POSADAS. El Instituto de Estudios Superiores Hernando Arias de Saavedra realizó la entrega de diplomas a más de 500 egresados de las diferentes carreras, en un encuentro que contó con la presencia de más de mil personas, el pasado 1 de junio; lo que representó toda una respuesta a la propuesta educativa que se iniciara en 1993 con tan solo 16 alumnos y dos carreras.El Saavedra se enriquece en dos grandes campos del conocimiento. Las ciencias sociales, cuyos pilares son la Ciencia Política y la Economía, implementando tecnicaturas y profesorados. Y las ciencias productivas transformadoras, como Biotecnología, los profesorados en Biología y en Educación Técnica, que promueven las formas múltiples de aumentar la producción de todo lo que la provincia desarrolla, mediante la implementación de viveros, centros de producción porcina y piscicultura, todo ello transformado en programas de estudios, preparando a los jóvenes para enfrentar el crecimiento económico de Misiones.La respuesta sigue siendo sorprendente. Jóvenes de todos los rincones se incorporan allí donde el Instituto abre sus puertas: Oberá, Apóstoles, Eldorado, Wanda, Dos de Mayo, San Antonio, Andresito, además de la sede central en la ciudad de Posadas, son centros activos del conocimiento autofinanciado por sus propios alumnos, ejemplo de cómo la enseñanza, cuando es la que necesita el pueblo al que se llega, siempre es bien recibida y abrazada con entusiasmo, planteando claramente la posibilidad de un futuro para cada joven que se incorpora al mundo del conocimiento y del trabajo.Todo esto se expresó en el entusiasta y emotivo acto que el Saavedra realizó el 1 de junio.Lograr vinculaciones con las instituciones del medio social y productivoEn ese cálido encuentro, la rectora, Griselda Gabalachis, expresó en su discurso sobre la propuesta académica que intenta sintetizar las tendencias universales, con lo propio y lo particular, pero con un criterio que trasciende lo meramente informativo, poniendo énfasis en lo formativo, respetando la diversidad. “En primer lugar quiero agradecer la presencia de todos aquí y especialmente de quienes han venido desde las localidades de Eldorado, Oberá y Dos de mayo, para acompañarnos en esta ceremonia de graduación que sin dudas marca un hito trascendental, no sólo en la vida de quienes alcanzan un título, sino también en la vida de las instituciones educativas, que como la nuestra llevan adelante la Misión de formar Profesionales. Para nuestro instituto es un orgullo y satisfacción poder ver cristalizado este esfuerzo conjunto, donde cada uno ve plasmada una meta personal y nosotros una meta institucional. En esta ocasión, en que también estamos festejando veinte años de presencia y trabajo ininterrumpido en el medio educativo, quisiera compartir con ustedes algunas reflexiones sobre la misión y la visión de nuestra institución, que con seguridad se verán reflejadas, especialmente en el accionar de ustedes, queridos graduados. Quienes integramos el Instituto Saavedra entendemos que la información tiene que ser transformada en conocimiento científico y el conocimiento en práctica creadora, de manera de desarrollar las capacidades y habilidades de los jóvenes y adultos para que realmente sean factores de cambio”.En ese sentido, explicó que se trabaja para fortalecer las carreras técnicas y docentes, en todas las sedes, en particular logrando vinculaciones con las instituciones del medio social, productivo y gubernamental, para que los graduados no sólo puedan entrenarse en las acciones concretas que hacen a su perfil profesional, sino también con la guía y apoyo de los equipos de docentes, transferir ese conocimiento para el desarrollo de los distintos ámbitos y sectores en que se divide la actividad económica y productiva de nuestra región.El Instituto Hernando Arias de Saavedra está comprometido con la actividad educativa, pero el modelo de formación elegido no pierde de vista uno de los objetivos de la educación, que es lograr la inclusión social. Aspecto destacado por Gaspar Fabbro, egresado de la Tecnicatura y del Profesorado en Seguridad e Higiene Laboral, quien se refirió a la diferencia entre ser técnico y profesor, “un técnico enseña normas, las pone en práctica, las corrige, y nosotros debemos mejorarlas y muchas veces hay gente que lleva años haciendo eso. En cambio, ser profesor consiste en enseñar a un joven a hacer bien las cosas. Nos queda como gran trabajo seguir investigando y actualizándonos”.El camino de la capacitación constante de los jóvenesLa ministra de Acción Cooperativa, Fabiola Bianco, destacó que en estos últimos años el Saavedra se ha convertido en marca registrada en lo que tiene que ver con el crecimiento de la provincia. “Empezamos a trabajar en conjunto para que nuestros jóvenes no quieran irse de sus hogares. Hemos llegado en un año de trabajo a más de 600 jóvenes, logrando que también puedan capacitarse gratuitamente. En ese camino de la capacitación constante seguimos trabajando”. Veinte años a la vanguardia de la educación en la regiónSalvador Cabral Arrechea, presidente Honorario del Consejo Académico del Saavedra, se ocupó de repasar la historia del instituto y vincularla a los tiempos políticos, económicos y sociales que se vivieron. “Cuando el Instituto Saavedra se inició teníamos dos carreras y 16 alumnos, ahora contamos con más de veinte carreras y estamos alcanzando los 5 mil alumnos. La semilla prendió y siempre es lindo ver cuando un jardín florece. No deja de ser por lo tanto un hecho profundamente emotivo para todos aquellos que iniciamos este desafío, con el convencimiento que la educación no es indiferente al destino del pueblo, de la provincia y de la Patria.Sabíamos