POSADAS. Un joven de 24 años sufrió lesiones que milagrosamente no revisten gravedad, después de ser atacado a punta de cuchillo por una patota que le robó el teléfono celular.Según relató a PRIMERA EDICIÓN Silvia Villalba, madre de la víctima, todo se inició alrededor de las 5 del último sábado, cuando su hijo regresaba a casa junto a otros cinco amigos desde Corrientes y Centenario de Posadas, frente a un conocido local nocturno.“Fue a comprar una chipa y entonces aparecieron entre seis y siete jóvenes, que al verlo a él y a sus amigos, fueron directamente hacia ellos y comenzaron a provocarlos con insultos y amenazas”, relató Villalba sobre el episodio.Según el relato de su hijo, en determinado momento los violentos también comenzaron a agredir verbalmente a las tres jóvenes que acompañaban a la víctima, por lo que se inició un forcejeo.Fue en ese momento que uno de los recién venidos extrajo un arma blanca -sería un cuchillo- y comenzó a atacar al joven estudiante, provocándole lesiones en la zona lumbar.“Recibió cuatro heridas en la espalda. Afortunadamente ninguna revistió gravedad, aunque debimos movernos bastante para que lo atendieran”, contó la mujer, que lanzó el alerta a la comunidad para evitar que hechos de este tipo vuelvan a ocurrir.Al respecto, Villalba relató que su hijo caminó lesionado hasta un sanatorio de la zona, donde según sus palabras “le negaron la asistencia sin mayores argumentos, más allá de que era un caso urgente”.Después de trasladarse por sus medios a la guardia del Hospital Escuela de Agudos Ramón Madariaga, donde recibió las primeras curaciones, el joven regresó a casa, aunque sus padres decidieron llevarlo nuevamente ante los médicos para evitar cualquier sorpresa.Así fue como lo llevaron hasta otro sanatorio del centro de la ciudad, donde volvieron a negarle la atención “porque, según nos dijeron, se trataba de un hecho de sangre y no podían hacer nada sin la presencia de un Policía o del médico policial”.Después varias idas y vueltas, finalmente el joven pudo ser atendido y se le realizaron los estudios de rigor para descartar cualquier tipo de lesión interna que pudiera generar un riesgo para su vida.Recién entonces pudieron radicar la denuncia correspondiente en la comisaría seccional Segunda, “donde al principio no querían ‘tomarla’ porque no teníamos ningún certificado médico”.Después del susto, Villalba aseguró que decidió salir a los medios a contar su experiencia “para que los chicos se cuiden cuando andan por la calle, principalmente de grupos o patotas como estas, que andan dando vueltas ‘a la pesca’ de sus víctimas”. En ese sentido, bregó porque episodios de este tipo “no vuelvan a suceder”.





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