VERA, Santa Fe (NA y Medios digitales). Una mujer de 32 años, embarazada de siete meses, fue asesinada de veinte puñaladas en la localidad santafesina de Vera, hecho por el que quedó detenido su marido, un suboficial del servicio penitenciario, quien en las últimas horas confesó el crimen.Según informaron fuentes policiales, el trágico episodio se registró ayer, alrededor de las 3, en una vivienda sobre la calle Santa Fe, entre, Hipólito Yrigoyen y 9 de Julio, y la víctima fue identificada como Andrea Viviana Ortiz, quien cursaba un embarazo de siete meses.Los voceros agregaron que los vecinos del lugar fueron alertados de lo sucedido por la hija de la mujer, de ocho años, quien salió a los gritos pidiendo ayuda, tras lo cual dieron aviso a la comisaría Primera de la Unidad Regional 19° de Vera.De inmediato, los uniformados arribaron a la vivienda donde al ingresar hallaron a la mujer. El médico de la repartición policial fue el responsable de constatar que atravesaba su séptimo mes de embarazo y que había sido asesinada de más de veinte puñaladas en distintas partes del cuerpo.Minutos más tarde, los efectivos se comunicaron con el esposo de la víctima, identificado como Adrián Vega, de cuarenta años y suboficial penitenciario, quien se aprestaba a tomar servicio en la Unidad Penal de la localidad de Santa Felicia, a veinte kilómetros de Vera.Por las manchas de sangre halladas en su automóvil y en su ropa, el juez Juan Manuel Rodrigo ordenó la detención del penitenciario, quien horas después se quebró ante los policías y confesó el crimen.En sus dichos, Vega relató la secuencia que desencadenó la tragedia. Dijo que había discutido con su compañera por celos, debido a que no le gustaba que su casa sea visitada por terceros cuando él trabajaba turnos de 24 horas.El asesino añadió que tras el cruce partió para su lugar de prestación de servicio, la cárcel de Santa Felicia, pero una vez allí los pensamientos no dejaron de atormentarlo. Fue así que pasadas las 2, cuando estaba en el descanso del turno de guardia, se escapó hacia Vera.Precisó que cuando llegó a su casa volvió a pelear con Andrea, las palabras fueron subiendo de tono hasta que perdió el control de sí y con un punzón de poca punta arremetió contra la víctima, clavándoselo en el cuerpo 27 veces, sin siquiera atinar a pensar que gestaba un hijo suyo.La dejó tirada, muerta, y volvió a su trabajo, con la ropa manchada con sangre, y con el peso del atroz crimen sobre su conciencia. Vega sostuvo no recordar cómo la mató ni los momentos vividos hasta que regresó a su trabajo. Pero sumido por la culpa sí atinó a confesar la autoría del hecho de sangre.Para los investigadores el caso está resuelto. Adrián “Laucha” Vega afronta ahora cargos por homicidio calificado por el vínculo, por ser funcionario público de seguridad y por el estado de gravidez que presentaba su mujer al momento del crimen. Seguramente será condenado a reclusión perpetua. En San Luis, la mató y se suicidóOtro hecho similar ocurrió en el barrio Güemes, de la ciudad de Villa Mercedes, San Luis. Allí, una joven de 18 años que estaba a punto de dar a luz fue asesinada de un balazo en la cabeza por su pareja, de 22, quien luego se suicidó.El crimen ocurrió durante la madrugada del sábado y la víctima fue identificada como Rocío Anabel Bordoña, quien en pocos días más iba a dar a luz a un varón, hijo de Hugo Miguel Palacio, quien se quitó la vida de un disparo instantes después del crimen, según consta en la causa judicial, que fue caratulada “homicidio seguido de suicidio”.El bebé, en tanto, no sobrevivió a la herida que recibió la madre.El Diario de la República, de San Luis, publicó que la pareja tenía además otros dos hijos, aunque no convivían, según dijeron familiares.Allegados a la víctima aseguraron, además, que la joven habría sido golpeada en varias ocasiones por su pareja, además de amenazada de muerte, incluso frente a testigos, lo que habría sido denunciado ante la Policía de Villa Mercedes. Pese a las advertencias, aparentemente no se habían tomado medidas de protección a la mujer.El crimen y suicidio ocurrió en la puerta de la casa de la familia Bordoña, donde la joven vivía con sus hijos, padres y hermanos.





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