MONTECARLO. La intrusión de familias a un predio que, el lunes último, la comuna de esta localidad había prometido a los ocupantes del barrio Malvinas agregó tensión a la ya latente crisis entre la gente del conglomerado que la semana pasada se quedó sin luz ni agua y amenazaba con medidas de fuerza.“Los vecinos habíamos salido muy conformes de la reunión del lunes con el intendente, porque no sólo se logró un acuerdo para que contemos con la provisión de agua por dos meses, sino que también se había hablado de que el municipio iba a entregarnos un terreno fiscal mensurado para que nos mudemos”, relató la vecina Claudia Rodríguez en diálogo telefónico con PRIMERA EDICIÓN.“Acá la tensión es total. No sabemos qué va a pasar. Vimos a la Policía intimando a la gente para que salga. Se comenta que la va a desalojar”, añadió la mujer, para quien “pasan los días y el problema se agranda. Pero esto no debe convertirse en una pelea de pobres contra pobres, en cualquier caso nosotros no nos vamos a cruzar de brazos porque aquí se trata de defender el futuro de más de cien niños”.Según su relato, inmediatamente después de la reunión del lunes, la Municipalidad se encargó de cumplir con la provisión de agua por dos meses “y por ahora nos vamos a quedar tranquilos, para ver cómo se soluciona todo, pero nuestra situación es incomoda, porque aquí nada es nuestro y vivimos en una tensión constante”.Rodríguez también insistió con que “la garantía de los vecinos para no retomar las medidas de fuerza son dos meses. No podemos esperar más porque se sufre mucho. Después de eso, vamos a intentar volver al diálogo, pero no descartamos volver a cortar la ruta si no llegamos a nada. El asentamiento, conformado en la periferia de Montecarlo, se empezó a poblar hace aproximadamente un año y medio. La situación socioeconómica de sus habitantes es muy complicada, la mayoría son mujeres solas con numerosos hijos, y sin trabajo fijo, muchas tareferas y beneficiarias de planes sociales.Censo municipalEn la mañana de ayer, trabajadoras sociales realizaron una recorrida, tanto por el barrio Malvinas, como por el nuevo asentamiento ocupado, a fin de elaborar un informe sobre la situación socioeconómica de las familias y con esos datos evaluar las acciones a seguir. Los antecedentes El temor de las familias era que con las altas temperaturas se agravara la situación sanitaria, con la aparición de diarreas, deshidratación. Inclusive temían la aparición de enfermedades como dengue, presente en la región. La semana pasada, en medio del intenso calor, unas setenta familias permanecían sin luz ni agua en la periferia del barrio Malvinas. Accedían al servicio pagándole una suma cercana a 250 pesos a un socio de la cooperativa eléctrica de esa localidad mientras gestionaban un permiso de ocupación necesario para formalizar las conexiones.Si bien la prestación era deficiente e irregular, “por lo menos teníamos un poco de agua durante el día y la luz que necesitamos, sobre todo ahora que hace tanto calor y tenemos tantos chicos”, destacaron desde el barrio.De ahí la inmediata respuesta del Ejecutivo, principalmente para que los niños, que son más de cien estén medianamente cubiertos en materia de higiene y alimentación. En cualquier caso, el compás de espera será por sesenta días y la gente del lugar ya manifestó sus intenciones de tomar medidas más drásticas para exigir una solución.





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