Probablemente antes de que cumpla siete años como fiscal del Tribunal Penal 1 de la Primera Circunscripción Judicial, el próximo 14 de noviembre, Martín Alejandro Rau deba cambiar de función y estrado y se convierta en el nuevo integrante del Tribunal Penal 2, de la misma jurisdicción y ocupar el lugar vacante de quien hoy se desempeña como Procurador General de la Provincia, Carlos Jorge Giménez.
Los pliegos de Martín Rau (44) fueron enviados a fines de julio a la Cámara de Representantes de Misiones para que se analicen su antecedentes en las comisiones respectivas y audiencias especiales.
La decisión y elección de Rau correspondió al gobernador Hugo Mario Passalacqua (67) y fue comunicada el lunes 28 de julio al presidente de la Cámara de Representantes de Misiones, Oscar Herrera Ahuad.
Durante la sesión ordinaria de mañana, tomará estado parlamentario la elección del Poder Ejecutivo Provincial y los antecedentes del fiscal serán girados a la Comisión de Poderes del cuerpo legislativo.
Las fuentes consultadas por PRIMERA EDICIÓN no pusieron en duda que Rau pueda convertirse en el flamante miembro del Tribunal Penal 2 de calle Santa Fe casi 25 de Mayo, en el centro de esta capital.
Martín Rau ya sorteó los análisis de los diputados en 2018 cuando también fue escogido por Passalacqua desde la Rosada para ocupar la función que dejó vacante Liliana Mabel Picazo como fiscal del Tribunal Penal 1 al convertirse en uno de los nueve ministros del Superior Tribunal de Justicia.
Como pantallazo de la labor que desplegó Rau durante los últimos siete años en el Poder Judicial, valen algunas frases de su entrevista para el aniversario 31 de este Diario (que casualmente hoy cumple 34): “El destinatario del servicio que presto está claro. Para hablar conmigo no hay que pedir entrevistas o audiencias, la oficina está abierta sin pedir turno”.
Entre sus espejos de trabajo citó: “Liliana Picazo es un modelo a seguir, no solo para esta fiscalía sino para el Ministerio Público completo. Yo fui empleado del Tribunal Penal 1 y su desempeño me sirvió en gran parte para formar el mío. Hay que copiar las cosas que se hacen bien”.
“Quiero llegar al estándar de lo apropiado pero debemos a su vez ampliarlo, modificarlo para mejorar (…) No podemos olvidar que la Justicia debe responder a la sociedad. Este servicio tiene contraprestación y me obliga -como funcionario- mantener una conducta decorosa dentro y fuera de la función (…) Este laburo no es de seis horas diarias, nos exigimos y tratamos de progresar todo el tiempo posible, la fiscalía tiene este compromiso”.
Ni carcelero ni abolicionista: “Si la mirada es extrema y superficial se puede llegar a entender que el proceso penal tiene solo dos lados, uno el del fiscal como punitivista y en el otro el defensor abolicionista. Y en el medio el tribunal que actúa como lo más salomónico posible. Se nos puede ver y calificar a los fiscales como los carceleros o mala onda que solo tratamos de meter tras las rejas a alguien, pero no es ecuánime observarlo así”.





