<p>El peso de una decisión</p><p> </p><p>Casi la mitad (el 42%) de los 1.200 millones de católicos que hay en el mundo viven en Latinoamérica, cifra muy superior al 25% que suman los europeos de la misma religión.</p><p>Pero la Iglesia Católica nunca había designado a un latinoamericano como Papa. Después de la muerte del polaco Juan Pablo II el arzobispo jesuita de Buenos Aires, Jorge Bergoglio, fue el segundo candidato más votado por sus pares en 2005.</p><p>Bergoglio ha cumplido ya los 76 años y ningún vaticanista lo colocaba el lunes entre los candidatos con más opciones. </p><p>No obstante, el portavoz del Arzobispado de Buenos Aires, Federico Walls, informó el lunes de que Bergoglio “es papable como los demás cardenales”. Y señaló que su figura “es muy apreciada no sólo a nivel nacional sino internacional”.</p><p>Sin embargo, el lunes sonaba el nombre de otro argentino con más opciones que el de Bergoglio. Se trata del cardenal Leonardo Sandri, el hombre que ejerció de portavoz de Juan Pablo II durante los meses en que su convalecencia le impidió hablar.</p><p>De hecho, Sandri saltó a la fama internacional cuando el 2 de abril de 2005 anunció la muerte de Juan Pablo II. “Nuestro amadísimo Padre ha vuelto a la casa del Padre. Roguemos por él”, dijo aquel día.</p><p>En el panorama actual de América Latina, las iglesias evangélicas han experimentado un enorme auge, especialmente en Centroamérica y Brasil.</p><p>A la Iglesia católica preocupa especialmente el caso de Brasil, ya que se ha convertido en uno de los países con mayor número de protestantes, detrás de Estados Unidos, Reino Unido y al mismo nivel que Alemania o Sudáfrica.</p><p>La elección de un Papa latinoamericano podría suponer un freno a esa expansión evangélica en el continente. </p><p> </p><p> </p><p>Haciendo historia </p><p>La elección del cardenal argentino Jorge Mario Bergoglio como nuevo papa, que escogió el nombre de Francisco I, cierra un período inusual en la historia de la Iglesia, tras la renuncia de Benedicto XVI.</p><p>Desde el pasado 28 de febrero, fecha en que Benedicto XVI anunció su renuncia, hasta ayer, cuando se eligió un nuevo papa, el Vaticano ha vivido momentos de emotividad por la despedida y de reuniones constantes para dar con la persona idónea para ocupar el Sillón de Pedro.</p><p>El 11 de febrero de 2013, Benedicto XVI comunicó en latín su renuncia a partir del 28 de febrero y que lo hacía por su “edad avanzada” y por sentir que le faltaba el vigor para seguir en el cargo.</p><p> </p><p>El paso a paso</p><p>• 13 de febrero. En su primera aparición pública tras comunicar su renuncia, Benedicto XVI aseguró que había renunciado “en plena libertad por el bien de la Iglesia”.</p><p>• 24 de febrero. Dirigió el último rezo del Ángelus como papa desde la ventana de su apartamento, ante más de 200.000 personas congregadas en la plaza de San Pedro.</p><p>• 25 de febrero. Dio libertad, mediante “motu proprio” (documento papal), a la </p><p>Congregación de Cardenales para que pueda adelantar el cónclave.</p><p>> Aceptó la renuncia del cardenal Keith O’Brien como arzobispo de St. Andrews y Edimburgo, tras ser acusado éste por otros sacerdotes de acoso en los años ochenta.</p><p>> Recibió en el Vaticano a los tres cardenales que investigaron el escándalo “Vatileaks”: el español Julian Herranz, el italiano Salvatore De Giorgi y el eslovaco Jozef Tomko.</p><p>• 26 de febrero. Se anuncia que Benedicto XVI seguirá llamándose Su Santidad Benedicto XVI, tendrá el título de “papa emérito” o “Romano Pontífice emérito”, dejará de usar el anillo del Pescador, vestirá sotana blanca, sin esclavina, y calzará zapatos marrones.</p><p>• 27 de febrero. Última audiencia de Benedicto XVI en la plaza de San Pedro. Reconoce que ha tenido momentos difíciles durante su pontificado y que su renuncia no significa volver a la vida privada.</p><p>> Benedicto XVI envía su último tuit: “Quisiera que cada uno de vosotros experimentara la alegría de ser cristiano, de sentirse amado por Dios, que nos ha enviado a su Hijo”.</p><p>• 28 de febrero. Benedicto XVI se despide de los cardenales y promete respeto incondicional y obediencia al nuevo papa.