EL SOBERBIO. El misterio por el crimen del colono Ángel Altísimo (44), quien falleció ayer por la mañana después de recibir tres impactos de bala el último domingo, comienza a aclararse. Ayer, la Policía detuvo a la concubina de la víctima fatal, después de dar con evidencia comprometedora en la escena del crimen.Entre otras cosas, el hallazgo de seis vainas servidas “escondidas” en un horno a leña y el testimonio de una de las hijas de la pareja terminó de ser determinante para que los uniformados le apunten directamente a la mujer de 39 años como principal sospechosa por el crimen.Ante esta situación, el magistrado Demetrio Cuenca, al frente del Juzgado de Instrucción 3 de San Vicente, ordenó la detención de la concubina, quien en las próximas horas será sometida a una indagatoria.Evidencia en su contraAltísimo fue hallado con tres impactos de bala en el tórax alrededor de las 21 del último domingo en un quincho de su casa, en Paraje Campín Largo, a unos 20 kilómetros de El Soberbio y a 2 mil metros de la ruta provincial 2, cerca de la frontera entre Argentina y Brasil.Después de una penosa agonía, el hombre falleció ayer alrededor de las 8.30 en el Hospital Samic de Oberá, hasta donde había sido derivado de urgencia.En un principio, los investigadores apuntaron a “la ruta de los cigarrilleros”, ya que zona en donde vivía Altísimo es constantemente transitada por grupos que se dedican al contrabando de cigarrillos y otros elementos.No obstante, ayer todo cambió con las pericias llevadas a cabo por efectivos de la comisaría de El Soberbio, comandados por el comisario Héctor Araujo, y efectivos de Criminalística de la Unidad Regional VIII, con asiento en San Vicente.Orden de allanamiento mediante, los policías llegaron ayer por la mañana a la chacra de la víctima, donde iniciaron las pericias de rigor, principalmente en la escena del crimen, un quincho que Altísimo tenía pegado a su vivienda.Los peritos hallaron impactos de bala en la pared, pero no así proyectiles. Eso llamó la atención de los uniformados, hasta que la hija de la pareja contó que en la madrugada de ayer su madre -que había viajado a acompañar a su concubino hasta Oberá- la telefoneó y le dijo que limpiara el quincho.Fue entonces que las sospechas de los investigadores comenzaron a apuntar contra la mujer de 39 años, presente en el procedimiento. Y fueron mucho más profundas una vez que los policías encontraron seis vainas servidas de calibre .38 -el mismo con el que fue ultimado el colono- en el “cenicero” de un horno a leña.Recién allí la concubina contó que su pareja tenía un revólver calibre .38 que utilizaban para matar animales, pero que estaba en la casa de su yerno, la pareja de su hija, distante a unos 70 metros.Los policías solicitaron una nueva orden de allanamiento y allí encontraron el revólver, un “Amadeo Rossi” con numeración limada. Fue entonces que la joven de 20 años y su marido se quebraron y aseguraron que el arma les había sido entregada por su madre durante la noche del crimen.Entonces, todo comenzó a cerrar definitivamente para los investigadores de la comisaría de El Soberbio y de la UR-VIII. Anoticiado al respecto, el magistrado a cargo de la investigación ordenó la pronta detención de la mujer, quien quedó alojada en la Comisaría de la Mujer de Dos de Mayo y en las próximas horas sería indagada.La Justicia ordenó además la realización de exámenes de parafina sobre la mujer y el resto de los familiares. Esas pruebas podrían terminar de cerrar el círculo que actualmente apunta contra la concubina de Altísimo. Un robomuy extrañoSi bien hasta anoche sólo se tejían hipótesis con respecto al presunto móvil del crimen, el notable trabajo llevado a cabo por los policías de la comisaría de El Soberbio y de la Unidad Regional VIII permitía reconstruir algunas líneas teóricas.Fuentes del caso le contaron a PRIMERA EDICIÓN que durante la última Semana Santa, Altísimo había sufrido el robo de 14 mil reales que guardaba en el mismo quincho donde lo mataron de tres balazos. Los responsables de aquel atraco también se habían llevado un revólver calibre .38 de la escena, aunque el damnificado jamás radicó una denuncia por el robo.A los policías les llama poderosamente la atención que el calibre de aquel arma siniestrada sea el mismo con el que atacaron en la noche del domingo al colono. Las hipótesis son muchísimas y algunos de los investigadores se niegan a creer en casualidades.De una u otra manera, el revólver calibre .38 secuestrado en la casa de la hija de la detenida ya fue enviado a Posadas para la realización de pericias balísticas. Esos exámenes podrían arrojar mayores certezas en la investigación de un caso que paraliza a El Soberbio y la zona.





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