BUENOS AIRES (NA). La Conferencia Episcopal Argentina (CEA) aseguró ayer que “la sociedad vive con dolor y preocupación el crecimiento del narcotráfico” en el país y advirtió que “si la dirigencia política y social no toma medidas urgentes, costará mucho tiempo y mucha sangre erradicar estas mafias”.Durante la 106º Asamblea Plenaria, la entidad católica consideró que “la Argentina está corriendo el riesgo de pasar a una situación de difícil retorno” en relación al consumo de drogas, especialmente entre los jóvenes.El problema del narcotráfico, según evaluó la Conferencia, “sólo será abordado eficazmente por medio de amplios consensos sociales que deriven en políticas públicas de corto, mediano y largo alcance”.Y subrayó que “perseguir el delito es tarea exclusiva e irrenunciable del Estado”, a la vez que expresó su preocupación por “por la desprotección de las fronteras y por la demora en dotar de adecuados sistemas de radar a las zonas más vulnerables”.El documento surgido de una asamblea de la que participan todos los obispos del país fue presentado por el arzobispo de Santa Fe y presidente de la CEA, monseñor José María Arancedo, y el obispo de Gualeguaychú, monseñor Jorge Lozano, titular de la Comisión Pastoral Social, en la casa de retiro El Cenáculo-La Montonera, en Pilar, Buenos Aires.A través del texto, titulado “El drama de la droga y el narcotráfico”, los prelados lamentaron que “el organismo del Estado dedicado a coordinar las políticas públicas en esta materia (SEDRONAR) lleve tantos meses sin tener su responsable designado”.La Secretaría de Programación para la Prevención de la Drogadicción y Lucha contra el Narcotráfico tiene a Salvador Julio Postiglioni como titular interino desde el 20 de marzo, cuando el por entonces secretario, Rafael Bielsa, presentó su renuncia.La CEA también consideró que “la sospecha de que miembros de la fuerza de seguridad, funcionarios de la Justicia y políticos colaboren con los grupos mafiosos debilita la confianza y desanima las expectativas de cambio”, aunque, como autocrítica, los obispos afirmaron que no fueron “suficientemente eficaces en promover una pastoral que convoque y contenga a los adolescentes y jóvenes”.“Es perverso vivir del sufrimiento y de la destrucción del prójimo. Por eso anhelamos una justicia más eficiente que erradique sin demoras la impunidad. Al mismo tiempo no dejamos de pedir la conversión de los traficantes”, subrayaron los obispos de todo el país.Y agregaron: “Nos quedamos sin palabras ante el dolor de quienes lloran la pérdida de un hijo por sobredosis o hechos de violencia vinculados al narcotráfico”.“Cuando este mal se instala en los barrios destruye las familias, siembra miedo y desconfianza entre los vecinos, aleja a los chicos y a los jóvenes de la escuela y el trabajo. Tarde o temprano algunos son captados como ayudantes del negocio”, concluyeron.Luego de la presentación del documento, Arancedo señaló en conferencia de prensa que “hay un silencio porque la droga avanza, puede ser con la complicidad de muchos, pero también con el silencio de muchos, por lo que -remarcó- romper ese silencio también va a ayudar”. En el documento no se abordaron las implicancias de la posible despenalización de la tenencia de drogas para consumo personal y del lavado de dinero, pero Arancedo y Lozano, reconocieron dificultades en ambos temas. “Sin duda que hay emprendimientos edilicios y algunas otras actividades comerciales que algunos vinculan directamente con lo que tiene que ver con el lavado de dinero proveniente del narcotráfico”, expresó Lozano. Respecto de la despenalización, aseguraron que la “droga se ha instalado y el narcotráfico está presente” y que las sociedades que optaron por liberar el consumo personal y no lo hicieron con políticas de prevención, el problema se acrecentó. “Hablamos de un delito y por eso pedimos que sea un tema asumido políticamente, que en la mesa de la política ese tema sea prioritario por las consecuencias que tiene, creemos que es necesario ponerlo en un lugar destacado para que llame la atención”, insistió monseñor Arancedo quien también es arzobispo de Santa Fe.Lozano señaló, ante una pregunta de la prensa, que “las fronteras están más desprotegidas, tanto de personal especializado y de equipo técnico” y habló de “vuelos clandestinos” para trasladar “mercaderías o sustancias ilegales”.





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