CIUDAD DEL VATICANO (AFP-NA). Los 150 cardenales reunidos ayer en el Vaticano para preparar el cónclave destinado a elegir al sucesor de Benedicto XVI examinaron a puerta cerrada las controvertidas finanzas de la Santa Sede, en momentos en que la prensa italiana publicaba más revelaciones candentes sobre el escándalo “Vatileaks”.Los purpurados, entre ellos 114 de los 115 electores, ya que sólo falta uno, el vietnamita Jean Baptiste Phan Minh Man, han examinado la situación económica de la Santa Sede y en particular del Banco del Vaticano, centro de tensiones internas que desembocaron en el llamado Vatileaks, la filtración de cartas y documentos confidenciales del Papa a la prensa.Los cardenales a cargo de tres “ministerios” económicos expusieron ante los purpurados la situación de las finanzas del Vaticano, según informó el portavoz de la Santa Sede, padre Federico Lombardi.“Fueron intervenciones sintéticas y claras, según el propio sector. Los cardenales estarán a disposición de aquellos que quieran más información y detalles”, aseguró.“No puedo decir nada sobre el contenido de las intervenciones, sólo algo general. Pero es obvio que los cardenales pueden hablar entre ellos de ese argumento”, reconoció Lombardi al ser interrogado sobre los escándalos de Vatileaks.Hace tres años la Justicia italiana abrió una investigación judicial contra dos directivos del Banco del Vaticano, que tiene un patrimonio de 5.000 millones de euros, por violar las leyes italianas sobre el blanqueo de dinero.La mayor publicación religiosa italiana, Famiglia Cristiana, con un millón de lectores, pidió esta semana que el Banco del Vaticano, conocido como el Instituto de Obras para la Religión (IOR), se convierta en un “banco ético” y que salga del sistema financiero mundial.El diario italiano La Repubblica reveló ayer que al menos veinte personas, tanto laicas como religiosas, contribuyeron a la fuga de documentos confidenciales de Benedicto XVI con el fin de cambiar las estructuras internas de la Iglesia, desmintiendo la tesis de que el ex mayordomo del pontífice, condenado y sucesivamente perdonado, operó sin cómplices.La entrevista anónima a uno de ellos resulta una suerte de advertencia a la jerarquía de la Iglesia católica sobre la necesidad de una mayor transparencia en la gestión interna, marcada por intrigas, abusos de poder y tráfico de influencias a través de un “lobby gay”, según la publicación, lo que fue tajantemente desmentido por el Vaticano.Para el vaticanista Marco Politi, el escándalo aceleró la decisión de renunciar de Benedicto XVI.





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