</p><p>> Benedicto XVI se despide de su personal de servicio y en helicóptero se traslada a Castel Gandolfo, donde residirá hasta que se le habilite su lugar definitivo.</p><p>> Al llegar a Castel Gandolfo, desde la terraza, Benedicto XVI afirma: "Ya no soy el pontífice, sino un peregrino más” en el discurso que dirige a los fieles reunidos en la plaza.</p><p>> A las 20 (16 en Argentina) Benedicto XVI deja de ser papa. La Iglesia entra en período de “sede vacante” y la Guardia Suiza, encargada de la seguridad del papa, se retira de Castel Gandolfo.</p><p>• 4 de marzo. Comienzan las congregaciones de cardenales para preparar el cónclave que elegirá al sucesor de Benedicto XVI. El portavoz vaticano, Federico Lombardi, afirma que los cardenales “no tienen prisa” por fijar la fecha de inicio del cónclave.</p><p>• 7 de marzo. Cuatro días después de comenzar las reuniones preparatorias del cónclave que elegirá al sucesor de Benedicto XVI, los cardenales siguen sin fijar la fecha. Se retira el gran escudo del papa emérito de los Jardines Vaticanos.</p><p>• 8 de marzo. Se anuncia que el segundo cónclave del tercer milenio, del que debe salir el sucesor de Benedicto XVI, comenzará el 12 de marzo, martes, según decisión del Colegio Cardenalicio tras cinco días de reuniones y ocho congregaciones generales (reuniones preparatorias).</p><p>• 9 de marzo. La chimenea por la que saldrá la “fumata blanca” que anunciará al mundo que la Iglesia Católica tiene nuevo papa es colocada en la capilla Sixtina, lugar donde se desarrollará el cónclave del que saldrá el sucesor de Benedicto XVI.</p><p>• 12 de marzo. Los 115 cardenales que eligen al nuevo papa se trasladan a la residencia de Santa Marta, dentro del Vaticano, donde se alojan durante los d&ia
cute;as que dure el cónclave.</p><p>> Se celebra en la basílica de San Pedro del Vaticano la Misa votiva “Pro eligendo Pontifice”, que oficia el decano del colegio cardenalicio, Angelo Sodano. El cardenal Sodano pide en la misa previa al cónclave la unidad en la Iglesia.</p><p>> Los 115 cardenales que eligen al sucesor de Benedicto XVI quedan encerrados en la capilla Sixtina, una vez que el Maestro de Ceremonias pronuncia la frase “Extra Omnes” (todos fuera), dando comienzo al cónclave.</p><p>> Primera “fumata negra” que anuncia que no hay papa.</p><p>• 13 de marzo, 11.39 hora local (7.39 en Argentina). Segunda “fumata negra” tras dos votaciones sin consenso en la reunión matinal del cónclave.</p><p>> 9.08 hora local (15.08 en Argentina). “Fumata blanca” que anuncia la elección del nuevo pontífice en la reunión de la tarde.</p><p>> El cardenal protodiácono Jean-Louis Tauran anuncia la elección del cardenal argentino Jorge Mario Bergoglio, arzobispo de Buenos Aires y jesuita de 76 años, como el nuevo papa, que escoge el nombre de Francisco I.</p><p>> El nuevo papa Francisco I se presenta a las decenas de miles de fieles que abarrotan la plaza de San Pedro del Vaticano.</p><p> </p><p>El nombre… </p><p>una clave </p><p>I ncluso antes de pronunciar sus primeras palabras en público, el nuevo Papa electo en el cónclave, envió a los católicos del mundo un mensaje codificado a través del nombre que eligió: Francisco I.</p><p>Quizá no sea un mensaje inmediatamente comprensible. </p><p>Optar por un nombre poco escuchado proveniente del pasado papal distante -como por ejemplo Hilario o Ceferino- haría que los católicos corran a buscar sus libros de historia para ver qué podría significar tal selección.</p><p>Pero si el nuevo pontífice escoge uno de los nombres de la historia papal más reciente -Benedicto, Juan Pablo o sólo Juan- eso indicaría claramente que el nuevo líder de los 1.200 millones de feligreses quiere continuidad con el papado al que su denominación hace referencia.</p><p>Un nombre que resonaba en Roma antes de que los 115 cardenales electores ingresaran en la Capilla Sixtina para que comience el cónclave el martes era Francisco.</p><p>Francisco de Asis fue el santo más parecido a la figura de Jesús por su humilde procedencia. Benedicto VXI quería que se regresara en materia de teología al núcleo principal de la Iglesia, que es Jesús.</p><p>Ningún Papa ha elegido nunca el nombre de San Francisco de Asís, el reformador del siglo XIII que vivía en la pobreza y dijo a sus seguidores: “Predica siempre el Evangelio, si es necesario usa palabras”.