BRASILIA, Brasil (AFP-NA). Acabada la Copa Confederaciones con la victoria de Brasil y preparando ya la visita del papa en julio a Rio, la presidenta Dilma Rousseff ayer definía detalles de un plebiscito para calmar históricas protestas y digiere con otros políticos el derrumbe de su popularidad.Las protestas por mejores servicios públicos y contra la corrupción amainaron la semana pasada, reduciéndose sustancialmente. Empeñada en buscar una tregua en las calles, Rousseff convocó a una reunión ministerial.La presidenta pretende presentar al Congreso una propuesta de plebiscito para impulsar una reforma política. Los dos grandes temas de la consulta serán la financiación de partidos y campañas, y un sistema electoral que acerque más a votantes y políticos, informó una fuente del Gobierno a la AFP.La reforma política, un viejo proyecto del Partido de los Trabajadores (PT) y de otras siglas, es vista como un antídoto a la crisis de representatividad, al rechazo a los políticos y a la corrupción expresado por los manifestantes, quienes denuncian el elevado gasto público para el Mundial 2014 y piden más dinero para educación, transporte y salud.Rousseff pretende que el plebiscito sea organizado a contrarreloj, para que el Congreso apruebe la reforma antes de octubre, fecha límite para que pueda ser aplicada un año después en las elecciones de 2014, algo que muchos consideran casi imposible. La presidenta cuenta con una aplastante mayoría en el Congreso, pero la base aliada es poco fiel a los designios del gobierno.La presidenta del Tribunal Superior Electoral de Brasil, Carmen Lucia, dijo que “la justicia electoral está siempre preparada”, dando a entender que podría cumplir con los plazos.“Nuestra obligación es escuchar el mensaje (de las calles)”, dijo ayer Rousseff en su programa semanal de radio en el que reiteró que, con el plebiscito, sigue en pie su empeño por ofrecer con gobernadores y alcaldes “soluciones rápidas y concretas para algunos problemas de la economía, el transporte, la salud, la educación y la política”.Mientras tanto, la mandataria digería una dramática caída de 27 puntos en su popularidad en las tres semanas de intensas protestas callejeras, según la encuesta Datafolha.Y suerte similar corrieron gobernadores y alcaldes de las grandes metrópolis, Rio y Sao Paulo. Huelga de camionerosEl sindicato de camioneros de Brasil comenzó ayer una huelga de 72 horas con bloqueos en dos importantes autovías de San Pablo para exigir una reducción de los precios del combustible y de los peajes. Los camiones estaban estacionados en la autopista Castello Branco, que une la ciudad de San Pablo, mayor polo económico del país, con el interior de ese estado, lo que originó filas de vehículos de 15 kilómetros, según la Policía Caminera Federal. El bloqueo en San Pablo provocó un enorme atasco de tránsito. También hubo cortes en algunas regiones del estado de Minas Gerais, donde más camioneros se sumaron a los reclamos. Con la convocatoria del Movimiento Unión Brasil Camionero (MUBC), un nuevo sector se suma a la ola de protestas que empezó hace tres semanas durante la Copa Confederaciones contra el alza de los precios del transporte.En una nota divulgada este lunes, el MUBC instó a sus afiliados a “mantener la protesta” hasta el próximo jueves. “Serán 72 horas de movilización”, por lo que “recomendamos a todos a no programar viajes para ese período”, dice el comunicado.





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