POSADAS. El 17 de diciembre de 2013 quedará por siempre grabado en la memoria de Julio Alvarenga, que en su papel de inspector de tránsito municipal fue embestido y arrastrado ese día por un coche en infracción a lo largo de treinta metros, provocándole lesiones graves en una de sus rodillas.Alvarenga, un reconocido árbitro del Consejo Federal del Fútbol Argentino, sufrió rotura de meniscos y ligamentos cruzados, razón por la que debió ser intervenido quirúrgicamente.A dos meses y veinte días de ese lamentable episodio, que deja a las claras qué poco vale la vida para determinados automovilistas, la Policía recién la semana pasada remitió las actuaciones a la Justicia.Alvarenga algo intuyó aquel 17 de diciembre y decidió radicar la denuncia en la Fiscalía de Instrucción 6 de Posadas, a cargo de la abogada Mabel Torres.Esa demora en la remisión de las actuaciones, que el referí y empleado municipal duda haya sido casual, lo impulsó a convertirse en impulsor de la acción penal a través de la figura del querellante.El mismísimo miércoles, día en que debutó el nuevo Código Procesal, con el patrocinio letrado del abogado penalista Ramón Moisés Grinhauz, se constituyó en querellante particular.La causa que lo tiene como protagonista es insólita, aunque pudo haber terminado en tragedia, como fue la del niño Tiziano Castillo en la avenida costanera de Posadas.En resumidas cuentas sucedió así. El conductor de un Citröen C-4 estacionó en la dársena reservada para ambulancias de un sanatorio ubicado en calle Junín, casi Córdoba.Alvarenga estaba con una colega, también inspectora de tránsito, cuando sucedió. La mujer advirtió al automovilista que allí no podía detenerse, recibiendo en contrapartida una andanada de insultos, entre otros, “coimeros” y “sinverguenzas”, según la versión del empleado municipal.En determinado momento salió una mujer del sanatorio y el hombre que estaba al volante le pasó una criatura. Entonces Alvarenga se acercó y le dijo que el paciente ya estaba en el centro de salud, que ahora podía retirar el coche. Pero los insultos continuaron. Y no solo eso. El irascible descendió del coche e ingresó al sanatorio.A los diez minutos salió y vio a la inspectora de tránsito labrando la correspondiente infracción. “Arremetió contra ella y le lanzó dos puñetazos. El segundo hizo volar el boletero de mi colega”, recordó el árbitro.Entonces él intercedió y le cuestionó el accionar al automovilista, aprovechándose de una mujer que encima padece una discapacidad en una mano.Alvarenga le dijo a su compañera que llamara a la Policía mientras pedía las documentaciones del coche al violento. Cuando se ubicó frente al auto, a la altura del capó, el conductor inició la marcha y se lo llevó puesto hasta Córdoba.Intentó por todos los medios mantenerse de pie, recostado sobre el motor, para no caer debajo de las ruedas. Por suerte otras personas detuvieron al chofer y evitaron lo que pudo ser una tragedia. Carrera truncadaJulio Alvarenga se desempeñó durante 18 años como árbitro del Consejo Federal, dependiente de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA). No se pudo despedir oficialmente, al cumplir los 45 años, debido a la grave lesión que padeció el 17 de diciembre del año pasado.En la temporada 2012-2013 del torneo Argentino B, arbitró 24 de las 28 fechas programadas para la primera rueda.Entre esos encuentros figura el superclásico del Litoral argentino entre Textil Mandiyú, de Corrientes, y Chaco For Ever.Lamentablemente, después de 18 años de referato, a sus 45 de edad, no pudo realizar su despedida oficial en el Consejo Federal.




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