</p><p> </p><p>Progresistas y conservadores</p><p>León, del latín homónimo, lideraba la lista de apuestas de Paddy Power, un corredor de apuestas de Dublín que juega con las diversas posibilidades en torno al nuevo pontífice, como su nombre y edad.</p><p>El nombre tiene cierta fuerza progresista, dado que el último en elegirlo, el Papa León XIII, ayudó a la Iglesia a modernizar su pensamiento sobre la era industrial durante su papado, entre 1878 y 1903.</p><p>Su encíclica titulada “Rerum Novarum” (Sobre Cosas Nuevas) fue la primera sobre justicia social y defendió los derechos de los trabajadores. Argumentaba que tanto el comunismo como el capitalismo eran imperfectos y que el Estado debía trabajar por el bien común de todos sus ciudadanos.</p><p>La opción preferencial por los pobres que implica ese nombre se convirtió en una bandera en América Latina, por lo que un candidato de la región -el cardenal brasileño Odilo Scherer fue uno de los más frecuentemente mencionados- podría escogerlo.</p><p>Pío, usado por última vez por Pío XII entre 1939 y 1958, hubiera indicado cierto tinte conservador mientras que Juan, que remite a su sucesor, Juan XXIII, que lideró a la Iglesia entre 1958 y 1962, podría hacer referencia tanto a un pastor compasivo como a un reformador.</p><p>Juan XXIII fue un Papa de estilo jovial que llevó a cabo el Concilio Vaticano Segundo (1962-1965), que produjo algunas reformas que los últimos papas rechazaron.</p><p>El cardenal de Milán, Angelo Scola, otro de los que fueran máximos candidatos, podría optar por Pío, el segundo nombre en la lista de apuestas. En un sermón el domingo dijo que el próximo Papa debería guiar a la Iglesia “sobre las huellas marcadas por los grandes papas de los últimos 150 años”.</p><p>Hubo cuatro papas llamados Pío en el último siglo y medio, todos ellos marcadamente conservadores y seguidores de la idea de un papado fuertemente centralizado. El más reciente, incluso es una figura controvertida por su papel durante la Segunda Guerra Mundial.</p><p>Tras su elección en el 2005, el cardenal alemán Joseph Ratzinger dijo que optaba por el nombre Benedicto para honrar a San Benedicto de Nursia, “cuya vida evoca las raíces cristianas de Europa”, y al Papa Benedicto XV, quien buscó la reconciliación durante la Primera Guerra Mundial.</p><p> </p><p>¿Juan Pablo el mínimo?</p><p>La máxima en latín “nomen est omen” -un nombre es una señal- es válida hoy para los papas, como lo fue para los antiguos romanos, cuyos emperadores tomaban nuevos nombres o títulos cuando asumían el poder.</p><p>Cuando Albino Luciani fue electo en 1978, optó por primera vez por un nombre compuesto en la historia papal, Juan Pablo I, para mostrar que quería combinar las reformas de Juan XXIII con la postura más tradicional de su predecesor inmediato, Pablo VI (1963-1978).</p><p>Cuando Juan Pablo I murió 33 días después, el cardenal polaco Karol Wojtyla decidió honrarlo tomando el nombre papal Juan Pablo II.</p><p>Es poco probable que otro pontífice elija nombrarse Juan Pablo en el futuro cercano. Dado que Wojtyla entró en la historia como Juan Pablo el Grande, tal como lo llaman sus seguidores, un sucesor que opte por esa denominación podría arriesgarse a ser conocido como Juan Pablo el Mínimo.</p><p> </p><p>El Papa ideal de los católicos </p><p>L a elección de un nuevo Papa tras la renuncia de Benedicto XVI da un nuevo impulso a las predicciones sobre el futuro de la Iglesia y, al mismo tiempo, despierta las expectativas de los fieles sobre las características que tendrá Francisco I, el hombre que llevará las rie
ndas del catolicismo durante los próximos años. </p><p>Al margen de los retos que asumirá el Pontífice en relación con la doctrina y las necesidades actuales de la Iglesia Católica, los feligreses recrean la imagen de un Papa, que a juicio del padre Enrique García, Vicerrector de la Universidad Católica del Norte, tendrá la oportunidad de liderar los procesos de renovación que demandan los fieles.</p><p>La mayoría de ellos coinciden en que la Iglesia debe estar en manos de un hombre carismático y en contacto directo con sus seguidores. Una imagen similar a la de Juan Pablo II durante los primeros años de su pontificado, y según la opinión de algunos feligreses, algo distante a la de Benedicto XVI.