CARAGUATAY. Casi una docena de trabajadores fue despedida del Aserradero Caraguatay, cuyos propietarios en papeles son Roberto Waidelich y la esposa del intendente local. La empresa se denominó hasta agosto pasado Cerro SRL y su titular era el jefe comunal renovador, Ricardo Waidelich, según reveló el Sindicato de Obreros y Empleados de la Industria de la Madera.Por esta razón, ayer se manifestaron frente a la sede municipal con una olla popular, pidiendo que los Waidelich paguen las indemnizaciones (ya que los despidos fueron sin causa) y los aportes sociales a la AFIP (para lo cual se presentó una denuncia ante el organismo nacional).Los ahora ex trabajadores del aserradero y los referentes sindicales fueron convocados para el lunes al Ministerio de Trabajo de la provincia para una audiencia de conciliación a la que debería presentarse uno de los representantes de la patronal.“Reclamamos y el mismo día nos despidieron”En diálogo con PRIMERA EDICIÓN, Ernesto Hoffmann, concejal de Caraguatay y uno de los despedidos por Waidelich del aserradero, relató la evolución del conflicto.“La empresa del intendente se llamaba Cerro SRL y cambió su razón social por Aserradero Caraguatay con el mismo plantel de personal, pero nos sacó la antigüedad. Ni siquiera mandó una notificación. Lo hizo de un día para el otro. Blanqueó a ocho, pero más de 20 quedaron en negro. Nos dijo que en marzo se iba a solucionar todo, pero pasó marzo y no hizo nada”, dijo.Por esta razón, unos diez trabajadores mandaron carta documento pidiendo explicaciones sobre la situación laboral “y el mismo día nos mandó despido a los que estábamos blanqueados mientras el resto (unos 20) siguen trabajando en negro. El telegrama nos avisa que se prescinde de nuestros servicios y no dice ninguna indemnización ni nada más”, denunció Hoffmann.Confirmó que hubo una “denuncia ante la AFIP, porque se encontraron los que están con edad de jubilarse, que la empresa no realizó los depósitos de asignaciones”.El concejal, y despedido obrero de la madera, pidió “que al menos pague las indemnizaciones. Pero él nunca se acercó ni siquiera para tratar de arreglar. Siempre las mismas amenazas: si reclamás te hecha o si hay reclamos se para el trabajo”, reveló.Denuncias variasDomingo Paiva, secretario adjunto del Sindicato de la Madera, confirmó a este diario que “desde el momento que vimos que cambiaba de razón social, inmediatamente hicimos las denuncias correspondientes como organización gremial. Denunciamos que hubo cambios sin notificación alguna: ni al Ministerio ni al sindicato. La primera sociedad Cerro SRL figuraban Ricardo y Roberto Waidelich. En agosto, Roberto cede acciones a un empleado de apellido Lezcano. La nueva SRL es Aserradero Caraguatay en sociedad Roberto Waidelich y la esposa del intendente Cristina. Lo que no hicieron es lo que corresponde ante una cesión: reconocer la antigüedad de los que estaban trabajando y siguen en la nueva empresa o pagarles la indemnización para que trabajen luego con la nueva sociedad”, indicó.Sobre la supuesta presencia de trabajadores en negro, Paiva respondió: “Constatado en un acta no lo tenemos, pero sí visualmente. Cada vez que pasábamos por la empresa para cualquier notificación, porque deudas también tiene con la obra social como el sindicato, siempre se veía gente nueva trabajando. Cerro terminó declarando en agosto 31 trabajadores. Cuando uno va a la empresa hay trabajando alrededor de 40”, afirmó.El secretario adjunto del sindicato lamentó que se permita desde el Estado una práctica donde “te echo, no te pago y sigo trabajando. Hay trabajadores con 20 años de antigüedad, con 60 años, que no tienen inserción laboral posterior. Dentro de este grupo hay dos compañeros con 60 y 62 años”, reveló preocupado.Impunidad y diversificaciónDomingo Paiva fue directo al confirmar el grado de impunidad con que se manejan los empresarios en la zona: “Impunidad, los empresarios la tienen todos prácticamente en Misiones, no podemos meter a todos en la bolsa. Pero los que tienen interés en hacer estas cosas, tienen impunidad siendo intendente o un Juan Perez cualquiera. Puede que por ser intendente, lo hace quizás con más tranquilidad”.Reveló Paiva que los Waidelich, como otras empresas “por ahí tienen otras inversiones, diversificando, no se quedan solamente con el aserradero. Cuando hay fiesta ganadera por ejemplo, están presentes con su stand. No puedo decir que es la empresa de él, pero es quien habla con la gente, aunque no figura es el mandamás. Así como en esta sociedad donde no figura, está la esposa y el hermano, a lo mejor tiene 200 cabezas de ganado con el nombre del hijo”, sospecha Paiva.Finalmente, el gremialista denunció que “hay un delegado -que cumplía mandato en noviembre-que también fue despedido y pedimos su inmediata restitución”.





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