RANCHO MIRAGE, Estados Unidos (AFP-NA). El presidente estadounidense, Barack Obama, y su homólogo chino, Xi Jinping, se recluyeron ayer en un oasis del desierto californiano (oeste del país), en una cumbre distendida para generar química personal entre ambos líderes.Pero Obama -que ya se había encontrado con Xi a principios de 2012 cuando éste era vicepresidente- tiene un propósito más amplio: intentar deducir la visión estratégica del hombre que guiará a la creciente China más allá de su propia presidencia, por lo que los resultados del encuentro no tendrán tanto un efecto inmediato como en el largo plazo.No se esperaba que Obama y Xi se reunieran hasta la cumbre del G-8 en Rusia en septiembre, pero ambas partes valoraron los beneficios de un encuentro temprano. Los mandatarios dejarán de lado la formalidad y las convenciones de los encuentros sino-estadounidenses normalmente programados minuto a minuto, en su encuentro en el suntuoso retiro de Annenberg.Obama y Xi se reunieron por la tarde y hoy volverán a hacerlo. La Casa Blanca no espera grandes avances, en parte debido a la rapidez con que se organizó la agenda y en parte debido a lo agudo de los temas que enfrentan a ambos líderes.Pero se esperan conversaciones con mucha franqueza sobre seguridad informática, tras una serie de informes acerca de operaciones desde China para robar grandes secretos militares y comerciales estadounidenses. China ha dicho creer que también es víctima de espionaje informático y confrontará a Washington sobre sus propias actividades.En un intento por asegurar que el tema no ensombrezca la cumbre, ambas partes ya han anunciado que sostendrán conversaciones a nivel de grupos de trabajo sobre ciber-seguridad en julio. El capítulo Corea del Norte también estará sobre la mesa. Los funcionarios estadounidense se han mostrado alentados por las señales de que China se está impacientando con las bravuconadas de Pyongyang.A Xi también le interesará escuchar las explicaciones de Obama sobre su posicionamiento militar y diplomático Asia-Pacífico, que ha irritado a Pekín, y que buscaría contener el ascenso de China. Por su lado, Obama está presionado para enfrentar lo que líderes empresariales estadounidenses consideran políticas económicas depredadoras de China, así como el robo de la propiedad intelectual estadounidense.Ya hay especulaciones en Washington sobre los próximos pasos si Obama y Xi llegan a congeniar. John Frisbie, presidente del Consejo Empresarial China-Estados Unidos, dijo que las conversaciones ya eran un 50% exitosas por el solo hecho de tener lugar en esta fecha tan temprana. “Dependiendo de cómo se den las cosas este fin de semana, el próximo paso (…) podría ser una cumbre presidencial anual”, dijo.“Mucha gente, nosotros incluidos (…) sentimos esta es una relación bilateral importante, una de las más importantes, si no la más importante, para ambos países”, indicó. Previo a las conversaciones, activistas y familiares de prisioneros políticos encarcelados en China instaron a Obama a hacer de los derechos humanos una prioridad en las conversaciones.“El presidente Obama debería dejar la diplomacia centrada en temas comerciales y en cambio impulsar la diplomacia centrada en los derechos humanos”, dijo Chen Guangcheng, el abogado ciego que el año pasado escapó de su arresto domiciliario en Shandong (este de China) para refugiarse en la embajada de Estados Unidos.





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