</p><p>Sin embargo, la idea de que el pontífice saliente fue menos carismático que su antecesor no resta importancia a la opinión de algunos católicos que consideran su renuncia como un acto de valentía. Según el padre García “no es solamente una demostración de sinceridad sino una lectura con mucho tino sobre las condiciones físicas y la fortaleza que requiere un Papa”. </p><p>A pesar de las diferencias en el carácter y las distancias que se demarcan entre Bendicto XVI y Juan Pablo II, García asegura que percibe en la feligresía un ambiente de acuerdo alrededor de la necesidad de que el nuevo Papa retome los aspectos más destacados de los dos últimos pontificados. </p><p>En ese sentido aclara que “la Iglesia requiere a un hombre tan claro como Benedicto XVI” y al mismo tiempo alguien que, como Juan Pablo II, logre comunicar de manera amplia el mensaje de la doctrina católica: “La mayoría de los católicos dicen que buscan un Papa fiel a la verdad y que sepa llegar a la gente con el mensaje que Dios quiere transmitir”.</p><p>Otro aspecto que capta la atención de los católicos está relacionado con la nacionalidad del próximo pontífice. La cercanía que la Iglesia ha promovido con países de tradiciones culturales ajenas al culto católico y con el tercer mundo, daba fuerza al llamado para que una persona de origen africano, asiático o latinoamericano, asumiera la conducción de la doctrina católica. </p><p>Esa posibilidad que no estaban en los planes de la mayoría de los fieles, se confirmó con la elección del cardenal argentino Jorge Mario Bergoglio.</p><p>Frente a este punto el padre García sostiene que la nacionalidad del Papa “no tiene una influencia muy marcada en la renovación del catolicismo” e insiste en la necesidad de que antes de cualquier consideración, el sumo pontífice sea claro en su mensaje. </p><p>En síntesis, según el análisis de García, el Papa ideal de los católicos deberá regirse por la defensa de la verdad, reunir las condiciones necesarias para transmitir con efectividad el mensaje de la doctrina católica, establecer canales de comunicación que acerquen a los fieles y finalmente tener las capacidades físicas y mentales que demanda esa posición. </p><p> </p><p>Los desafíos </p><p>para el sucesor de Benedicto XVI </p><p> </p><p>A l anunciar su dimisión prácticamente sin precedentes al trono de Pedro, Benedicto XVI alegó “falta de fuerzas” para hacer frente a su misión en un mundo “sujeto a rápidas transformaciones y sacudido por cuestiones de gran relieve para la vida de la fe”.</p><p>Feroz guardián del dogma durante el papado de Juan Pablo II, Benedicto XVI apostó a lo largo de ocho años por la ortodoxia para hacer frente a las amenazas que pesan sobre la Iglesia.</p><p>Pero su corto pontificado estuvo salpicado de escándalos que han desacreditado la institución, como el de los abusos sexuales, el del banco del Vaticano -el Instituto de Obras para la Religión (IOR)- y el caso “Vatileaks” de filtración de correspondencia privada de Benedicto XVI, que reveló una trama de abuso de poder en la Curia.</p><p>Una semana antes del cónclave, el cardenal sudafricano Wilfrid Napier, arzobispo de Durban, dijo en una entrevista que el nuevo Papa “deberá interrogarse sobre lo que de verdad sirve al bien de los hombres”. </p><p>“Las instituciones eclesiásticas deben ser un apoyo a la acción evangelizadora y no un freno. Demasiadas veces se da más hacia el exterior una imagen de contraposiciones y ambiciones que de servicio a los fieles”, agregó en una entrevista con el diario italiano La Stampa.</p><p>Aunque a nivel doctrinario no parece haber posturas muy opuestas en la jerarquía eclesiástica, dado que los 115 cardenales electores, todos nombrados por Juan Pablo II o Benedicto XVI, son más o menos conservadores, sí existen diferencias respecto a la forma de gobernarla.</p><p>“Precisamente esa unidad doctrinal faculta que se manifiesten sin rémoras las diferencias que existen acerca del problema, completamente mundano, de la gobernanza de la Iglesia”, escribió el filósofo Paolo Flores de Arcais, director de la revista MicroMega, en un editorial publicado en varios diarios.