POSADAS. La peregrinación a la Basílica de Itatí, en Corrientes, es una de las más esperadas y con más concurrencia. Esta travesía de fe y devoción reúne a miles de almas que, con su sacrificio de caminar o llegar en bicicleta, rinden su homenaje, pagan su promesa o piden a la Virgen María en su día. El 8 de diciembre es la fecha clave de muestras de fe y para muchos tal vez es la primera vez que la realizan. Por eso, en esta edición compartiremos la historia de Valeria Fiore, quien realizó su primera peregrinación a la Basílica de Itatí en bicicleta. Valeria contó que “este año participé por primera vez de la peregrinación a la Virgen de Itatí. Fue una experiencia fabulosa, en todo sentido. Me sumé a un equipo de gente maravillosa que me permitió confirmar una vez más la riqueza del trabajo en equipo y que la colaboración vale la pena. Comencé con temores, con un cielo tormentoso y amenazante que me mantuvo en vilo toda la semana y que la sinergia del equipo que formamos se encargó de disipar”.“Si bien entiendo mentalmente la riqueza del trabajo en equipo, nunca me resultó fácil hacerlo, sin embargo, hoy puedo aseverar que la confianza es fundamental tanto para convivir como en todos los aspectos de la vida”, evaluó.Para Fiore, “aprender a confiar me resultaba difícil, tal vez porque lo hacía desde la mente. Esta experiencia me permitió hacerlo desde el corazón, donde sin duda reside nuestra sabiduría. Cuando permitimos mediante la confianza -ya sea en nosotros mismos, en el otro y en Dios- que nuestro corazón se manifieste, suceden cosas maravillosas que nos llevan a reconocer inmediatamente el valor del amor”.La nueva peregrina aclaró que “hablo de una confianza que sostiene, que disipa miedos, que nos permite vivir en armonía y descubrir a Dios en cada uno de nosotros”. “Estoy convencida de que la espiritualidad necesita de la armonía entre el corazón y la mente, confiemos en nuestros sentimientos que nos permiten entender la dimensión del corazón. Esto me ayudó a que los 270 kilómetros hasta llegar a la Virgen de Itatí, se transformen en un riquísimo viaje de aprendizajes, buenos momentos y enriquecedoras experiencias compartidas. Escuchemos a nuestro corazón”, concluyó Valeria Fiore.





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