POSADAS. El promedio de los salarios privados duplica al nuevo mínimo, vital y móvil establecido en 3.600 pesos desde enero de 2014 por el Consejo del Salario. Quiere decir que existe una brecha muy grande (el doble) entre los empleos con más baja remuneración (trabajadores en negro y trabajadores rurales) con los privados registrados (7.722 pesos).Los trabajadores estatales misioneros también se encuadran entre los que reciben los ingresos más bajos del país, con un promedio de entre 3.500 y 4.000 pesos, pero con el 60% en negro, con adicionales no remunerativos, con la antigüedad congelada hace décadas y los aportes previsionales retrasados al punto que la jubilación para la mayoría de ellos está en la más baja del país.Según un informe de la Consultora Economía y Regiones, que realizó un comparativo entre actividad laboral y región en todo el país, las tres provincias con mayores salarios (Santa Cruz, Chubut y Tierra del Fuego) encuentran explicación en la alta participación del sector de explotación de minas y canteras, que presenta las remuneraciones brutas más altas (27.877, 31.021 y 29.649 pesos, respectivamente). Por otra parte, en segundo lugar, se destaca el sector electricidad, gas y agua, que presenta un salario promedio de 30.484 pesos en Tierra del Fuego, 24.222 (Santa Cruz) y 20.573 pesos (Chubut). Por el lado contrario, se encuentran Misiones, La Rioja y Santiago del Estero, las que presentarían el menor salario promedio del país; siendo la actividad con menor importancia la referida a la agricultura en Misiones, con un promedio de 2.759 pesos, y La Rioja, con 2.821 pesos. En cambio, en el caso de Santiago del Estero es el sector de la enseñanza el que presenta los menores salarios, con 3.475 pesos.En estas provincias, si bien la desocupación alcanza al 7,9% de la Población Económicamente Activa (PEA), casi un tercio de los asalariados trabaja en negro, otro 38% está sobre o sub-empleado, en tanto por los problemas de ingresos, el 21,2% de la PEA está buscando trabajo. Según el Indec, la ciudad de Posadas, con un desempleo de solo 3,4%, el 42,1% de los asalariados está en negro y el 40,8% reporta sobre carga horaria de trabajo. A ellos se suman otro 6,6% de trabajadores subempleados. Estos datos ubican a la ciudad capital de Misiones al tope del ranking de baja calidad laboral, junto a Santiago del Estero y Tucumán.Un indicador relevante para conocer lo que sucede con los ingresos, el empleo y la satisfacción laboral, es la tasa de demanda de empleo. Es que si bien el desempleo en Argentina se mantiene en niveles de un dígito y hay provincias que directamente parecieran mostrar pleno empleo, las tasas de demanda laboral son muy altas. Eso ocurre por al menos cuatro factores: 1) porque muchos individuos están subempleados (trabajan pocas horas al mes); 2) porque frente al incremento constante en el costo de vida, los ingresos obtenidos del trabajo resultan insuficientes; 3) porque en algunas provincias la tasa de desempleo supera al 10% de la PEA y sí es un problema; 4) porque por los motivos que sean, muchos individuos no están satisfechos con su trabajo y buscan cambiarlo.La inflación se queda con no menos del 10% del aumentoDe acuerdo a las últimas cifras suministradas por el Ministerio de Economía sobre la base de la información provista por el Sistema Integrado de Jubilaciones y Pensiones (SIJP), la “remuneración bruta” promedio mensual del sector privado registrado ascendió a 7.722 pesos al primer trimestre de este año, evidenciando un incremento del 27,4% respecto del mismo trimestre de 2012. Si se tiene en cuenta la inflación estimada por el Indec en el mismo período (+10.3%), los salarios privados habrían registrado un incremento real del 17%, cifra que no se correspondería con el incremento de la productividad laboral, en un marco de debilitamiento de la economía (+1,5% de crecimiento real del PBI en los últimos cuatro trimestres). Por otra parte, si se considera la inflación estimada por algunas Direcciones de Estadísticas Provinciales (+24%), el aumento real habría caería al 3%, plantea Economía & Regiones. Pese al aumento, los informales son los que siempre pierden.El incremento, a 3.600 pesos mensuales del mínimo, vital y móvil, no tiene