Corta, pero intensa fue la semana que precedió al feriado más extenso del que se tenga memoria. Por un lado, los avatares de la economía argentina motivaron medidas que ya a nadie sorprenden y por otro, se fueron disipando las ondas de paz y amor que habían invadido a la política vernácula tras la elección del primer Papa nacido en el país.Con fecha de puesta en práctica aún incierta, y con la decisión de su implementación sin ser asentada en documento alguno, la largamente anunciada tarjeta de compras ideada por el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, gana terreno, al menos en la agenda mediática. Para las entidades financieras que emiten plásticos similares en principio fue una bomba de humo para amedrentar. Ahora la ven como una seria amenaza, pese a que nada garantiza que su funcionamiento logre el supuesto cometido de beneficiar a los consumidores. Esto a juzgar por otras iniciativas de Moreno que tuvieron módico impacto, como los cortes de carne a bajos costos “para todos”, que jamás llegaron a manos de compradores del interior, por ejemplo.La “Supercard”, en teoría, será manejada por los supermercadistas, y cobrará una comisión más baja que la que se abona hoy a las emisoras de las tarjetas más utilizadas. En la reunión donde se acordó su inminente lanzamiento, también se selló la continuidad del congelamiento de precios hasta el 31 de mayo y una gradual luz verde para el incremento de los precios que cobran los proveedores, que no deberán llegar a los consumidores. Ahora bien, ¿qué precios se congelaron efectivamente si no se difunden las listas de referencia y diferentes mediciones siguen registrando una escalada en los supermercados? La inflación continúa su marcha destructiva en las economías domésticas y queda claro que los golpes de efecto no alcanzan para combatirla. El atraso en el tipo de cambio (con una brecha que parece imposible de achicarse entre el dólar oficial y el paralelo) y la fuerte emisión monetaria, que si bien se frenó un poco, agitan el incendio con fuertes ráfagas.A todo esto, las reservas del Banco Central siguen en picada y los cortocircuitos entre los integrantes del equipo económico se tornan cada vez más indisimulables. Para reforzar la recaudación, la Afip lanzó una moratoria impositiva, aduanera y de seguridad social, con planes de pago de 120 cuotas. También se redobló la presión al campo para que liquide los granos y fluyan dólares frescos. Son más de 5.000 millones de billetes verdes los que están en juego, nada menos.Fortalecer las arcas, alejar (aunque no se lo nombre) el fantasma de la inflación y calmar los ánimos de los bonistas que no entraron en el canje, para no caer en el peligroso default técnico, son los objetivos a corto plazo del Gobierno.Ayer por la madrugada, la Argentina presentó ante el Tribunal de Apelaciones de Nueva York la oferta para los fondos buitre y los trece inversores minoristas. Se trata de dos alternativas, con un ofrecimiento similar al que se hizo en el canje de la deuda de 2010, pero se agrega un pago en efectivo. Ahora tienen la palabra los tres jueces. Atrás parecen haber quedado las bravuconadas contra los holdouts y las aseveraciones de que no se les iba a pagar “un peso”.A la carga contra ScioliEso de “no sacarle el cuero al otro”, “dialogar” y respetar las diferencias, promovido por Francisco, se diluyó esta semana en la arena política cuando los alfiles del cristinismo atacaron sin piedad al gobernador bonaerense Daniel Scioli, al que no quieren como heredero para 2015, pero al que tampoco quieren echar del redil por la enorme imagen positiva que ostenta. Desde el jefe de Gabinete hasta los ministros de Planificación e Interior, pasando por los diputados oficialistas más fanatizados, fustigaron al primer mandatario bonaerense por sus reuniones con opositores y “traidores” (como Julio Cobos), su “no alineamiento” y su presunta flojera de gestión en relación con el interminable paro docente, que tendrá otras 72 horas de aulas vacías desde el 8 de abril y al que muchos operadores sciolistas le adjudican directamente un afán destituyente.Tal fue la presión ejercida, que el propio Scioli salió a defenderse, rechazando críticas, pidiendo a algunos funcionarios nacionales (como Florencio Randazzo) que se dediquen a cumplir sus funciones y reafirmando su pertenencia al llamado proyecto nacional y popular. ¿Habrá tregua con él? Muy difícil. Hoy por hoy, sólo el caudal de votos de Scioli, las dificultad en la designación del heredero (si Cristina no consigue una reforma constitucional para una re-reelección) y las turbulencias de la economía se vislumbran como los principales escollos del oficialismo. ¿Y la oposición? Endeble. Hay sectores como el radicalismo y el socialismo que sufren el síndrome de la falta de ensamblamiento y de fijación de objetivos comunes. Otros, como el peronismo no kirchnerista (con los moyanistas incluidos) se mueven con la única esperanza de que Scioli rompa definitivamente con Cristina y se lance en sus brazos.Octubre parece lejano. Pero en política nada es lo que parece y los tiempos del calendario no necesariamente coinciden con los de su lógica. Definiendo las listasEsto también se siente en Misiones, donde sin estridencias, el reloj de campaña empezó la cuenta regresiva y las miradas se centran en la coalición gobernante, donde las negociaciones para el armado de las listas a diputados provinciales y nacionales están en marcha.Comentan fuentes cercanas a la cúspide renovadora que el actual ministro de Gobierno, Jorge Franco, es número puesto para integrar la lista de diputados nacionales y no como premio a su gestión justamente. El propio gobernador habría hecho saber su malestar con el médico de Cerro Azul por el virtual estado de descontrol que se vive puertas adentro de la Policía. El enojo empezó a moldearse con la protesta policial del año pasado, que Franco no vio venir, y llegó al punto sin retorno este trimestre con la muerte de la docente Carmen Rosa (de Garupá), por el que están presos dos uniformados, y el robo fallido de armas de guerra del instituto de formación policial de Miguel Lanús, causa que tiene como implicado a un cabo de la institución. Tanto al ministro como al jefe y al subjefe de la fuerza los acusan de “blandos”.La movida de Franco como candidato disparó de inmediato dos preguntas: ¿quién lo reemplazará en Gobierno? y ¿qué pasará con Pelito Escobar, el otro diputable que había sonado hasta ahora? A la primera, hay una respuesta posible: dicen que Julio Lenzken, subsecretario de Seguridad, ya se está probando el traje. La segunda aún no
tiene.Como a nivel nacional, al oficialismo lo único que le inquieta son los ruidos internos, porque la oposición (salvo alguna que otra excepción) sigue a la deriva. Con dos ejemplos alcanza: el coma inducido en el que se encuentra el PJ oficial y el desangramiento del radicalismo luego de las polémicas internas (los paños fríos que tendió Damiani no alcanzaron para frenar las críticas).Cuotazo y temorOtro dilema que desvela al Gobierno, aunque no lo admita, es el de los reclamos por las cuotas del Iprodha. Muchos funcionarios temen que la ola se extienda, porque la bronca contra el Instituto viene desde hace tiempo y en distintas ciudades. Empezó cuando el organismo pasó de ser una dependencia con fines sociales a una inmobiliaria vip, con apetencias cada vez más grandes de dinero. Corta, pero intensa, la mini semana incluyó casi al cierre la decisión del INYM de enviar al laudo el precio de la yerba mate. Distintos sectores ya adelantaron, en medio de duros cuestionamientos contra el Instituto, que el directorio se movió con inoperancia e irresponsabilidad. Hay un frente de tormenta en el horizonte del INYM, una herramienta importante que hasta ahora, para distintos eslabones de la cadena productiva, no ha servido de mucho.




Discussion about this post