BERNARDO DE IRIGOYEN. En la cobertura realizada por este matutino de la marcha por justicia y atención en salud realizada por los vecinos de esta localidad, la gente gritó un reclamo común: una mejor prestación de salud. Algunos hablaban de la mala atención de los médicos, otros criticaron la gestión de la doctora Carolina Piriz, otros en tanto, la política de salud del Gobierno de la Provincia.El primer alto que se hizo durante la manifestación fue frente a la Municipalidad local, donde las casi doscientas personas comenzaron a aplaudir y los familiares de Federico Heretichi (el joven fallecido tras ser apuñalado y cuyos parientes hablan de mala praxis) fueron invitados por el intendente a su despacho.Allí el alcalde les manifestó su apoyo y se puso nuevamente a disposición de la familia instando al trabajo en común para recuperar la confianza en el nosocomio local.En el hospitalAl llegar al hospital nuevamente se detuvo la marcha y comenzaron los aplausos esta vez acompañados por las voces de la gente que clamaban justicia. Luego de reunirse en su oficina con la familia de Federico, la directora del hospital, salió al hall principal del nosocomio para dialogar con los manifestantes, donde confirmó el desplazamiento de los médicos cuestionados, el inicio de los sumarios correspondientes y la llegada a la institución de una ambulancia nueva.Si bien algunos se mostraron conformes con estas palabras para muchos fue insuficiente, tildaron de parches las propuestas y reclamaron soluciones de fondo para el hospital.Duros testimoniosMarlene Pereira, en diálogo con este matutino, relató: “Llegamos al hospital con mi mamá, Petrona Ricura, que estaba bastante mal, nos atiende el médico Zana, nos dice que es bronco espasmo, mi madre muy agitada no podía respirar y le hace una nebulización, estuvimos una media hora y nos mandó a la casa. Nos recetó un medicamento el cual compramos, le hicimos nebulización como nos indicó y quedó en la casa de mi hermana. A la tardecita mi hermana me llama de nuevo donde me dice que mi mamá no estaba bien, como a las once de la noche mi hermana me vuelve a llamar y me dice; mamá ahora sí está grave, la llevamos urgente y cuando llegamos el mismo doctor nos volvió a atender y nos dijo que tenía los pulmones llenos de agua, que los riñones no le estaban funcionando, recién entonces decide derivarla urgente para que le hagan un electro al corazón porque mi mamá estaba muy mal”.“Y bueno, nos pusieron en esa ambulancia que no es ambulancia porque es tan chiquito adentro, tan incómodo, (recordemos que es una camioneta con cúpula, ‘morguera’ como denominan en la jerga hospitalaria, pues está acondicionada sólo para trasladar cadáveres). Allí viajamos tres personas, mamá, mi hermana y yo. Le tiraron un tubo de oxígeno en el piso porque iba muy grave. Mi hermana estaba sentada y yo arrodillada porque no había donde sentarse, incluso había una tabla atada, yo me golpeé las rodillas, me lastimé toda, mi hermana con su brazo le sostenía la cabeza para que no se golpeara y yo le sostenía el brazo porque también se golpeaba”. “Yo creo que en esa hora y media de viaje ella sufrió más que en trece años de enferma. Ella levantaba la mano como que pedía ayuda, fue una desesperación. Ella fallece llegando a Nueve de julio, le tocamos la ventana al chofer, él paró y nos dijo no hay más nada que hacer. Igual llegamos a Eldorado pero mamá ya había fallecido”.“A mí lo que me molesta, es que haya tenido que morir en esas condiciones, es inhumano, es no tener consideración por la gente. Porque no puede estar el oxígeno en esas condiciones, reventó la manguera del oxígeno y yo buscando para arreglar porque no había espacio para moverse. No fue ni siquiera un enfermero, un abandono total de persona. El único que se portó muy bien con nosotros fue el chofer de la ambulancia que nos ayudó en los trámites que tuvimos que hacer”.Una maestra contó a PRIMERA EDICIÓN que al concurrir al hospital local con un alumno de su escuela que había sufrido un pequeño corte en la frente, por indicación médica acompañó al menor hasta el sector de rayos para sacarse una radiografía, pero se sorprendió al escuchar que la señora que sacaba la radiografía era asistida por un enfermero quien le decía: “Probá con este número, probá con este otro, y así, hicieron varios intentos, pero en ninguna de las placas salió nada. El paciente fue dado de alta sin contar el médico con la radiografía solicitada.Dos muestras de los diversos y graves casos que se vienen dando en el hospital de Bernardo de Irigoyen, hay muchos más, todos dolorosos.“Nuestro reclamo no es político, es sobre la salud, yo quiero agradecer a toda la gente que nos acompañó en este duro trance, y propongo que sigamos unidos y luchando por mejorar la atención en salud, hoy fue mi hermano, mañana puede ser cualquiera de nosotros”, fueron las palabras de Rocío, la hermana de Federico.





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