La Fundación Protestante Hora de Obrar fue reconocida con el premio “Acciones Positivas” de la Cámara de Comercio Suizo-Argentina por el impacto de su proyecto Crece Selva Misionera, que lleva reforestados más de 380.000 árboles nativos en Misiones y protege vertientes de agua en comunidades mbya guaraní.
Romario Dohmann, coordinador de iniciativas ambientales de la Fundación, explicó que la distinción se entregó el pasado 8 de agosto en el marco de la quinta edición del programa. La convocatoria contó con 224 postulantes de distintas provincias y sectores, incluyendo empresas, universidades, oenegés e individuos, evaluados en tres categorías: innovación, equidad y sustentabilidad ambiental y social. La Fundación Hora de Obrar resultó ganadora en esta última categoría por el trabajo de protección y restauración de la selva misionera, uno de los bosques más biodiversos del planeta.
Dohmann resaltó que el premio busca mostrar modelos de éxito replicables, ofreciendo un mensaje de esperanza en un contexto marcado por crisis sociales, económicas y ambientales. Subrayó la importancia de visibilizar las buenas acciones y agradeció la iniciativa de la Cámara Suizo-Argentina, que permitió que se conozcan estos proyectos, destacando que de los tres ternados en la categoría ambiental y social, dos eran de Misiones ya que además de la Fundación también estaba el Ministerio del Agro y la Producción a través de su programa de producción orgánica.
El proyecto comenzó en 2020, con apoyo de “empresas, oenegés y donaciones particulares, durante un período crítico marcado por la pandemia de COVID-19 y una sequía crónica en Misiones que duró más de tres años y generó incendios importantes. Lo que comenzó como educación ambiental se transformó rápidamente en una respuesta comunitaria muy activa. La gente entendió la importancia de reforestar y proteger los bosques”.
La Fundación trabaja en colaboración con el “INTA, el Instituto Nacional de la Yerba Mate, cooperativas agrícolas y yerbateras y universidades como la UNaM” y recibe el acompañamiento de instituciones gubernamentales provinciales, incluyendo los ministerios de Ecología, Agro y Cambio Climático. Esta articulación permitió llevar a cabo acciones concretas de reforestación y protección de áreas críticas, como vertientes de agua en comunidades guaraníes. Como ejemplo Dohmann mencionó que “en la comunidad mbya guaraní Tapé Mirí, en el municipio de Garuhapé, el año pasado se plantaron 250 árboles nativos en una vertiente de agua destinada al consumo de más de 150 personas. El trabajo incluyó la identificación de especies adecuadas para suelos pedregosos y áreas vulnerables. Fue un ejercicio intergeneracional y participativo”.
El proyecto combina ciencia, cultura y compromiso comunitario, realizando estudios sobre las especies más adecuadas para suelos pedregosos y áreas afectadas por incendios, asegurando la sostenibilidad de los bosques a largo plazo. Dohmann destacó que el compromiso de los habitantes locales, desde niños hasta adultos, es fundamental, y que la reforestación es solo el inicio de un proceso que puede durar más allá de la vida humana, “considerando que algunos árboles pueden vivir 150 a 400 años como el timbó gigante de Misiones”.
Hasta la fecha, el proyecto involucra a más de 2.500 productores y 40 municipios, con más de 380.000 árboles reforestados. La participación intergeneracional y la educación ambiental son pilares del proyecto, con un enfoque que busca transmitir conocimientos sobre el cuidado del suelo, buenas prácticas agrícolas y la importancia de la biodiversidad para el futuro de Misiones.
Dohmann subrayó que el cambio de mentalidad hacia la protección ambiental y las buenas prácticas agrícolas también se refleja en la implementación de leyes como la de bioinsumos, y resaltó la necesidad de mantener la selva misionera como patrimonio natural y cultural para las futuras generaciones.
“Hay un cambio de mentalidad importante, especialmente en las generaciones más jóvenes. Los niños enseñan a los padres y los padres a los abuelos, generando un aprendizaje intergeneracional. Por ejemplo, productores de yerba mate ahora incorporan buenas prácticas de laboreo y protección del suelo, siguiendo recomendaciones del INTA y otras instituciones. Esto también está vinculado a la discusión sobre la ley de bioinsumos y el cambio cultural hacia prácticas más sostenibles”.
El reconocimiento recibido refuerza la visibilidad de la Fundación y de proyectos ambientales en la provincia, promoviendo un modelo de acción que combina educación, investigación científica y participación comunitaria.
“Estamos muy agradecidos por el premio y seguiremos trabajando por el cuidado ambiental y la restauración de nuestra selva”, concluyó Dohmann.




