Un emprendimiento posadeño que combina creatividad, identidad misionera y pasión artesanal. En los últimos días presentó su nueva creación: el helado de Malbec, un sabor que tiene su historia.
“Este nuevo sabor salió hace 10 o 15 días de manera oficial, con una excelente repercusión”, contó Beretta. “Si bien no es un helado regional, acompaña un poco esta locura de sabores con identidad misionera. Nuestros clientes ya están acostumbrados a que permanentemente saquemos nuevos productos, todos con un toque gourmet y muy particular, sabores que no van a encontrar en ningún otro lado”.
El proyecto regional nació hace dos años y medio, cuando Lotta empezó a experimentar con ingredientes locales. “Todo arrancó con una idea media tibia de hacer algo regional. Tenía un polvo biodinámico de yerba mate pero no me animaba, porque normalmente los helados de yerba tienen gusto a mate cocido. Queríamos hacer algo más nuestro”, recordó.
De esa búsqueda nació el sabor Misiones Guazú, con base de yerba mate, vainilla, maní salpimentado al horno y caramelo casero. “De alguna manera recrea el mate cocido quemado”, explicó. Desde entonces, Lotta desarrolló once sabores regionales con productos locales: de té, moringa, roselia, pitanga, cocú, mango, mandioca, palta y hasta madera de yacaré a tiá.
Sobre el helado de Malbec, Beretta relató que la idea surgió en un evento de vinos. “Me conocí con Caro Aravena, una sommelier muy reconocida, y le dije: ‘quiero hacer un helado de Malbec, pero no entiendo mucho de vinos’. Le pedí algo dulce, frutado, suave. Ella encontró el vino ideal y lo desarrollamos juntos. Eso es un poco lo que tiene Lotta: trabajamos mancomunadamente con distintos productores y profesionales de la provincia”.
El resultado fue un helado artesanal, con verdadera presencia de vino: “El 80% del líquido del helado es vino Malbec. Después se regula con agua para lograr la textura y la graduación correcta. De un vino con 13 o 14% de alcohol, el helado queda con un 5%, más o menos como una cerveza”, explicó.
Cada sabor de Lotta lleva detrás un proceso artesanal. “Si bien hay algunos clásicos, como crema del cielo o americana, la mayoría de nuestros sabores tienen mucho laburo atrás. Nos moviliza la pasión y el amor por este oficio de hacer helado”, aseguró.
Cuando se le pregunta por su sabor favorito, Nicolás no duda: “El dulce de leche siempre va a estar en el podio, soy argentino. Pero el vigilante misionero, con base de mascarpone y madera de yacaré a tiá, es increíble. El de mandioca con dulce de leche también. O el de pitanga y cocú, que es ideal para después del asado: es digestivo, protector hepático, el ‘aloe vera’ de los helados”.
Con la llegada del verano, Beretta anticipa más lanzamientos. “Estamos esperando el calor misionero y preparando muchas novedades. En Misiones todos los días aparece una fruta nueva. Esta provincia es inmensamente generosa, y eso se refleja en cada sabor que creamos”.