un impacto directo en la grilla salarial del sector registrado de los trabajadores argentinos. “Así que el anuncio carece de relevancia para esa franja de asalariados, ya que en paritarias se acuerdan mínimos por encima de los que se establecen en el seno del Consejo del Salario”, declaró Jorge Colina, economista del Instituto para el Desarrollo Social Argentino (Idesa). La situación puede llegar a modificarse en cuanto a los trabajadores informales, que son los que pierden por su condición laboral. “En muchos casos cobran por debajo del mínimo vital y móvil. Aún ahora, con un mínimo de 2.875 mensuales, muchos ganan por debajo de esa suma; diría que el 70%”, remarca Colina. En el NEA, casi el 40% gana menos del mínimoEn las provincias del nordeste argentino, entre ellas Misiones, se estima que el 40% de los trabajadores recibe ingresos mensuales que no alcanzan al mínimo, según el último informe del Instituto para el Desarrollo Social Argentino (Idesa) referido al tema.“Bajo las actuales condiciones, aumentar el salario mínimo legal es un acto de hipocresía ya que se ignoran las precarias condiciones de productividad que prevalecen entre gran parte de las empresas, particularmente los pequeños emprendimientos del interior. Para que el salario mínimo legal sea una herramienta de progreso y equidad social, previamente hay que cambiar la política tributaria y federalizar los recursos públicos que masivamente se concentran en la Capital”, considera el informe. Un aspecto imprescindible de analizar, antes de determinar su suficiencia, es si el objetivo social que inspira al salario mínimo legal se está cumpliendo. Particularmente importante es determinar su nivel de acatamiento. En este sentido, los datos oficiales de la Encuesta Permanente de Hogares del Indec, señalan que casi el 25% de los asalariados del país tiene una remuneración inferior al salario mínimo legal.En las provincias del norte argentino (NOA y NEA), cerca del 40% de los asalariados gana menos de lo que se establece en el salario mínimo, vital y móvil.Estos datos oficiales demuestran que el salario mínimo legal es masivamente incumplido. El no cumplimiento responde a los bajos niveles de productividad prevalecientes. En la Ciudad de Buenos Aires, con un producto per cápita cinco veces más alto que en el norte del país, las remuneraciones superan el salario mínimo legal en casi el 90% de los casos. En la región pampeana y Cuyo, con niveles de productividad más bajos que en la Capital, el cumplimiento con el salario mínimo legal también es menor. Pero lo más significa
tivo es que en el norte los niveles de incumplimiento son masivos. Esto está asociado a estructuras productivas mucho más débiles que las que prevalecen en Capital. La consecuencia es que en las regiones más pobres, donde mayor compromiso debería asumir el Estado en promover niveles mínimos de bienestar, más ineficaz aparece el salario mínimo, vital y móvil como instrumento de promoción social. El no cumplimiento del salario mínimo legal también es una manifestación de la informalidad masiva. El problema principal no es la debilidad de los controles, sino la imposibilidad de los pequeños emprendimientos productivos de cumplir con las normas regulatorias, impositivas y laborales diseñadas desde y para la Capital porque son inconsistentes con los bajos niveles de productividad que imperan en el Interior. El estado de los caminos, el servicio ferroviario y el transporte aéreo son deficientes. Hay escasez de energía eléctrica y gas. La calidad de la educación es muy mediocre. Se aplican los mismos impuestos que en Buenos Aires, pero no se beneficia con los mismos subsidios. Bajo estas condiciones, son escasos los proyectos productivos que pueden cumplir con las normas laborales que se dictan en la Capital. Por eso, en el interior poca gente consigue empleo y la que lo consigue es en la informalidad, con ingresos inferiores al salario mínimo legal.Se puede evitar la demagogia y la hipocresía de fijar un salario mínimo legal irreal, que potencia el subdesarrollo en el interior. En el corto plazo, alcanzaría con establecer que en el interior del país las cargas sociales vayan a cuenta de IVA.





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