</p><p>“La actitud que ha de tomarse en lo que atañe a la pedofilia del clero y la cuestión de la banca vaticana (IOR) son los dos grandes problemas que ven enfrentados a curiales y anticuriales”, es decir, entre los que trabajan en la maquinaria vaticana y los que viven lejos de Roma, agregó.</p><p>Sin embargo, los eclesiásticos relativizan la gravedad de la situación, afirmando que el cristianismo ha sobrevivido a crisis peores. “No podemos olvidar que todo empezó con una crucifixión y con uno de los doce apóstoles que lo entregó (a Jesucristo)”, dijo el sacerdote español José María Laporte, decano de la Facultad de Comunicación de la Universidad Pontificia de la Santa Croce. </p><p>“Es cierto que hay que hacer reformas y que hay cosas que no van, pero siempre ha sido así. Ha habido también momentos en que los hombres de la Iglesia no hemos estado a la altura de las circunstancias, pero eso no significa que todo esté mal”, dijo a la AFP, resumiendo la posición imperante en buena parte de la Iglesia.</p><p>La modernización más esperada por los expertos es la de la Curia, que todos los cardenales examinaron también antes del cónclave, con el fin de aligerarla. </p><p>“La reforma de la Curia debe conducir a una simplificación de las estructuras, no debe ser un órgano de gobierno”, dijo a la AFP Andrea Tornielli, vaticanista de La Stampa. </p><p>Este experto sugiere que “para
evitar los problemas de los últimos años” se podría introducir un “nuevo organismo colegial” en el gobierno de la Iglesia.</p><p>La colegialidad era una de las grandes metas del Concilio Vaticano II (1963-1965), que intentó poner al día a la institución, algo que los progresistas consideran como un objetivo incumplido.</p><p>El controvertido IOR, que gestiona un patrimonio de 5.000 millones de euros, necesita igualmente una limpieza tras las críticas por su falta de transparencia.</p><p>La mayor publicación religiosa italiana, Famiglia Cristiana, hizo recientemente un llamamiento para que el IOR salga del sistema financiero internacional y se transforme en un “banco ético”.</p><p>El tema del banco fue abordado en el último día de la asamblea de cardenales, la víspera del cónclave, una tardanza que el portavoz del Vaticano justificó diciendo que “no es el punto principal para establecer los criterios para la elección del Papa”.</p><p>Aunque no se ha dicho nada oficialmente, probablemente también se habló de las denuncias de pedofilia de estos últimos años contra numerosos religiosos. Y las asociaciones de víctimas, especialmente las estadounidenses, muy activas, presionarán al nuevo Papa para que actúe y castigue a quienes encubrieron los abusos.</p><p>Otros asuntos relacionados con la moral sexual del catolicismo planearon sobre el cónclave, teniendo en cuenta que uno de los cardenales electores, el británico Keith O’Brien, renunció a participar, tras haber reconocido que tuvo una “conducta sexual inapropiada” en los años 1980.</p><p>Encontrar soluciones al descreimiento creciente y a la fuga de fieles hacia otras religiones, como las evangélicas en Latinoamérica, así como a la disminución de las vocaciones, serán otros retos del nuevo Papa, cuyo primer viaje importante debería ser a Brasil, para asistir en julio a la Jornada Mundial de la Juventud de Río de Janeiro.</p><p>También podría tener que abrir el aplazado debate sobre el celibato de los sacerdotes y el papel de las mujeres dentro de la iglesia y dar respuesta a las evoluciones de la sociedad en materia de sexualidad y de bioética.</p><p>Todo ello mientras continúa promoviendo el diálogo con las otras religiones, en un momento particular con muchas minorías cristianas perseguidas en varios países.</p><p>Pero pese a las peticiones de algunos movimientos católicos de base, todo parece indicar que no hay que esperar un nuevo “aggiornamento”, como el del Concilio Vaticano II. </p><p> </p><p> </p><p>La previa y los entretelones de la inédita elección </p><p>L a elección de Bergoglio fue más corta de lo que se esperaba. No hay que olvidar que el cónclave se inició bajo el signo de la división después de diez reuniones muy intensas del colegio cardenalicio -formado por los 115 electores y los mayores de 80 años- en las que 161 purpurados alzaron su voz para hablar de la situación de la Iglesia. </p><p>Aunque, al inicio de los encuentros, los cardenales prestaron juramento de no filtrar a la prensa el contenido de las discusiones, enseguida se supo que los temas más candentes fueron la necesidad de reformar de la Curia, la postura de la Iglesia ante la pederastia y la situación del IOR, el banco del Vaticano.