POSADAS. Zona de casas bajas y humildes, la chacra 120 volvió a ser el escenario de la caída. La madrugada del sábado 13 de noviembre de 2004, la Policía lo encontró escondido en el cielorraso. Tenía 19 años y lo buscaban por un homicidio. Ayer, ocho años después, Miguel Sebastián González (28) volvió a salir esposado de la misma casa en donde buscó refugio una vez más.Estaba igual de alterado. Nervioso. En 2004 salió de esa vivienda para no volver por un buen tiempo. La Justicia lo detuvo y lo condenó a diez años de prisión por el crimen del remisero Silvio Ramos (42). Pasó casi ocho años tras las rejas y hace tres meses recuperó la libertad de manera condicional, pero ayer volvió al “ruedo” y lo detuvieron bajo sospechas de haber perpetrado un violento asalto armado a una abuela de 77 años. Otra vez al calabozo.La mujer fue sorprendida por un delincuente en su casa de la calle 121, en la misma chacra 120 de Posadas, a pocas cuadras de donde minutos después fue detenido González como principal sospechoso.Eran las 9.15 de ayer y la abuela descansaba cuando descubrió al ladrón en el interior de la vivienda. El malviviente enseguida le mostró un cuchillo y le exigió dinero, pero la dueña de casa sólo tenía 50 pesos. Entonces, recorrió rápidamente el inmueble y se alzó con un radiograbador. Con el magro botín, huyó a la carrera por donde había entrado.Una vez que escapó, la anciana tomó el teléfono, dio aviso al sistema de emergencias 911 y le contó a los policías que el delincuente vestía una bermuda negra con rayas blancas, zapatillas negras con líneas rojas, una remera manga larga -también negra- y, sobre la cabeza y a modo de ‘turbante’ para esconder su rostro, otra remera, roja.El móvil policial 3-249 del Comando Radioeléctrico Oeste recorría la zona y en segundos arribó a la escena. Junto a otros tres patrulleros de dicha dependencia se montó un operativo, que contó con el apoyo de un cuarto vehículo, de la comisaría seccional Sexta.A las pocas cuadras, siempre en la chacra 120, los policías divisaron a un sospechoso que vestía con las mismas prendas que había caracterizado la abuela y que caminaba en compañía de un cómplice. Al percatarse del móvil policial, el dúo buscó refugio en una casa de 119 y 76, donde se atrincheró.Ya sin la remera negra y vistiendo una camiseta de fútbol roja, el sospechoso salió alterado a la vereda y comenzó a discutir con los policías, manifestando que no tenía nada que ver con el robo de la anciana. El otro sujeto, presunto cómplice, incluso comenzó a insultar a los uniformados, entorpeciendo el procedimiento.Los efectivos policiales no tardaron en rodear la casa y solicitar la presencia del magistrado Ricardo Balor, al frente del Juzgado de Instrucción 6 de la Primera Circunscripción Judicial, con asiento en Posadas. Ante el mismo juez, el cómplice intentó fugarse a la carrera, pero fue detenido a los pocos metros, no sin antes ofrecer una tenaz resistencia.Como la situación parecía no tener un final cercano, Balor ordenó allanar la vivienda y detener al otro joven, que se mantenía escondido y que enseguida fue detenido por los uniformados. Fue identificado como Miguel Sebastián González, principal sospechoso por el violento robo armado, cuya situación se complicó aún más luego de que los pesquisas hallaron en su poder un cuchillo de tipo cocina, de mango de madera y con una hoja de unos diez centímetros, similar al utilizado en el hecho que se investiga.Ya detenido en la comisaría seccional Sexta y en busca de sus antecedentes, fue entonces que los uniformados descubrieron que González tenía en su legajo una condena de diez años de prisión después de firmar un juicio abreviado y reconocer su responsabilidad en el atroz crimen del remisero Ramos (ver nota relacionada).Por aquel hecho, González fue detenido a las pocas horas junto a Cristian Giménez, en aquel momento con 19 años, y la evidencia recolectada por la Justicia los llevó a un juicio que debía realizarse en 2008, pero que finalmente contó con la confesión y la condena de una década. Hace tres meses, comenzó a salir en libertad condicional, un beneficio que, se decía ayer, no supo aprovechar. Un crimen a sangre fría que conmovió a la sociedad misioneraEl homicidio del remisero Silvio Ramos (42) fue perpetrado minutos antes de la medianoche del viernes 12 de noviembre de 2004.Según consta en los archivos de PRIMERA EDICIÓN, aquel día Ramos partió alrededor de las 23.15 de una parada de taxis y remíses en pleno centro de Posadas hasta la zona del barrio El Laurel.Los investigadores llegaron a la conclusión de que en ese lugar el trabajador del volante fue abordado por dos jóvenes que se hicieron pasar por pasajeros y que le solicitaron un viaje hacia el sur por la avenida Lucas Braulio Areco.Cuando el Fiat Duna Blanco de Ramos llegó a la intersección con Formosa, la pareja de delincuentes le exigió ingresar por la misma una media cuadra. En ese lugar, totalmente oscuro, uno de los ladrones extrajo un revólver calibre .32 y le descerrajó un disparo a quemarropas al remisero, que dio en la cabeza y que se cobró su vida en el acto. La pareja de forajidos huyó con 32 pesos y la radio del taxi.Fueron los vecinos de la zona quienes alertaron sobre un estampido y sobre la presencia de un remís abandonado. La Policía llegó y descubrió que se trataba de un homicidio en ocasión de robo.Por orden de la Justicia, los uniformados cercaron la zona y así lograron detener a González, a pocas cuadras de la escena, en la misma casa de la chacra 120 que ayer.Junto a Cristian Giménez y cuando el juicio ya era una realidad, decidieron confesar y firmar un juicio abreviado por una condena de 10 años.





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