POSADAS. Un diagnóstico de salud desfavorable impidió a Estella Maris continuar trabajando en el sector formal, pero no dejó que su espíritu de lucha bajara los brazos. Hoy sus conocidos y clientes la llaman “la señora de los pesebres”, en referencia a las artesanías navideñas que realiza, de gran fama en Villa Cabello. Verlos realmente impresiona. Por lo detallista, por lo que transmite con cada realización. Los hace simples y también majestuosos, para honrar el milagro de su existencia. “El médico no me hablaba de una cura. Sólo me mando a hacer terapia de pintura. Lo mío era realmente feo (no quiso aportar muchos detalles de tan dolorosos recuerdos), y gracias a Dios salí adelante”.Ella cuenta que el tiempo que antes dedicaba a la casa, como el cuidado de una huerta y un jardín tuvo que dejarlo “y me volqué de lleno a estudiar ya siendo grande”.“No pude estudiar todo lo que hubiese querido, porque mi presupuesto no era tan grande, aunque conté con la ayuda de mi hijo para poder hacerlo y me dedique a aprender a pintar”, explicó.Meses antes de la Navidad, esta jubilada comienza con las preparaciones de sus pesebres y otras piezas que suelen venderse muy bien en esta temporada, además de los manteles y otras telas sobre las cuales pinta. “El boca a boca me ayuda muchísimo, porque aunque me eligen para recorrer las ferias, me cuesta asistir, mis obras no son fáciles de trasladar, pero siempre vendo y cuando no me dedico a tareas de restauración. El que quiere trabajar siempre hace algo para salir adelante”.Por si fuera poco, ella no se conforma con haber salido adelante sola y haber vencido a la enfermedad, sino que todos los martes, bien temprano da clases a un grupo de 18 jubilados del Club de abuelos de Pami en Villa Cabello. Puntuales, desde hace tres años ininterrumpidos, una vez a la semana, los abuelos y abuelas se juntan con ella a las 7.30 hasta las 11 y se disponen a pasar una mañana creativa, distinta y amable.





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