En Santo Pipó, estudiantes del Bachillerato Orientado Provincial 101, junto a sus docentes, impulsan un proyecto para diseñar una sala de juegos didácticos en el hospital de la comunidad, con el fin de hacer más amena la espera de los niños durante consultas y vacunaciones. La iniciativa surge con la intención de vincular el aprendizaje escolar con un compromiso social real, que trascienda las aulas.
“El proyecto nace desde el área de psicología y paulatinamente se fueron sumando otras áreas como artística y tecnología, para hacer trabajos que salgan del contenido académico y se transformen en acciones concretas para la comunidad”, explicó a PRIMERA EDICIÓN la profesora Natalia Villalba, directora suplente de la institución. La propuesta incluye el uso de técnicas de pintura, materiales reciclados y teoría relacionada con la psicología del color, todo pensado para generar un espacio cómodo y cálido en un entorno que suele estar cargado de emociones.
La primera etapa del proyecto fue la observación directa en el hospital, donde los alumnos recorrieron las instalaciones acompañados por el director, doctor Barchuk, y conversaron con los profesionales de la salud sobre el funcionamiento diario del centro. “Los chicos tomaron registros fotográficos, apuntes y dialogaron con el personal, lo cual les permitió enriquecer sus ideas y entender mejor el espacio a intervenir”, relató Villalba.

Este trabajo observacional, considerado fundamental para el proyecto, busca que los estudiantes “empiecen a diseñar tomando en cuenta los espacios físicos disponibles y los materiales que pueden utilizar para crear juegos lúdicos, pinturas y otros elementos recreativos”. Además del hospital, se prevé una intervención similar en un asilo de ancianos próximo a la comunidad, lo que amplía el compromiso social de la iniciativa.
En cuanto a las actividades prácticas, el proyecto contempla tres talleres específicos. Uno abordará la psicología de los colores; otro a cargo de la profesora de arte enseñará el uso de materiales reciclados y técnicas para crear desde paisajes pintados hasta objetos, como banquitos elaborados con botellas recicladas. Finalmente, una tercera actividad se realiza en colaboración con el CEP 62, que comparte edificio con el Bachillerato, donde estudiantes avanzados en la carrera de Analista en Sistemas guiarán a los alumnos en el diseño y fabricación de elementos lúdicos mediante impresoras 3D.
“La motivación de los chicos es muy alta, están entusiasmados y llenos de energía. Sacarlos del mundo del celular y conectarlos con propuestas que implican esfuerzo y creatividad es un logro importante,” afirmó la docente Villalba, quien destacó al equipo docente comprometido que acompaña el proceso, el cual lleva más tiempo que las horas regulares de clase.
El proyecto, que avanza en varias etapas y se espera concluir antes de finalizar el ciclo lectivo, es mucho más que un trabajo escolar: es una forma de incentivar valores como la empatía y la solidaridad. “Buscamos generar un aprendizaje que incluya teoría y práctica, que tenga sentido en la vida real y que enseñe a los alumnos a ser sensibles a las necesidades de su comunidad,” concluyó Villalba.
Con una matrícula actual de 150 alumnos, el Bachillerato Orientado Provincial 101 celebró este año su decimosexto aniversario y mantiene un fuerte compromiso con la educación integral que conecta conocimientos y compromiso social, estableciendo un modelo inspirador para otros proyectos similares.









