Cada 23 de septiembre, el mundo conmemora el Día Internacional contra la Explotación Sexual y la Trata de Personas, una fecha clave para reflexionar sobre uno de los delitos más graves y extendidos a nivel global.
Después del tráfico de drogas y de armas, la trata constituye el negocio transnacional que genera mayores dividendos. Al mismo tiempo, las personas traficadas son víctimas múltiples: de los traficantes, de los clientes, de sus circunstancias y de “la invisibilidad” y exclusión a que la somete la sociedad de acogida.
La trata de personas no distingue fronteras e involucra a millones de niños y adultos en todo el mundo. Este delito deshumanizante no solo vulnera derechos fundamentales, sino que perpetúa la violencia, la perversión y la pobreza.
La lucha contra la trata demanda el compromiso de la sociedad en su totalidad y por eso una conmemoración como la de hoy sirve para sensibilizar al respecto y tomar medidas para erradicar este flagelo mundial que, según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), afecta a más de 3,5 millones de personas al año.





