POSADAS. La realidad a veces pareciera retrotraerse a tiempos remotos de la dramaturgia griega, en que la claridad y contundencia del mensaje de una obra dependía exclusivamente de la crudeza de la puesta en escena. Cuanto más dura o sangrienta era la trama, más consciencia creaba en el espectador.La tragedia desatada en la sucursal de Crucero del Norte pareciera contener algunas particularidades de aquella época. Lamentablemente, no se trató de una obra teatral. En este caso, la realidad superó ampliamente a la ficción. Hubo tres personas que perdieron la vida. Todo sucedió el jueves 17, el número de la desgracia precisamente. Romina Szidloski murió en el acto. Un proyectil calibre 22 la atravesó literalmente a la altura del pecho. Yamila Noelia Marczewski agonizó una semana, había recibido un disparo que le efectuó su ex concubino Juan Ramón Benítez, quien decidió descerrajarse un balazo en la sien para acabar con su existencia. Luego de luchar por su vida lamentablemente la joven murió anoche. Hasta aquí la trama de una obra macabra de un hombre desquiciado. En medio del dolor y el desconsuelo de familiares y amigos, emergen ahora los ecos del mensaje. Una primera lectura pareciera indicar que la muerte de Romina y Yamila no fue en vano. Pese a que la violencia de género es un flagelo de antigua data y distintas organizaciones luchan a brazo partido hace años, fue necesario un golpe sangriento, siniestro y desgarrador como este para que muchos tomaran conciencia de que le puede pasar a cualquiera.Quizás por este motivo los índices de denuncias por violencia se incrementaron en un 50% desde la tragedia en sede judicial. La estadística induce a pensar que muchas mujeres no sólo se animan ahora a denunciar el calvario que atraviesan en el seno de su propio hogar, probablemente frente a sus hijos, sino que lo hacen en sede judicial, en la fiscalía de turno. La pregunta flota en el aire y pareciera ineludible: ¿desconfían de que la Policía no haga nada, como sucedió en el caso de Yamila Noelia Marczewski? Es una posibilidad. Como ejemplo basta un botón. En la fiscalía de turno del Juzgado de Instrucción 2, a cargo de Cristian Antúnez, se toman entre cinco y seis denuncias por día, cuando el número no llegaba a la media antes de la tragedia.En la mayoría de los casos, los agresores o denunciados son ex novios, concubinos o maridos. Y en muchos casos también la víctima soporta el maltrato físico y psicológico en la esperanza de un cambio que, probablemente, nunca llegará.El relevamiento arroja otros datos interesantes. La violencia de género encabeza las estadísticas de denuncias, pero aparecen otras manifestaciones que desnudan una realidad casi irrefutable: la violencia adopta distintas fisonomías en la comunidad, sencillamente porque se vive en una sociedad más violenta. Basta observar el caos en el tránsito vehicular de la ciudad. Hombres tomándose a trompadas porque el de adelante tardó en salir tras el verde del semáforo; la agresión salvaje a aquel que intentó adelantarse en el surtidor de combustible o en la cabecera del puente para pasar a Encarnación. Y ni hablar de la joven a la que cortan el rostro sólo porque es bonita.El relevamiento indica el aumento de denuncias por violencia o amenazas de muerte entre vecinos; estudiantes, compañeros de trabajo, etcétera. Ante una realidad tan negativa y compleja, es necesario un análisis interdisciplinario porque se trata de un problema multifactorial, es decir que su génesis responde a muchos factores.Sin dudas de que la tragedia en Crucero del Norte marcará un antes y un después en el abordaje de la violencia de género. Ya comienza a notarse. La Policía sintió el cimbronazo de las acusaciones de no haber movido un dedo ante el pedido de ayuda de Marczewski y a diario informa sobre la detención de un hombre acusado de golpear o agredir física o psicológicamente a su pareja.Sin embargo, y hasta que no se vislumbre otra solución en el horizonte, es necesario hablar y concretar la manera más efectiva e inmediata de brindar contención y auxilio a una víctima de violencia de género. Ese es el desafío en lo inmediato. “Que estas muertes no sean en vano”“Realmente pido que estas muertes no sean en vano. Eso que están haciendo de crear instituciones y lineas gratuitas telefónicas de ayuda para mujeres que atraviesan la terrible situación que mi prima sufrió. Mil veces ella -por Yamila- pidió ayuda y no la escucharon. En esa misma situación hay muchas mujeres que no es que no se animaron o no tuvieron tiempo para denunciar, directamente no recibieron respuesta y no consiguieron nada a cambio por parte de quienes se supone nos tienen que proteger”. La frase fue dicha a Radio República ayer por Cynthia Szidloski,quien es hermana de Romina, la joven de 25 años que murió la trágica mañana en que se produjo la balacera. Además, es la prima de Yamila Noelia Marczewski, de 29 años, quien falleció anoche y agonizaba desde aquella fatídica jornada. Cabe recordar que luego del trágico episodio se ordenó el relevo de la cúpula de la comisaría Quinta, teniendo en cuenta que, tal como publicó PRIMERA EDICIÓN, la Justicia tiene acreditado que el día 11 de este mes, seis días antes de la tragedia, el juez Marcelo Cardozo dispuso no sólo la detención sino el allanamiento de la casa del tirador. Pero la Policía no buscó aquella orden del Juzgado, sino al día siguiente del hecho en el interior del local de Crucero del Norte.





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