que la formación que nosotros proponíamos no era neutral y que aunque en ese momento se estaba pasando mal porque cruzábamos la tormenta neoliberal, nosotros pusimos un cartelito en la puerta del instituto que decía “Educar para el siglo XXI es educar para la integración de América Latina”. Era 1993 y nadie entendía bien qué significaba eso. Con el tiempo nació el Mercosur, el Unasur y Brasil, que antes competía con Argentina, se transformó en un país hermano y en una potencia mundial”. Creo que el mejor homenaje es hacer algunas reflexiones. Primero, que el mundo está pasando por un momento sumamente importante porque por tercera vez en la modernidad, está cambiando el poder en el mundo. En las dos anteriores, cada una costó una guerra mundial. Ahora se está cambiando, pero sin guerras formales.La primera potencia productora del mundo es China, que fue un país del tercer mundo d
ominado por Alemania, Inglaterra y Estados Unidos. El pueblo chino pasó por muy graves y distintas experiencias y hoy se ha recuperado y está disputando el poder mundial. La otra es India, que fue una colonia formalmente inglesa durante mucho tiempo y proveyó a Inglaterra de sus mayores riquezas. Por supuesto que eso fue posible porque hubo hindúes que cargaban contra su propio pueblo, de ahí vino la palabra ‘cipayo’, usada por Jauretche y los compañeros de FORJA en la Década Infame que hicieron circular en Argentina para denominar a todos aquellos que estaban en contra del país. De todas estas experiencias, Japón volvió a levantarse, la propia Alemania volvió a construirse después que fuera totalmente destruida, se podría decir que quienes perdieron la guerra ganaron la posguerra, es decir, se transformaron en puntos de referencia de la futura construcción mundial.Enseñar la situación de pertenencia, la historia, las luchas políticas, la conciencia del poderDesde el Instituto Saavedra hemos querido transmitir un pensamiento y una especie de componente práctico. Por un lado enseñar la situación de pertenencia, la historia, las luchas políticas, la conciencia del poder. Enseñar las ciencias sociales para saber siempre de dónde viene, dónde está su pertenencia y hacia donde tiene que dar batalla. Si tiene bien en claro estos dos elementos fundamentales, el país no puede nunca ser derrotado. En segundo lugar, la persona tiene que entender cómo se va transformando el mundo, cómo sus hijos tienen que saber hacer una revolución productiva en serio esta vez, cómo producir más y cómo enriquecerse todo el mundo. Argentina tiene que ser un país rico, sin pobres y para eso necesita meter a la ciencia en todas las actividades cotidianas. Estudiar la biología y la biotecnología, las transformaciones nuevas que el mundo está brindando, cómo aumentar la productividad, tener conciencia de que hay que producir siempre más para poder tener un mercado grande y barato y no uno chico y caro como quería el liberalismo. Un mercado nuestro con lo que producimos y no uno con cosas ajenas, tenemos que tener soberanía sobre las cosas que existen en nuestra tierra. Pero para eso debemos tener soberanía sobre nuestra conciencia. Quiénes somos y hacia dónde vamos, esas son las dos preguntas que guían el fondo del alma del Instituto Hernando Arias de Saavedra. Somos un instrumento de lucha del pueblo argentino. Somos un Instituto que pelea, somos los herederos de los que lucharon y de los que estudiaron, de los que tomaron la ciencia con pasión, con pasión humana, donde se ve al hermano como el elemento principal en la construcción del mañana, al otro, al semejante, al que necesita de la preocupación, por eso estamos en los pueblos más olvidados, porque nos preocupa que nuestros estudiantes no puedan estudiar porque viven lejos. Por eso, en pocos años vamos a llegar a cada pueblo pequeño; la provincia lo necesita. Porque ningún país tendrá la posibilidad de futuro sino cuenta primero con una conciencia de sí mismo. Los argentinos tenemos 200 años pero son 200 años de discutir quiénes somos.Desde Buenos Aires dan una versión de Argentina y desde todas las provincias damos otra versión. Desde Buenos Aires existen próceres que querían imponer el poder del puerto y desde las provincias existen olvidados personajes que querían defender la soberanía de los pueblos. Existen Facundo, Güemes, Andresito, los hombres que pelearon desde abajo para construir lo que hoy vivimos, porque nuestra Argentina no fue producto del puerto, fue producto de los pueblos de las lanzas, de las montoneras gauchas, ellos la construyeron, los hombres olvidados, el soldado desconocido. Esos son los héroes anónimos a quienes les debemos la existencia de nuestra Patria”.El segundo elemento, además de la conciencia, es la ciencia y la tecnología.“El segundo elemento, además de la conciencia, es la ciencia, no debemos temer a la ciencia, a los grandes desafíos de nuestro tiempo, es un momento de descubrimientos; nos hemos hecho con ellos, que lo digan nuestros grandes médicos e investigadores”. América del Sur, una potencia futura“Por eso exigimos a nuestros docentes, altas titulaciones, constancia en el trabajo y compromiso con su pueblo para el mañana. Sin eso no habrá Patria ni habrá Argentina. Queremos pertenecer a la futura potencia sudamericana, que el Unasur tenga un banco, pero además que esté cruzado de caminos donde no haya por adentro ningún tipo de límites. Queremos hacer una potencia de América del Sur, para que Argentina sea una parte importante, soberana y libre de esa potencia y que con su corazón y con el desarrollo científico logrado pueda ser un eslabón imprescindible en la construcción futura del mundo”, finalizó.





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