POSADAS. Un nuevo capítulo, con condimentos picantes, se inscribió ayer en el conflicto que mantienen las mujeres a cargo del comedor ubicado en Santa Rita y el cura párroco de esa comunidad, quien pretende que las mismas desalojen el lugar que ocupan hace 18 años y para ello procedió al cambio de cerraduras de las puertas y el candado del portón de acceso, como ya lo había hecho en la jornada del miércoles. Además, realizó declaraciones en un programa radial que se emite por LT4, en el que expresó, entre otras, que “hasta acá llegó mi amor. Muchos medios hablan al pedo, iba muy poca gente (al comedor) a comer”.En la víspera, PRIMERA EDICIÓN reflejó la situación contando que el comedor funciona hace 18 años en ese predio contiguo a la parroquia, donde lograron edificar las instalaciones actuales con fondos de Naciones Unidades, a través de Desarrollo Social de la Nación, y que no tienen otro espacio donde cocinar las 300 raciones que sirven diariamente. El miércoles, cuando intentaron acceder al salón se encontraron con la sorpresa de que el párroco Marcelo les había cambiado la cerradura y el candado. El abogado Roque Fessler, quien se acercó a colaborar con las cocineras, señaló en ese momento que “el gran problema es que nunca hubo una notificación formal, sólo un pedido de que se retiren, pero no se materializó en un escrito y esta gente hace 18 años que trabaja aquí”. Luego, resolvieron llamar a un cerrajero, ingresaron al lugar, cocinaron y entregaron las raciones para quienes a diario acuden a retirar la comida. Parecía que todo podía quedar en eso, hasta tanto se resuelva la cuestión de manera más formal.Sin embargo, según explicó Betty, una de las cocineras, “ese mismo miércoles al mediodía vino la Policía porque aparentemente había una denuncia en contra nuestra, vio que estábamos trabajando y se fue. Al rato volvió porque había una reiteración de la denuncia y entonces tomó fotos del candado y la cerradura, pero seguimos sirviendo. Después, a eso de las 19, unos vecinos nos avisaron que nuevamente estaban cambiando la cerradura y el candado a pedido del cura. Y realmente fue así, porque hoy a la mañana (ayer) no pudimos ingresar. Esto es insólito. Lo cierto es que no pudimos cocinar en un día de lluvia donde muchas personas no tienen nada para comer y todo por la decisión de una sola persona que se empecina en hacer lo que se le antoja”, apuntó. Las mujeres aguardaron durante gran parte de la mañana de ayer, refugiadas de la lluvia bajo un alero, a que alguien se acerque a brindarles una explicación oficial de por qué no podían abrir el lugar, pero eso no ocurrió.“No tenemos nada que ocultar, lo único que hacemos es preparar la comida para mucha gente”, indicó una de las cocineras. “El comedor ya no es necesario”En declaraciones radiales, el párroco de Santa Rita indicó que “en 2007 el padre Barros le hizo un contrato sólo por un año (al comedor). Hoy ese contrato está vencido. El comedor ya no es necesario. Desde Cáritas queremos enseñar a trabajar en ese lugar”. A través de LT4 Red Ciudadana, el cura se refirió a quienes asisten al comedor y apuntó que “ahora todos tienen un plan. Queremos enseñar a pescar y no regalar pescado”. También agregó que “hasta acá llegó mi amor. Muchos medios hablan al pedo, (porque) iba muy poca gente a comer. Había gente que cambiaba la comida por bebida o se la daba al perro. Hay gente (cocineras) que no va los feriados al comedor. ¿La gente no come los feriados, fin de semanas, Pascua? Esos días no se abre el comedor”.Las declaraciones del párroco generaron rechazo e indignación en las mujeres que aguardaban, en vano, ingresar para cumplir con su tarea y ofrecer un plato de comida a unas 300 personas, según sus cálculos. “Hay que ponerse en los zapatos del pobre en un día de lluvia como hoy, los dejamos sin un plato de comida. Eso el padre no lo sabe porque nunca pasó necesidades. Dijo que a los diez años salió a vender pan para su mamá, pero ese ejemplo no se puede generalizar porque acá le damos de comer a los abuelitos, discapacitados que no pueden venir, no porque no quieran, sino porque ni siquiera pueden moverse, entonces les llevan sus porciones. Y el lunes, feriado, acá se cocinó normalmente”, resaltó una de las mujeres a punto de quebrarse.





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