POSADAS. Por tercera vez en lo que va del año, efectivos de la Policía de Misiones quedaron en el ojo de la tormenta, aunque esta vez no se trata de subalternos, sino del jefe de la comisaría seccional Decimoquinta y de un oficial de esa dependencia, quienes fueron detenidos bajo sospechas de adulterar los números de chasis y motor de un vehículo que permanecía secuestrado en la delegación.La investigación se inició después de que desde la comisaría se solicitara el peritaje del rodado en dos oportunidades, con un día de diferencia. El primer procedimiento arrojó resultados normales, pero 24 horas después, la segunda pericia reveló que el metálico donde figura el número de chasis había sido cortado y el número de serie del motor, adulterado.Ante esta situación, el magistrado Marcelo Cardozo, al frente del Juzgado de Instrucción 1 de la Primera Circunscripción Judicial, con asiento en Posadas, ordenó la detención de los dos servidores públicos, quienes permanecen tras las rejas desde la noche del último jueves, cuando se llevó a cabo un allanamiento en la jurisdiccional.Por el momento, tanto el comisario como el oficial permanecen en situación pasiva hasta que la Justicia dictamine el grado de responsabilidad que le cabe a cada uno en relación con el grave delito que se investiga.Procedimiento “sospechoso”Todo comenzó el último lunes, feriado puente, cuando efectivos de la fuerza provincial secuestraron un utilitario Peugeot Partner que tenía pedido de secuestro emanado desde Buenos Aires. Al parecer, la camioneta había sido robada en tierras bonaerenses e increíblemente llegó hasta Misiones.Como marcan los procedimientos, la Partner fue secuestrada por los uniformados y trasladada hasta la comisaría jurisdiccional, en este caso la Decimoquinta, emplazada en el barrio San Isidro, al sur del Gran Posadas, en la zona del autódromo local.Ese mismo día, desde la Decimoquinta llamaron por teléfono a la Dirección de Criminalística de la fuerza provincial solicitando una comisión para llevar adelante la correspondiente pericia sobre el vehículo. Una fuente judicial le contó a PRIMERA EDICIÓN que habría sido el mismo jefe de la comisaría quien se comunicó con la oficina emplazada en Jefatura.Aquel primer procedimiento de los criminalistas no descubrió nada extraño: pese a que la Partner era robada, los números de serie del motor y del chasis permanecían intactos. Todo estaba en orden.Hasta ahí, nada fuera de lo común. Sin embargo, al otro día volvió a sonar el teléfono en Criminalística. Otra vez llamaban desde la Decimoquinta solicitando un peritaje sobre la Partner. La fuente reiteró que, otra vez, sería el mismo jefe de la dependencia quien volvió a comunicarse. Debió insistir ante la primera negativa de los criminalistas que, claro, aducían que ya habían revisado la Peugeot. Esa segunda pericia se realizó al día siguiente, es decir, el martes 2 de abril. Lo curioso e increíble es que ese procedimiento arrojó resultados totalmente diferentes al primero: ahora, el número de chasis -que va en una ‘chapita’, a un costado del baúl- había desaparecido por completo, mientras que el número de serie del motor tenía una cifrada ‘picada’, es decir, dañada o adulterada.A los peritos les llamó la atención que se haya pedido dos veces el procedimiento, con un día de diferencia. Fue entonces que en el seno de Criminalística comenzaron a sospechar, hasta que las dos guardias se reunieron. “¡Pero cómo! Si ayer hicimos las pericias y estaba todo en orden”, fue -palabras más, palabras menos- la reflexión que disparó la pesquisa.Desde ese momento, desde la propia Dirección General de Seguridad y de Asuntos Internos de la Policía de Misiones se inició una profunda investigación al respecto, basándose en la irregularidad descubierta por los peritos.Así fue como el caso trascendió y desde la Jefatura dieron aviso al juez Cardozo. A última hora del jueves, el magistrado finalmente ordenó un allanamiento en la comisaría. Hasta San Isidro llegó acompañado por el segundo jefe de la fuerza, comisario general Orlando Amarilla; el comisario general Juan Carlos Espíndola, director general de Seguridad; y el general Oscar Flecha, a cargo de la Dirección de Investigaciones.En el lugar, el juez incautó el libro de guardia junto con el sumario que se sustanciaba por el secuestro de la Peugeot Partner. El vehículo también fue secuestrado y nuevamente será sometido a pericias en las últimas horas.En ese mismo lugar, Cardozo ordenó la detención del jefe de la Decimoquinta y de un oficial con prestación de servicios en ese lugar, cuya firma aparece con nombre y apellido en las dos solicitudes de pericias elevadas a Criminalística.Una vez apresados, los dos uniformados quedan automáticamente en situación pasiva mientras la Justicia investiga la responsabilidad de ambos en el grave delito por el que se los detuvo.En las próximas horas, reveló un portavoz, podrían ser llevados ante Cardozo para prestar declaración indagatoria. Ese procedimiento podría arrojar luz o despejar alguna de las dudas que por ahora tienen las autoridades.





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