PIÑALITO NORTE, San Antonio. La Escuela 581 de esta localidad no inició el dictado de clases el pasado miércoles y no realizarán actividades educativas hasta tanto no se dé cumplimiento al acta firmada por el coordinador del Consejo General de Educación (CGE), Alberto “Colita” Galarza, el 27 de agosto del 2013.En dicha acta, el CGE se comprometía a resolver, entre otras cosas, el grave problema edilicio que afecta a esta institución y que los padres vienen reclamando desde hace quince años. También exigían la construcción de salitas de nivel inicial que el año pasado el gobierno educativo prometió, luego de que los padres realizaran una semana de acampe en el predio escolar.Padres organizadosLos alumnos de nivel inicial durante años tomaron clases en lo que originalmente fue la casa del maestro, una casilla de madera con más de 20 años de antigüedad, deteriorada por el paso del tiempo y sin la capacidad física ni la distribución necesaria para el dictado de clases. Goteras, el piso roto, sólo un baño para todos los alumnos y la casa casi cayendo era la postal cotidiana. Los padres, cansados de enviar notas que nunca recibieron respuesta, el año pasado decidieron poner fin a las indignas condiciones y emprendieron una medida extrema: tomar la escuela y acampar una semana en el predio.“Es una vergüenza que para conseguir una salita para nuestros hijos debamos tomar la escuela durante una semana. Un lugar digno para el dictado de clases es un derecho natural de los niños y no un favor, como parece que piensa este Gobierno. Ellos tienen la obligación de construir escuelas dignas”, expresó en su momento a PRIMERA EDICIÓN, Mónica Gago, madre de dos alumnas.Falsas promesas…Tras la firma del compromiso en agosto pasado, y confiando en que el mismo se concretaría, los padres se abocaron a la tarea de desarmar la casita de madera y despejar el terreno para dejarlo en condiciones para la construcción de la nueva salita. Aprovechando la época de las vacaciones y esperanzados, dedicaron muchas horas a este trabajo, que por supuesto realizaron sin recibir remuneración alguna, ya que su objetivo concreto es superador: lograr que de una vez por todas sus hijos puedan tener un lugar digno y seguro para participar de las actividades del Neni.“Nosotros confiábamos en nuestros funcionarios y suponíamos que, una vez firmado el compromiso, lo iban a cumplir”, lamentó Raquel Suarez ante este matutino.“Entonces, cuando terminaron las clases, un grupo de padres desarmamos la casita, limpiamos y emparejamos el terreno, pues el compromiso era que iban a traer esas casitas prefabricadas de madera que iban a estar instaladas antes del comienzo de clases de este año. Pero nada, ni siquiera se han comunicado con nosotros (desde el CGE)”, dijo Suárez. Para finalizar agregó una afirmación compartida por todos los padres de la comunidad educativa: “Nuestros chicos no van a comenzar las clases a la intemperie”.Visita a Posadas, sin respuestasPreocupados ante el incipiente comienzo de clases, la última semana de febrero una comisión de padres había viajado hasta Posadas para ir al CGE a plantear el no cumplimiento del compromiso. Afirman que hasta vieron lágrimas derramarse, pero el aula no llegó: “Nos atendió una señora, de quien no me acuerdo el nombre, pero creo que es la encargada de nivel inicial”.“Ya habíamos estado el año pasado con ella y hasta se puso a llorar, pero son lágrimas de cocodrilo, porque es muy fácil ponerse a llorar, pero lo cierto es que pasaron seis meses y no pudieron traer esas casitas que en quince días se arman. Yo no les creo más, hasta que no hagan la salita en nuestra escuela no hay clases”, sentenció María Márquez.De más está señalar que si bien el Gobierno provincial afirma una y otra vez que los niños deben tener alrededor de 180 días de clases, existen distintas prioridades. Y evidentemente los niños de Piñalito no están entre las más urgentes.





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