directiva de la Asociación Comunitaria Garuhapé, que hace ocho años cuando se formó la ludoteca propuso afectar parte del predio para el proyecto comunitario. Pero el contrato vencía y no había intenciones de renovarlo. “Nosotros hemos adaptado todo el espacio: con ayuda de los vecinos construimos y transformamos la cancha de padel en salones para las actividades y un auditorio”, señaló a PRIMERA EDICIÓN Tony Ojeda, conductor de una radio local y uno de los impulsores de Ya-Ma-Hé. Además el “irse a otro lado” iba a implicar alejarse del barrio las Miguelas -tan vulnerable y tan falto de propuestas culturales y recreativas- del cual proviene gran parte de los jóvenes participantes.Jóvenes en acciónPara los jóvenes, muchos de los cuales van a la ludoteca desde muy pequeños la respuesta a esta noticia fue una sola: Ya-Ma-Hé no se va. De inmediato comenzaron a organizar una junta de firmas que en sólo 48 horas logró 250 adhesiones de los vecinos de la localidad.Además, usaron las herramientas en que son expertos: las redes sociales. En la página en Facebook “Ya-Ma-Hé no se va” dieron a conocer la ludoteca y la situación que estaban atravesando. Amigos, familiares, compañeros de escuela, otras ONG comunitarias de su localidad y de otro puntos de la provincia y del país enviaron fotografías con carteles que apoyaban la permanencia del proyecto en su actual sede.“A Ya-Ma-Hé le debo toda mi niñez, es parte de mi vida!”, escribió Mayra Llanés en la cartulina con que posó orgullosa para la foto de Facebook. “Apoyo a la Ludoteca porque los niños y jóvenes de Garuhapé necesitan un espacio donde opinar y ser escuchados”, escribió una madre en su cartel. Historia del espacioLa ludoteca surgió de la iniciativa de un pequeño grupo de voluntarios comprometidos con la comunidad. Para constituirla, se integraron 17 instituciones de Garuhapé, entre ellas las escuelas de la zona, la Municipalidad y la Asociación Comunitaria Garuhapé, que colaboró cediendo la ex cancha de padel. Cabe aclarar que el predio donde funciona esta asociación no es propio, sino que había sido cedido previamente por la Municipalidad por 99 años.“La idea fundacional no era generar una nueva institución sino que las organizaciones del pueblo se aunaran en un punto: la infancia, el niño como sujeto de derechos, la promoción de sus derechos, brindar talleres, actividades recreativas para ellos y apoyo pedagógico”, señaló Ojeda.“En ese momento fue pensado como un espacio para niños hasta ocho años pero los chicos fueron creciendo, y con ello fuimos cambiando las propuestas, muchas de las cuales ahora son iniciativa de los mismos chicos, que hoy son adolescentes. Entonces comenzamos a generar un espacio para que ellos puedan definir nuevas actividades y talleres que les interesen”, añadió quien es locutor en la radio municipal.Fue así como se organizó el taller de fotografía y de video. El resultado de esta experiencia de jugar y experimentar con imágenes fueron varios cortometrajes con que participaron en el festival “Oberá en Cortos” (el cortometraje “El señor de la oreja verde” recibió mención especial en 2012). La participación significó para la mayoría de los chicos su primera experiencia viendo una película en pantalla grande. Y quedaron tan motivados tras esa vivencia que propusieron organizar un microcine en la ludoteca que tiene capacidad para cien personas.Una de las actividades organizadas al 100% por los jóvenes fue nada menos que un taller de educación sexual (ESI). “Charlando una tarde con nuestros amigos nos dimos cuenta que además de una charla en la escuela sobre educación sexual, era necesario para nosotros una charla más amplia sobre ESI porque hay cosas que queremos saber y no encontramos a quién preguntarle”, señaló Daniela Paniagua (17) a este matutino. La joven concurre hace dos años a Ya-Ma-Hé y hoy se prepara para ir a estudiar en la universidad. “No decidí bien la carrera todavía, pero sería algo de arte, audiovisuales, que son cosas que fui aprendiendo en la ludo”. De cualquier manera, afirma que le gustaría “poder volver a mi pueblo para aportar lo que aprendí a la ludoteca, para que el proyecto siga creciendo”. En relación al taller de ESI, señaló que con el grupo de jóvenes pedimos asesoramiento a enfermeros y profesores para que participen en la charla. También se ocuparon de convocar a los jóvenes a la charla.Un mensaje, una radiografíaEn el marco de la campaña antidesalojo, Gaby González publicó en Facebook un mensaje que define la importante función social de espacios como Ya-Ma-Hé: “Hace ocho años que soy parte de esto (actualmente tengo 16). Comencé a participar en los talleres de lectura, ciencias naturales, juegos, talleres de derechos y luego me sumé a un grupo de jóvenes para realizar nuestros propios proyectos. La noticia del desalojo me causó mucha pena ya que la ludoteca significa mucho en mi vida. Hoy no voy a bajar los brazos porque quiero seguir formando parte de esto y quiero que los chicos sigan teniendo un espacio donde recrearse, donde puedan conocer sus derechos y por sobre todo un lugar en Garuhapé donde lo
s niños puedan crear sus propios proyectos y opinar con toda libertad”.





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