POSADAS. Como si se tratara de una comedia, dos jóvenes en avanzado estado de ebriedad fueron detenidos a última hora del domingo después de que intentaran “copar” la comisaría seccional Sexta de la capital provincial.El insólito episodio tuvo lugar en la dependencia emplazada en el corazón del barrio Yacyretá, sobre avenida Blas Parera, y los dos sospechosos fueron detenidos y quedaron a disposición del Juzgado de Instrucción 6 de Posadas, cargo del magistrado Ricardo Balor.Hasta anoche no se sabía si los “copadores” tenían como objetivo entrar a robar en la comisaría o dejarle algunos “regalos” a los detenidos en las celdas del lugar. Lo único cierto era que ayer por la mañana, ya sin los efectos del alcohol visibles en sus cuerpos, ambos no recordaban qué los había llevado a cometer semejante osadía.Entrar, no salir Las fuentes le contaron a PRIMERA EDICIÓN que la insólita situación comenzó alrededor de las 22.30 del último domingo, cuando uno de los efectivos con prestación de servicios en la Sexta escuchó ruidos extraños que provenían del fondo.El uniformado abandonó la guardia, caminó algunos pasos y descubrió de dónde venía el barullo. Le costó creerlo en un principio y tuvo que “limpiarse” los ojos para confirmarlo: un sujeto maldecía su suerte al quedar atrapado en el tejido perimetral de la comisaría, después de intentar ingresar a la misma, en una acción diametralmente opuesta a lo que indicaría el sentido común, que sería escapar de ese tipo de edificios.Cuando el policía se acercó en compañía de un colega, descubrió que el “intruso” se encontraba bajo un profundo estado de ebriedad. “Estaba totalmente ‘dado vuelta’”, le dijo a este medio una fuente. Los policías sospechan que bien pudo haber mezclado bebidas alcohólicas con estupefacientes.De una u otra manera, lo vivido ya era suficiente como para una buena anécdota. Sin embargo, los uniformados no imaginaban lo que sucedería unos pocos minutos después.Alrededor de las 23, los efectivos apostados en la guardia todavía sonreían por la insólita detención cuando volvieron a escuchar ruidos que emergían del patio de la comisaría, un sector oscuro “custodiado” por un par de árboles.Incrédulos, los efectivos volvieron a salir y, contra todas las apuestas, vivieron un “deja vú”, esa sensación que indica que ya se había pasado por esa misma experiencia.Los policías descubrieron a otro “intruso” escondido entre los árboles, quien al saberse descubierto emprendió una fuga a toda velocidad por varias cuadras. Los uniformados lo siguieron y lograron alcanzarlo en calle 68 y 103, a unas cinco cuadras de la comisaría. También estaba alcoholizado, sí, pero no había perdido sus dotes atléticos.“¡Pará! ¡Pará! Sólo pasaba a saludar”, fue la respuesta bizarra que en ese momento dio el joven, de 27 años y con domicilio en la chacra 96. Fue llevado a los calabozos junto a su “compañero”, un año menor, de profesión albañil y con domicilio en la chacra 92 de Posadas.Ayer por la mañana, cuando despertaron, los policías les preguntaron por qué habían intentado “copar” la comisaría. Los jóvenes sólo dijeron que no recordaban absolutamente nada.De todas maneras, las hipótesis son dos: o ingresaron con el fin de robar o lo hicieron para dejarle algo a alguno de los detenidos en la Sexta. Los uniformados creen que se trató de esa segunda opción y, si así fue, los dos ya no tienen de que preocuparse. Finalmente llegaron a los calabozos.




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