Jorge Alberto Da Rosa fue condenado en junio de 2012 por el Tribunal Penal 2 de la Primera Circunscripción Judicial. Junto al entonces suboficial de la Policía de Misiones, Cristian Omar Kondratiuk, fueron sentenciados a prisión perpetua por matar (el 30 de octubre de 2009) a balazos al abogado posadeño Roberto Del Balzo (43) en un presunto ajuste de dinero frente a su vivienda de la calle Brasil casi avenida Corrientes.
En 2016, a ambos el Superior Tribunal de Justicia le modificó la condena de homicidio calificado y tentativa de homicidio agravado y robo, a homicidio simple y robo y una tentativa de homicidio (la de una vecina de Del Balzo que intentó frenar a los tiradores).
La condena de Da Rosa y Kondratiuk se redujo de 35 a 20 años de prisión.
Da Rosa está a pocos pasos de que su etapa de ejecución penal ingrese en la del régimen de libertad condicional. Lo logró en base a conducta, trabajo y estudio, el orden de los ítems puede invertirse sin modificar el resultado.
Hoy de 37 años y abogado recibido en tres años, entre 2022 y 2024, aceptó hablar con PRIMERA EDICIÓN para compartir la ansiedad por un nuevo escalón trepado a puro esfuerzo y replicar como lo hace constantemente a sus compañeros de la colonia penal III del Servicio Penitenciario Provincial en Eldorado: “Si hoy puedo laburar y ayudar a otros fue porque me rompí la cabeza y el cuerpo acá adentro”.
Da Rosa hoy tiene alumnos de la Facultad de Derecho de la Universidad Kennedy, institución que le facilitó estudiar a distancia. Es un jefe de trabajo prácticos “online”, actividad que desarrolla de manera más informal que formal pero que la toma como una contraprestación, otro peldaño más subido con su manera de agradecer.
Habló de su familia, de hecho mientras transitaba la charla su pareja le reclamaba que le faltaba cortar la torta porque ayer, en su día de transitoria, estaban en pleno festejo del cumpleaños 7 de su hijo y junto a medio centenar de gurises del barrio en el kilómetro 1 eldoradense.
Pero también habló del sistema judicial, de los procesos y de la vida carcelaria.
“Este sistema te pone trabas, te pone a prueba constantemente pero hoy entiendo que no es fácil para un juez ni para nadie otorgar la libertad por el temor a la reincidencia”, resumió antes de insistir sin vueltas: “La mayoría entra a prisión y sale convencido en volver a robar, no piensa en la chance y tampoco el Estado piensa en una verdadera reinserción, no trabaja lo suficiente para lograrlo”.
Y no se desprendió tampoco de sus compañeros para afirmar enfático en el llano: “Tenemos que demostrarnos para poder demostrar a los demás que vamos a salir y no volver a meter la pata, es nuestra obligación”.

De cero y con perpetua
Ingresó a la prisión de Eldorado como un joven hallado culpable de un episodio de extrema violencia que dejó un hombre muerto y que, por poco, el saldo no incluyó dos víctimas fatales más.
Aseguró que los reproches y remordimientos “adentro” no dejan pensar y que el encierro, la privación de la libertad te empujan a valorar: “Los pequeños detalles que te faltan en prisión son a lo que más aferrado estoy, ser feliz con mi familia no tiene precio, pisar descalzo el pasto de un patio con mi hijo, eso no se logra delinquiendo”.
Matar y robar por guita
Da Rosa no esquiva tema y sobre qué motivos impulsan al delito dijo: “Hay que ayudar a no correr detrás de la guita, todos los que puedan pensar deben darse cuenta que se puede laburar y estudiar en la cárcel, y con eso prepararse para retomar la vida”.
“Yo lo hice, pude estudiar y recibirme en menos de cuatro años de abogado, la posibilidad la tuve y no la desaproveché. Hoy ayudo a mis compañeros a que lo logren también. Yo comencé con la carpintería en la unidad penal. Con esa plata comencé a estudiar, hoy ya trabajo de lo que aprendí como abogado y no paro de hacerlo”.
Entre lo que aprendió como universitario, se puede destacar que tiene promedio de 8, que además es técnico en gestoría del automotor y carpintero, que rindió diez materias libres de abogacía, cinco de ellas en un solo día y turno de examen, lo que le sirvió para acortar más de un año de carrera. Y que todo su palmarés lo corona con “mi pareja y mi hijo, ellos son todo para mí”.
La nueva chance para Da Rosa está hoy a un paso, en realidad las fuentes judiciales consultadas por este Diario al respecto indicaron que “le faltan los trámites formales nada más para iniciar la libertad condicional porque se destacó en todas las etapas de la ejecución penal hasta el momento”.
“Cuando salga voy a hacer lo mismo pero con más tiempo en mi casa con mi familia. Ya trabajo sin descanso casi en la colonia III con escritos y presentaciones judiciales, en fueros como el civil y comercial, laboral y el penal, ya me ofrecieron trabajo para cuando salga, por ahora estoy pensando cómo me las voy a arreglar para trabajar y cumplir”.









