Ante la creciente preocupación por los problemas ambientales como la erosión del suelo, la contaminación del agua y la degradación de los ecosistemas, emerge una solución innovadora y sustentable: la biotecnología Vetiver. Este sistema, que utiliza una planta tropical originaria de la India, se presenta como una “herramienta verde” capaz de sanar y proteger la tierra sin recurrir a productos químicos ni costosos sistemas mecánicos.
El sistema de Biotecnología Vetiver, se basa en la aplicación de la planta Chrysopogon Zizanioides, conocida comúnmente como vetiver. No es solo un concepto teórico; ya se aplica con éxito en el tratamiento de efluentes industriales y domésticos, en la remediación de basurales y en la protección de costas fluviales y marítimas. Su gran potencial reside en su capacidad para descontaminar suelos y aguas de forma natural, logrando una alta remoción de contaminantes y metales pesados.
Herramienta verde
El corazón de este sistema es la planta vetiver, reconocida mundialmente en la ingeniería civil y la agricultura por las características únicas de su sistema radicular. Sus raíces, de crecimiento vertical y profundo, pueden alcanzar hasta 10 metros de profundidad. Con una resistencia a la tensión de aproximadamente 75 MPa (mega pascales), un sexto de la del acero blando, estas raíces actúan como cables de tensión naturales, anclando el suelo de manera excepcional. De hecho, estudios con bloques de suelo demostraron un aumento del 90 por ciento en la resistencia a la fuerza de corte a solo 25 centímetros de profundidad.
“La fitorremediación se hace con plantas, y para eso usamos plantas que se llaman Vetiver. Son plantas originarias de la India, traídas a Argentina en la década de los 80, que cuentan con todos los permisos”, explicó el técnico agrónomo Eduardo González, en diálogo con PRIMERA EDICIÓN.
En ese sentido, comentó: “Estas plantas en conjunto, son un sistema de barreras sobre curvas de nivel que logran estabilizar terrenos, controlar la erosión, absorber y metabolizar contaminantes como metales y arsénico, tanto de la tierra como del agua”.
Además, en esa línea González destacó la capacidad de las raíces de Vetiver para penetrar distintas capas del terreno, incluso la roca. “Esto es lo que hace a la planta tan importante, porque logra amarrar todas las capas del suelo, evitando que se desmoronen. Evita huecos, fisura y grietas, lo que también previene accidentes viales al estabilizar rutas y taludes”, precisó.
Aplicaciones y beneficios
El sistema no solo sirve para estabilizar el terreno. En el tratamiento de aguas residuales, las barreras vivas de vetiver funcionan como humedales artificiales, utilizando la capacidad de la planta para extraer y neutralizar contaminantes. Además, su densa biomasa puede ser aprovechada para múltiples fines. El uso de la biotecnología Vetiver también contribuye a la mejora del rendimiento de los cultivos, lo que se traduce en una mejor calidad y cantidad de alimentos.
Al respecto, el técnico explicó que “la planta también puede ser utilizada en zonas de playas como barreras costeras para evitar las marejadas. También, se utiliza para evitar inundaciones, porque si bien tiene una raíz que crece de forma inclusiva y vertical, puede llegar hasta 10 metros. En un año desarrolla hasta metro y medio o dos metros la raíz”, dijo y agregó: “La parte aérea también se desarrolla, porque es de la familia de la gramínea, es decir, es un pasto. Crece hasta una altura de dos metros, por lo que se convierte en una barrera protectora del viento y también aleja a las plagas”.
Ante un deslizamiento de tierra o el desbordamiento de un arroyo, las raíces del vetiver pueden mitigar desastres ambientales. Su capacidad de retención de agua y la estabilidad que confieren al suelo las convierten en una herramienta clave para la prevención de desastres naturales. En definitiva, la biotecnología Vetiver se consolida como una alternativa efectiva, sustentable y de bajo costo para enfrentar algunos de los desafíos ambientales más apremiantes de nuestro tiempo.