</p><p>Algunos cardenales -entre ellos los estadounidenses- solicitaron además tener acceso al informe secreto que sobre el caso “Vatileaks” -el robo y filtración de la documentación privada de Joseph Ratzinger- elaboraron tres cardenales octogenarios. Antes de su renuncia, Benedicto XVI determinó que el informe sólo fuese conocido por su sucesor, pero nada más al llegar a Roma muchos de los cardenales insistieron en que, antes de dibujar el perfil del Papa que ahora necesita la Iglesia, sería conveniente saber la situación interna. </p><p>El primero en expresar la preocupación creciente fue el cardenal Raymundo Damasceno, arzobispo de Aparecida y presidente de la Conferencia Episcopal de Brasil: “¿Por qué los cardenales que somos los consejeros más próximos al Papa no podemos tener acceso a dichos documentos?”.</p><p>Finalmente, los tres cardenales que llevaron a cabo la investigación -Jozef Tomko, Salvatore De Giorgi y Julián Herranz- informaron privadamente y sin entrar en detalles y nombres a los purpurados que lo solicitaron. </p><p>También llamó la atención que la décima y última de las congregaciones generales estuviese dedicada a hablar del Instituto para las Obras de Religión (IOR), el banco del Vaticano. </p><p>El secretario de Estado, Tarcisio Bertone, quien además es el presidente de la comisión cardenalicia que controla la entidad, informó a los cardenales de su situación. </p><p>Según algunas filtraciones periodísticas, el cardenal Bertone recibió numerosas críticas durante las congregaciones generales por su manera de dirigir el Vaticano en los últimos años.</p><p>Pero, al margen de los asuntos polémicos, la Iglesia tiene numerosos retos por delante, y todos ellos fueron abordados en los días previos al cónclave. </p><p>Antes de encerrarse en la capilla Sixtina, los cardenales parecían tener claro que la Iglesia necesita ahora un Papa fuerte, un Pontífice capaz de reformar la Curia, organizar los dicasterios (ministerios) del Vaticano para hacerlos más eficaces, limpiar la podredumbre puesta al descubierto por el caso Vatileaks, impulsar el diálogo con el Islam, afrontar de una manera valiente el papel de la mujer en la Iglesia y la postura oficial ante la bioética. </p><p>Un Papa, como dijo el cardenal Angelo Sodano en la misa Pro eligiendo Pontífice, “un pastor que anuncie el evangelio y la misericordia; un buen pastor capaz de dar la vida por sus ovejas”. Un Papa, en suma, que sepa estar al lado de los pobres en un momento de crisis mundial y que a la vez devuelva al Vaticano su influencia perdida.</p><p>Bergoglio figuraba en las apuestas muy por detrás de los principales favoritos, entre ellos el brasileño Odilo Scherer. </p><p>Se dice incluso que durante el Cónclave pidió a sus pares no ser el elegido.</p><p>Primado de Argentina, Jorge Bergoglio goza de gran prestigio por sus dotes intelectuales. Los expertos le consideran “un conservador a nivel de la doctrina” y progresista en materia social”.</p><p>Cardenal de vida austera, no posee automóvil y es un crítico de la globalización. Sin duda escogió su nombre de Papa, nunca antes utilizado, inspirándose en la vida sencilla y entregada a los pobres de San Franci
sco de Asís.</p><p>“Lo debe haber elegido por la pobreza, él siempre fue un gran admirador de Francisco de Asís”, explicó a la televisión argentina su ex vocero Guillermo Marcó.</p><p>Pero su actuación durante los años negros de la dictadura militar argentina (1976-83) suscita controversias por sus esfuerzos por mantener a los jesuitas alejados de la tormenta política.