La construcción en Misiones atraviesa una coyuntura de extrema gravedad. Con la suspensión de los programas financiados por el Gobierno nacional, la cadena de proyectos que incluía viviendas, infraestructura básica, centros de desarrollo infantil y obras de saneamiento quedó completamente paralizada.
El impacto es directo: varias empresas constructoras de la provincia cerraron sus puertas en los últimos meses, mientras que otras se encuentran al borde de la desaparición.
La crisis fue analizada días atrás en un encuentro que el gobernador Hugo Passalacqua mantuvo con las principales cámaras del sector. Participaron representantes de la Cámara Misionera de Empresas Constructoras y Afines (CAMECA), la Cámara Argentina de la Construcción filial Misiones, CICOM, el Centro de Constructores y APICOFOM. El mandatario provincial calificó al sector como “clave para el desarrollo de Misiones” y se comprometió a continuar articulando políticas que permitan sostener la actividad en medio de un contexto nacional adverso.
El diagnóstico compartido por las cámaras es contundente: los fondos nacionales que garantizaban obras de gran envergadura, imposibles de financiar exclusivamente con recursos provinciales, fueron recortados.
Esto significa que proyectos vinculados a la vivienda, las cloacas, el agua potable, la electricidad y los caminos vecinales se encuentran detenidos. Sin esas inversiones, el entramado de pequeñas y medianas empresas pierde su principal fuente de ingresos.
En diálogo con Radio República, Eliana Epelbaum, presidente de CAMECA, explicó la magnitud del problema: “Todas las obras financiadas por organismos nacionales están paralizadas. La provincia hace lo que puede, pero no alcanza para sostener el ritmo de construcción que teníamos. La obra pública es lo que hace posible la vida cotidiana: el agua que tomamos, el camino que transitamos, el cordón cuneta que ordena un barrio, la vivienda que necesita una familia. No es un lujo, es una necesidad”.
La referente detalló que muchas PyMEs lograron mantenerse activas en los últimos años gracias a los programas nacionales de vivienda impulsados por el Iprodha y a obras de infraestructura educativa y sanitaria. Pero, con el freno total de esos proyectos, el panorama cambió de manera drástica.
“Hoy algunas empresas ya cerraron, otras están en proceso de hacerlo, y muchas atraviesan serias dificultades. Hay PyMEs que no pueden sostenerse más allá de algunos meses sin obra pública. El sector privado ayuda, pero no compensa, porque son pocas las que tienen espalda para diversificarse”, apuntó.
Epelbaum también señaló que la construcción es uno de los motores más potentes de la economía provincial, no solo por el empleo directo que genera sino también por su capacidad multiplicadora sobre otros rubros: “Cuando una obra se mueve, se mueve toda la cadena: proveedores de insumos, transporte, comercios, servicios. Por eso insistimos en que la paralización golpea a toda la economía misionera, no solo a las empresas constructoras”.
En la actualidad, CAMECA cuenta con 25 socios constructores y alrededor de 15 proveedores asociados, aunque la dirigente reconoció que ese número tiende a achicarse.
“Varias empresas que estaban dentro de nuestra cámara ya no existen. Es doloroso, porque detrás de cada empresa hay trabajadores y familias que dependen de la actividad”, expresó.
Ante este panorama, el sector deposita expectativas en el acompañamiento provincial para priorizar proyectos estratégicos que permitan sostener cierta continuidad laboral.
“La Provincia está haciendo un esfuerzo enorme para marcar prioridades y sostener a las PyMEs. Pero necesitamos que la Nación reactive los programas. Nosotros no bajamos los brazos: somos PyMEs, estamos acostumbrados a pelearla, pero necesitamos políticas que reconozcan a la construcción como lo que es: un pilar fundamental del desarrollo”, concluyó Epelbaum.





