POSADAS. Los vecinos de Paraje San Isidro definen al transporte público como “un servicio de primera necesidad que en los hechos no suple las exigencias”. Esto es mucho más notorio después de la explosión demográfica tras la construcción de nuevas viviendas, tanto del Iprodha como de la EBY. El paraje empezó a poblarse hace unos quince años; hasta entonces la escasa población sólo tenía posibilidades de trasladarse con vehículos particulares; no obstante, desde que comenzó a brindarse el servicio “siempre fue ineficiente para las necesidades de la gente. Aún hoy que la población creció significativamente”, se quejó Irma Soarez, antigua vecina del barrio.Lo cierto es que la mayor bronca está dada por los horarios y frecuencias, a saber: después de las 19.30 las unidades del transporte público se llegan sólo hasta ruta 213 y avenida 178 (ingreso a Itaembé Miní), más o menos unas ocho o nueve cuadras para llegar hasta el último barrio.“Son excusas”Según los relatos que pudo recoger PRIMERA EDICIÓN tras una recorrida por la zona, ésta se encuentra perfectamente iluminada, con lo cual las excusas que les ofrecen desde la empresa aludiendo a la inseguridad, les parecen “infundadas”. Asimismo el estado del camino, pese a en ciertos tramos que no está asfaltado, es óptimo.“En un principio, cuando se comenzaron a mudar los primeros vecinos, hubo ataques y robos a los choferes. Ciertamente era un paraje peligroso por la escasa iluminación, pero con los años todo esto mejoró. No queremos que nos dejen abandonados a mitad de camino. Realmente necesitamos el servicio, no que nos dejen a nuestra suerte”, insistió.La frecuencia es otro motivo de queja, porque “dicen que es cada 20 minutos, aunque jamás se cumple. Además, los días feriados ese lapso se extiende a cada hora. Somos muchos los vecinos afectados y vamos a ser cada vez más, hace unos meses inauguraron un barrio nuevo. Es como mandarnos al confín y los que no tenemos medios para salir por nuestra cuenta sufrimos muchísimo”, lamentó.





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