</p><p>Nunca un jesuita había estado a cargo de la Iglesia antes de Bergoglio, que fue elegido en el segundo día de cónclave, al lograr al menos los dos tercios de los votos necesarios, en la quinta ronda de votación. </p><p> </p><p> </p><p>Bergoglio, un Papa argentino </p><p>E l cardenal Jorge Mario Bergoglio, de 76 años, se convirtió ayer en el sucesor de Benedicto XVI y en el primer Papa latinoamericano, además de ser el primer argentino en ocupar el más alto cargo que reserva la Iglesia Católica. </p><p>Su designación para ocupar el sillón de San Pedro es también la primera de un jesuita para dirigir la Iglesia Católica, que jamás ha estado a cargo de un representante de la Compañía de Jesús, aunque algunos expertos señalan que León XIII (1878-1903) tenía formación jesuita.</p><p>“Primero de todo, quiero elevar una oración por nuestro Papa emérito”, han sido las primeras palabras del nuevo Pontífice, que liderará la Iglesia como Francisco I. </p><p>Arzobispo de Buenos Aires y primado de Argentina, ya fue mencionado como uno de los prelados mejor posicionados para suceder a Juan Pablo II y es un jesuita austero, que lleva una vida discreta y cultiva el bajo perfil. Vive desde su juventud con un solo pulmón, goza de un gran prestigio entre sus seguidores que aprecian su total disponibilidad y su forma de vida, alejada de toda ostentación.</p><p>Bergoglio nació el 17 de diciembre de 1936 en el seno de una familia modesta de la capital argentina, hijo de un trabajador ferroviario de origen piamontés y de una ama de casa. Asistió a la escuela pública de donde egresó como técnico químico y a los 22 años se une a la Compañía de Jesús, donde estudia Humanidades y obtiene una licenciatura en Filosofía.</p><p>Tras incursionar en la enseñanza privada, comienza sus estudios en Teología y se ordenó como sacerdote en 1969. Menos de cuatro años después, a los 36 años, fue designado responsable nacional de los jesuitas argentinos, cargo que desempeña durante seis años.</p><p>En 2010 se opuso firmemente a la decisión de legalizar el matrimonio homosexual en Argentina argumentando que los niños necesitaban crecer y ser educados en el seno de una familia con un padre y una madre. Esta postura le valió un abierto enfrentamiento con los Kirchner.</p><p>Como curiosidad, cabe destacar que es un reconocido aficionado al fútbol y declarado seguidor del club San Lorenzo de Almagro. </p><p>En ese sentido manifestó en varias ocasiones su simpatía por el club fundado por el padre Lorenzo Massa en 1908. Tal es así que el ahora Francisco I ofició la misa del centenario del club.</p><p>En distintos actos recibió camisetas y hasta el carné de socio del club. Él mismo recordó que su padre fue jugador de básquet en el club Boedo, por lo que frecuentaba las instalaciones del “Cuervo”.</p><p> </p><p>Salutaciones del mundo</p><p>La felicitaciones tras su elección llegaron en cascada. Destacan el de la presidenta de la patria del nuevo Papa, Cristina Fernández de Kirchner, que le ha deseado un “fructífero” desempeño ante “tan grande responsabilidad”. Y el del estadounidense Barack Obama, quien saludó al “primer Papa de las Américas”.</p><p>También lo felicitaron representantes de la Iglesia católica de muchos puntos de América, el presidente de México, Enrique Peña Nieto; el español Mariano Rajoy; el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon; el francés François Hollande, el británico David Cameron y el arzobispo de Westminster y primado de la Iglesia católica en Inglaterra y Gales, Vincent Nichols, entre otros. </p><p> </p><p>Algunas de sus frases</p><p>más </p><p>relevantes</p><p> </p><p>> “No seamos ingenuos: no se trata de una simple lucha política; es la pretensión destructiva al plan de Dios. No se trata de un mero proyecto legislativo (éste es sólo el instrumento), sino de una ‘movida’ del padre de la mentira que pretende confundir y engañar a los hijos de Dios”… Respecto de la sanción de la ley para el matrimonio entre homosexuales. </p><p> </p><p>> “El aborto nunca es una solución. Debemos escuchar, acompañar y comprender desde nuestro lugar a fin de salvar las dos vidas”.</p><p> </p><p>> “Una vez más se avanza deliberadamente en limitar y eliminar el valor supremo de la vida e ignorar los derechos de los niños por nacer”.</p><p> </p><p>> “La crisis económico-social y el consiguiente aumento de la pobreza tiene sus causas en políticas inspiradas en formas de neoliberalismo que consideran las ganancias y las leyes de mercado como parámetros absolutos en detrimento de la dignidad de las personas y de los pueblos”. </p><p> </p><p>> “En este contexto, reiteramos la convicción de que la pérdida del sentido de la justicia y la falta de respeto hacia los demás se han agudizado y nos han llevado a una situación de inequidad”. </p><p> </p><p>> “Debe exigirse la distribución de la riqueza”.