MADRID, España (Medios Digitales). El presidente Mariano Rajoy acomete en la semana más amarga de su carrera una misión casi tan apremiante como convencer a los españoles de su honestidad: demostrar al mundo financiero que retiene la fortaleza política para conducir el proceso de reformas económicas en un país golpeado por cinco años de recesión.Las confesiones del ex tesorero del Partido Popular (PP) Luis Bárcenas, que lo involucró en un lodazal de corrupción, sorprendieron a Rajoy cuando empezaba a transmitir optimismo por las primeras señales de una tibia recuperación de la economía y se preparaba para impulsar una nueva ola de medidas pactadas con sus socios europeos.Mientras se juega el futuro de su gobierno, Rajoy les habla a los mercados. “El principal valor de España es su estabilidad política”, dijo el lunes, mientras Bárcenas lo incendiaba en los tribunales con acusaciones de sobresueldos y manejos ilegales de fondos. Su siguiente paso fue convocar a los principales industriales y banqueros de España para pedirles apoyo y transmitirles la misma idea. No va a renunciar y su mayoría parlamentaria seguirá garantizando la iniciativa para ajustar la economía.El miércoles, fue el ministro de Economía, Luis de Guindos, el que enfatizó en una reunión con dirigentes europeos que no hay riesgos de que el Gobierno caiga, pese a la amenaza opositora de presentar una moción de censura contra el presidente si sigue negándose a dar explicaciones sobre la trama de corrupción en el PP.En la Moncloa admiten el creciente nerviosismo por la imagen internacional del Gobierno. Rajoy lleva meses tratando de sacar a España de la lista de países del sur de Europa a los que se percibe en permanente riesgo de estallido, como Grecia y Portugal.Su argumento estelar fue el poder que le da su mayoría absoluta en el Congreso, que desde fines de 2011 le permitió sostener un drástico ajuste fiscal, extremar la flexibilización laboral y aprobar aumentos de impuestos para reducir el déficit.Hasta hace quince días, el Gobierno preparaba el terreno para anunciar el “fin de la recesión”. Se basa en datos que anticipan crecimiento del orden del 0,1% para el tercer trimestre del año. Además, espera cifras de empleo menos oscuras.





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