Todos tenemos algo para compartir, algo que puede aportar valor a alguien, y muchas veces, lo que callamos, es justo lo que el otro está necesitando escuchar.
A veces callamos porque pensamos que quizás no somos expertos en el tema, o porque pueda ser interpretado como que queremos indicar a otros lo que deben o no hacer. Pero ésto es solo ruido en nuestra cabeza, no es la realidad.
Todos tenemos algo para compartir, y viene de lo que cada uno ha vivido y ha podido superar. Valorar nuestras experiencias es la clave, muchas veces conecta mejor y se entiende más, un ejemplo real, algo vivido y superado, que cualquier otra cosa. Todos tenemos algo para compartir, y la clave es siempre preguntarnos: ¿Qué nos motiva compartir?
Si nuestra intención al compartir algo que pensamos, una experiencia vivida, es poder aportar valor, entonces no podemos quedarnos sin hacerlo, sería dejar de dar algo que puede ayudar a otro. Cuando compartimos algo con el sincero deseo de aportar valor, eso se percibe, y toca corazones.
Cuando compartimos lo que llevamos dentro, crecemos, porque al dar siempre recibimos, vemos una mirada diferente, o sentimos el corazón lleno si cuando compartimos, pudimos llevar luz a alguien. Todo tenemos algo para compartir, y esto implica callar la voz que a veces aparece, o el sentimiento que no somos suficientes o el miedo a no ser bien recibimos con nuestro aporte.
Compartir algo, es dar desde el corazón, sin esperar nada a cambio, con el sincero deseo de aportar valor, y con la humildad de aprender si nuestro enfoque podría verse mejor desde otro lado. Todos tenemos algo para compartir, y como dice una frase que leí hace tiempo por ahí, no recuerdo donde, “No dejemos de dar algo porque nos parezca poco o pequeño, el cariño, no sabe de tamaños”.
Natalia Moyano
Contadora con corazón de escritora
IG: @marianataliamoyano





