Cuatro años después de que condenaran a prisión perpetua a su hermano y a su cuñado, Pablo Roberto Dlugokinski (43) comenzó a ser juzgado ayer respecto a su responsabilidad en el doble crimen de Olivia Márquez (46) y Sandro Leiva (39), cometido en abril del 2017 en Puerto Rosario.
Llegó a debate tras permanecer prófugo hasta 2019 y luego que fuera entregado a las autoridades argentinas de parte de sus pares de Brasil. Enfrenta la acusación de “homicidio doblemente calificado por ensañamiento y alevosía en concurso de dos o más personas”. Ayer se abstuvo de declarar ante los jueces del Tribunal Penal de Oberá: el titular Horacio Gabriel Paniagua y los subrogantes Jorge Erasmo Villalba y Amado Julio Dante Carvallo.
El primer testimonio ante los jueces fue el de Daiana Mouls, hija de Olivia Márquez. Contó que estuvo con ambos el mismo día que desaparecieron. La fueron a visitar a Oberá donde ella estudiaba.
Luego que sus familiares le avisaran que no los encontraban, fue hacia Puerto Rosario y encontró el interior de la casa como si recién hubieran salido. La pareja creyó que iba a regresar enseguida. La joven recorrió todo el pueblo y entonces decidió ir a denunciar la desaparición. Contó que se enteró de que hubo un control de Gendarmería en el cual un vehículo llevaba una moto desarmada. Ese vehículo era del policía Víctor Dlugokinski e iba en él junto su hermano y el cuñado. Dijeron que llevaban la moto a un taller.
Luego, pescadores encontraron partes de la moto en el arroyo Los Toros. “Entonces los policías me avisan y yo voy hacia ese lugar. Entré al agua y allí identifiqué la moto como la de mi mamá y mi ‘papá’. Tenía pedazos de cinta que yo misma le había colocado”.
Se quebró al recordar: “Los hallaron en estado de descomposición. Tuve que ir a reconocerlos. En una bolsa vi a mi mamá y mi papá pudriéndose con un olor que me quedó durante meses. Y después, al leer los peritajes, supe que los golpearon, los mataron y los arrastraron. Mi mamá y mi papá sabían algo y lo sé porque el último día que los vi estaban raros”.
Explicó que los hermanos Dlugokinski “siempre tenían problemas con el padre. Cuando él los echó, vivieron con nosotros porque no tenían donde ir. Víctor fue policía gracias a que mi mamá le daba de comer”.
“Pablo vino al funeral de su papá y no sé qué historia le habrá contado Víctor. Él acusó a mi madre de haber incendiado la casa donde murió el padre. Entonces, ¿por qué no fue a denunciarla? Mi madre sabía algo, siempre los defendió, pero al temer ellos que en algún momento contara algo, creo que no les tembló la mano para hacer lo que hicieron con su padre y con sus tíos” (Olivia y Sergio).
“Yo soy hija única, me quedé sola, ellos eran mi único sosten. Tomé la decisión de seguir en busca de justicia. En ese momento yo era muy joven, me recibí, hoy estoy acá por ellos. Pasaron ocho años. Los hago culpables de todo a los tres”, exclamó.
De los nueve testigos que declararon, otro de los testimonios relevantes de la jornada fue el de Mario Omar Leiva.
Contó que de madrugada lo llamó uno de sus hermanos, avisándole que la policía estaba en su casa porque había desaparecido Sergio y que encontraron la moto en un arroyo. “Un domingo nos avisaron que encontraron los cuerpos en la chacra de Dlugokinski”.
En ese momento se le quebró la voz y entre lágrimas recordó que lo llevaron a un pozo y le preguntaron si era su hermano. “Estaba sin cabeza. Era él y mi cuñada”.
“Mi hermano no hizo nada, porque si se hubiera mandado alguna macana, me habría dicho que lo llevara con el camión a algún lado. Solamente pido justicia, que esto no quede impune”, dijo.
Hoy serán los alegatos de parte del fiscal subrogante Estanislao Elías Bys y la defensora oficial Flavia Carolina Valenzuela. Luego se conocerá la sentencia.





