DAMASCO, Siria (AFP-NA). Los inspectores que supervisan el desmantelamiento del arsenal químico en Siria han hecho progresos alentadores, según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), y la semana próxima podrán comenzar las inspecciones y el desmantelamiento de las reservas, estimadas en más de 1.000 toneladas.Al mismo tiempo, el presidente sirio, Bashar Al Asad, volvió a negar, en una entrevista difundida ayer, que su ejército hubiera utilizado proyectiles dotados de ojivas químicas el 21 de agosto en las regiones controladas por los rebeldes, cerca de Damasco.Este ataque, confirmado por los expertos de la ONU, que sin embargo no designaron a los autores, provocó una amenaza de ofensiva occidental contra el régimen de Damasco, antes de que un acuerdo ruso-estadounidense desembocara en una resolución de la ONU para dar un marco al desarme del arsenal químico.La misión conjunta de la Organización para la Prohibición de Armas Químicas (OIAC) y de la ONU, que se encuentra en Siria desde el martes, “logró sus primeros progresos alentadores” y los documentos que le fueron transmitidos el miércoles por el gobierno sirio “parecen prometedores”, indicaron las Naciones Unidas.El jueves, la ONU señaló “una buena cooperación con las autoridades sirias a nivel técnico”, precisando que se necesitarían “análisis complementarios”.Los inspectores encargados del desmantelamiento del arsenal químico en Siria comenzaron a partir del miércoles a “asegurar” los sitios involucrados, en colaboración con las fuerzas sirias y “esperan comenzar las inspecciones de las instalaciones y el desmantelamiento la próxima semana”.El presidente Bashar Al Asad desmintió nuevamente que sus tropas hubieran llevado a cabo el ataque del 21 de agosto, pero indicó que esas armas se encontraban en manos de las “fuerzas especiales”, las únicas que pueden utilizarlas.“Preparar esas armas es una operación técnica compleja (…) y se requiere un proceso especial para utilizarlas que exige, a corto plazo, una orden central del estado mayor de las fuerzas armadas. Y, por lo tanto, es imposible que se hayan utilizado”, dijo al canal de televisión turco Halk-TV.En la misma entrevista, Asad criticó enérgicamente a Turquía, su exaliada, que se ha convertido en uno de los principales respaldos de la oposición. “En un futuro próximo, esos terroristas provocarán consecuencias para Turquía. Y Turquía lo pagará muy caro”, advirtió, al ser interrogado sobre los insurgentes yihadistas afiliados a Al Qaeda que avanzaron en los últimos días cerca de la frontera turco-siria.Mientras los yihadistas extranjeros y los rebeldes sirios combaten contra el régimen, aumentan los enfrentamientos entre los dos bandos, que complican aún más el conflicto surgido hace dos años y medio de una contestación que se transformó en insurrección contra el régimen de Bashar Al Asad.Al principio, los yihadistas, bien financiados y armados, fueron recibidos con los brazos abiertos por los rebeldes, que carecían de medios ante las fuerzas de Damasco. Sin embargo, provocaron la resistencia de una gran parte de la población debido a su interpretación extrema del islam y a sus arbitrarios arrestos.





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