</p><p> </p><p>> “Hay perjuicios de las desigualdades patrimoniales, por eso es necesario evitar que el empleo de recursos financieros esté moldeado por la especulación, en el ámbito de la deuda social que reviste carácter eminentemente moral”.</p><p> </p><p>> “Nos acostumbramos a levantarnos cada día como si no pudiera ser de otra manera, nos acostumbramos a la violencia como algo infaltable en las noticias, nos acostumbramos al paisaje habitual de pobreza y de la miseria caminando por las calles de nuestra ciudad”.</p><p> </p><p>> “Nos acostumbramos a la tracción a sangre de los chicos y las mujeres en las noches del centro cargando lo que otros tir
an”… En alusión a los cartoneros surgidos tras la crisis de 2001.</p><p> </p><p> </p><p>Francisco I </p><p>L a elección de un nuevo Papa tras la renuncia de Benedicto XVI da un nuevo impulso a las predicciones sobre el futuro de la Iglesia y, al mismo tiempo, despierta las expectativas de los fieles sobre las características que tendrá Francisco I, el hombre que llevará las riendas del catolicismo durante los próximos años. </p><p>Al margen de los retos que asumirá el Pontífice en relación con la doctrina y las necesidades actuales de la Iglesia Católica, los feligreses recrean la imagen de un Papa que, a juicio del padre Enrique García, vicerrector de la Universidad Católica del Norte, tendrá la oportunidad de liderar los procesos de renovación que demandan los fieles.</p><p>La mayoría de ellos coincide en que la Iglesia debe estar en manos de un hombre carismático y en contacto directo con sus seguidores. Una imagen similar a la de Juan Pablo II durante los primeros años de su pontificado y, según la opinión de algunos feligreses, algo distante a la de Benedicto XVI.</p><p>Sin embargo, la idea de que el pontífice saliente fue menos carismático que su antecesor no resta importancia a la opinión de algunos católicos que consideran su renuncia como un acto de valentía. Según el padre García “no es solamente una demostración de sinceridad sino una lectura con mucho tino sobre las condiciones físicas y la fortaleza que requiere un Papa”. </p><p>A pesar de las diferencias en el carácter y las distancias que se demarcan entre Benedicto XVI y Juan Pablo II, García asegura que percibe en la feligresía un ambiente de acuerdo a la necesidad de que el nuevo Papa retome los aspectos más destacados de los dos últimos pontificados. </p><p>En ese sentido aclara que “la Iglesia requiere a un hombre tan claro como Benedicto XVI” y al mismo tiempo alguien que, como Juan Pablo II, logre comunicar de manera amplia el mensaje de la doctrina católica: “La mayoría de los católicos dicen que buscan un Papa fiel a la verdad y que sepa llegar a la gente con el mensaje que Dios quiere transmitir”.</p><p>Otro aspecto que capta la atención de los católicos está relacionado con la nacionalidad del próximo pontífice. La cercanía que la Iglesia ha promovido con países de tradiciones culturales ajenas al culto católico y con el tercer mundo, daba fuerza al llamado para que una persona de origen africano, asiático o latinoamericano asumiera la conducción de la doctrina católica. Esa posibilidad que no estaba en los planes de la mayoría de los fieles, se confirmó con la elección del cardenal argentino Jorge Mario Bergoglio.</p><p>Frente a este punto el padre García sostiene que la nacionalidad del Papa “no tiene una influencia muy marcada en la renovación del catolicismo” e insiste en la necesidad de que antes de cualquier consideración, el sumo pontífice sea claro en su mensaje. </p><p>En síntesis, según el análisis de García, el Papa ideal de los católicos deberá regirse por la defensa de la verdad, reunir las condiciones necesarias para transmitir con efectividad el mensaje de la doctrina católica, establecer canales de comunicación que acerquen a los fieles y, finalmente, tener las capacidades físicas y mentales que demanda esa posición.</p><p> </p><p> </p>




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