POSADAS. El menor Jonathan Daniel Da Luz, de 17 años asesinado el pasado lunes, fue víctima de un caso de Justicia por mano propia, según las primeras investigaciones oficiales. Tal como se publicó ayer, el adolescente fue prácticamente masacrado a golpes de puño y patadas por al menos tres individuos, quienes lo persiguieron unos 50 metros luego de que éste intentara asaltarlos a punta de cuchillo. Al parecer, el fallido atraco fue perpetrado minutos antes de las 21 de ese día, en inmediaciones a la Plaza Estevez (frente a una conocida pizzería), en la intersección de las avenidas Lavalle y Santa Cruz. En ese lugar Da Luz interceptó a un grupo de jóvenes que pasaba circunstancialmente por el lugar, con evidentes intenciones de robarles y exhibiendo un arma blanca, siempre de acuerdo a las fuentes oficiales. Sin embargo, quizás por el efecto de alguna sustancia alucinógena no contaba con suficientes reflejos y uno de los muchachos le manoteó el cuchillo que llevaba. Al verse desarmado y rodeado por quienes momentos antes eran sus víctimas, el adolescente optó por correr. La persecución fue corta. Da Luz cruzó la avenida y al llegar a la ochava de la pizzería fue reducido por sus perseguidores, quienes lo comenzaron a agredir ferozmente.El fallído ladrón recibió tantos golpes que quedó desfigurado. Los impactos en el cráneo le causaron severas lesiones y hemorragias internas, muriendo en el lugar prácticamente en el acto. Luego de la desigual y cobarde agresión, los autores del hecho se dieron a la fuga corriendo y con el arma blanca que tenía momentos antes el adolescente. Al acudir a la escena la policía encontró al infortunado menor tendido sobre la acera, sin signos vitales y sobre un charco de sangre. Numerosos testigosFue fundamental para los investigadores los primeros minutos en el lugar del crimen, ya que obtuvieron a través de numerosos testigos datos claves para establecer la descripción física del trío de asesinos. Los testimonios más relevantes fueron de parte de algunos comensales de la citada pizzería -que por el horario contaba con varios clientes- y circunstanciales peatones. “Sabemos que eran jóvenes, pero no queremos difundir muchos datos porque tenemos pistas certeras para llegar hasta ellos, en cuanto a esa información existe un secreto de sumario por el momento”, confió un portavoz del caso. Creen que inhaló pegamentoCerca del cadáver -que quedó boca abajo en la vereda- los pesquisas hallaron poxirán, un pegamento que desprende vapores y gases que al inhalarse genera reacciones psicoactivas y su uso crónico produce daños neuronales irreversibles. Los uniformados presumen que el infortunado menor consumió esta sustancia y que bajo los efectos de la misma intentó asaltar al trío de jóvenes que pasaban por la citada plaza. La autopsia, dada a conocer ayer, reveló que Da Luz murió por “una hermorragia cerebral por edema, a causa de un traumatismo de cráneo”. En el caso interviene personal de la comisaría Tercera, de la Dirección Criminalística y del Juzgado de Instrucción a cargo del magistrado Marcelo Cardozo. Frondoso prontuario Fuentes judiciales y policiales confirmaron que el infortunado menor asesinado a golpes el pasado lunes a la noche registraba un frondoso prontuario, por delitos contra la propiedad en su mayoría. El caso más reciente por el cual había sido investigado fue perpetrado en perjuicio de un integrante de Prefectura Naval, a quien “amigos de lo ajeno” le sustrajeron el arma reglamentaria, una pistola 9 milímetros. En ese sentido se supo que el pasado viernes -orden judicial mediante-, personal policial allanó una vivienda de un familiar del adolescente -en el barrio San Jorge, sobre la avenida Cabo de Hornos, al sur de la capital provincial-, en busca de la mencionada arma de fuego. Además, las fuentes agregaron que Da Luz estuvo detenido en el Correccional de Menores de la ciudad de Posadas, por distintos delitos. Registraba domicilio en un complejo habitacional denominado “Villa Cariño”, cerca del arroyo El Zaimán. En cuanto al “pasado tumbero” (denominación en la jerga policial para quienes pasaron por la cárcel), se supo que era evidente por los tatuajes que tenía en diversas partes del cuerpo. El más llamativo lo tenía en el pecho. Se trataba de “los cinco puntos”, tatuaje que representa al convicto rodeado por cuatro policías que lo oprimen y no le permiten la libertad. En el lenguaje carcelario sirve para representar el odio hacia los uniformados. Otros dicen que significa lo contrario. Un efectivo rodeado de cuatro convictos para matarlo. También tenía tatuajes en la espalda, piernas y brazos.





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