POSADAS. Una práctica milenaria como lo es el consumo de coca, ya sea como un té estimulante o mascada para curar el “mal de montaña”, no se considera dañina, tóxica, ni ilegal. No obstante esta práctica cultural originada en regiones situadas a cierto nivel de altura con relación al mar está empezando a ser analizada por investigadores y especialistas, principalmente a partir del fenómeno actual de consumo, ya que se extendió hacia otros territorios cultural y geográficamente distintos de donde es originario el hábito.Desde la perspectiva de la licenciada en psicología Aidé Lohaiza, especialista en temáticas de adicciones: “Los misioneros podemos decir somos adictos al mate, lo que pasa es que todavía, salvo para los enfermos de gastritis, no se ha descubierto que el mate dañe a quienes lo consumen. Esto se encierra dentro de los hábitos naturales de consumo, como ocurre con la hoja de coca en zonas a cierta altura sobre el nivel del mar. Y es distinto en Misiones, donde tenemos otra geografía. No se puede banalizar su consumo, menos entre los jóvenes”, apuntó. Vale decir que su bebida como té produce un efecto energizante similar al del café, dados principalmente por la cantidad de hojas que se utilicen. Según una consulta de PRIMERA EDICIÓN a una fuente ligada a la investigación del consumo de sustancias en la Capital provincial, el mascado de hojas de coca o su consumo como té no es ilegal, salvo que el consumidor o distribuidor tenga una cantidad exagerada en kilos. Cultura y región geográficaNo obstante, en otras regiones el consumo tiene otras aristas y ha sido promovido principalmente entre los trabajadores del volante, pero de acuerdo a los términos de Lohaiza “hay que seguir de cerca su creciente práctica entre los jóvenes”, quienes según ella “priorizan lo que leen en Internet y se realzan sus efectos, sin tener en cuenta que todo lo que sea estimulante debe tener una prescripción y control medico”. En los adultos, la práctica tampoco puede tomarse tan a la ligera ya que “silencia”, por ejemplo, síntomas de cansancio y estrés, lo que a la larga puede ser dañino para la salud física y mental. “Es necesario cuidar más a los adolescentes y evitar que sigan experimentando con sustancias o actividades perjudiciales. Los adultos, al estar tan desatentos con nuestros hijos y focalizados laboralmente, no sólo permitimos el uso sino que naturalizamos el consumo. El alcohol es un claro ejemplo”, graficó.Según la especialista, “los autores que estudian la juventud han señalado que las representaciones y prácticas juveniles debieran ser leídas como metáfora del cambio social”. “Es decir, un conjunto de elementos que entre los jóvenes apuntan a nuevas concepciones de la política, de lo social, de la cultura y a los modos de relación con el propio cuerpo, con las instituciones y con los elementos socioculturales. El análisis de estas dimensiones revela las formas y contenidos que puede ir asumiendo la sociedad. No hay duda de que representa una tarea compleja, pero el desafío debe ser planteado. La forma virtual de comunicación en los tiempos que corren tiene aristas que si no se saben diferenciar de lo que implica el rigor del conocimiento científico promueve no solo a la naturalización del consumo sino que apuntala la formación de movimientos a favor del libre consumo”, enfatizó. AutocultivoDesde ese lugar, una referente del autocultivo en Misiones y difusora de un fanzine informativo, Nadia Aem, sostuvo que “lo natural no debería ser ilegal”. “La utilización de plantas medicinales en la cosmogonía de los pueblos es amplia y tiene cientos de años de práctica, dentro de estas plantas están los enteógenos (o alucinógenos), que están prohibidos hace a penas 52 años, cuando en 1961 se realizó la Convención Única de Estupefacientes que incluyó en su lista a la coca, la marihuana, la ayahuasca, los hongos y cactus, y todos los derivados o síntesis de los componentes activos de estas plantas”, enfatizó la joven.De acuerdo a sus apuntes “son milenarios sus usos religiosos y medicinales, pero hoy son parte de una lista que comprende como estupefaciente o droga al consumo de estas plantas o sus preparados naturales, que no sólo son soluciones a muchas afecciones y enfermedades, sino que también comprenden al uso religioso y cultural de muchas comunidades indígenas de América Latina y de Los Andes en particular, que están constantemente amenazadas económica y políticamente”.Para la editora del fanzine “es importante la histórica lucha de Bolivia ante la indiscriminada intervención estadounidense en el país andino. La prohibición es una imposición de una cultura y un poder dominante. ¿Cómo sería la posición de los/las argentinos/as y su gobierno si pasara a ingresar a la lista de sustancias prohibidas el consumo y utilización de yerba mate?El consumo crónico de mate genera gastritis y cierta dependencia, no se recomienda el consumo de infusiones de yerba mate a niños, ya que sus propiedades estimulantes podría afectarles. Además, está contraindicada en casos de presentar problemas de nerviosismo o ansiedad, el consumo de yerba puede provocar entre otros efectos adversos insomnio, náuseas y dolor de cabeza. “Por lo que la yerba mate también podría ingresar en la lista (Yerba Mate libre, de Guillermo de Posfay) según las políticas estadounidenses, medidas que logran imponerse en nombre de la salud mundial sobre las determinaciones de los pueblos libres”, dijo.





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