Las Medicinas Sagradas son para todos, pero no para cualquiera, significa que aunque su potencial sanador, revelador y transformador está disponible para todo ser humano, no cualquiera está preparado ni física, ni mental, ni emocional o espiritualmente para recibir su profundidad sin riesgo o sin distorsión.
Estas Medicinas abren puertas al Alma y cuando uno no está listo, no tiene el sostén interno para sostener lo que se revela. Pueden desbordar, confundir, incluso hacer daño si no hay preparación, contención o verdadera intención. Por eso se dice que te llaman. Y cuando lo hacen, te preparan.
Y cuando estás listo, te muestran. Y cuando es el momento, no hay dudas. Todo se alinea. La Medicina aparece sin buscarla.
La vida te abre la puerta correcta, en el lugar justo, con las personas indicadas. Sentís paz, aunque sepas que no será fácil. Sentís certeza, aunque no entiendas todo. Sentís que llegó el momento de entregarte, porque algo en tu Alma lo reconoce. Entonces, simplemente das el paso. Con temblor, con respeto, con Amor. Pero con la profunda convicción de que no estás yendo hacia algo externo sino volviendo a vos mismo, bien adentro, reconociéndote a cada paso con amor y paciencia porque la verdadera sanación no ocurre en un abrir y cerrar de ojos, ni se alcanza como quien llega a la cima de una montaña y alza los brazos proclamando victoria.
La sanación, como la vida misma, es un río que fluye, un sendero que se revela paso a paso bajo tus pies, mientras caminas. Integrar no se trata de “estar bien”, sino de aprender a estar presente en todo lo que emerge: luz y sombra, gozo y vacío, certeza y caos. Cada recuerdo que regresa, cada emoción que arde, cada visión que te visita en una ceremonia de sanación es una semilla. Pero la integración es la tierra. Es el agua diaria que riegas con actos conscientes, con aceptación, con amor hacia ti mismo. No hay apuro.
La medicina continúa obrando mucho tiempo después que termina la ceremonia. Ella se queda contigo, en la forma en que eliges hablar, caminar, pensar, crear, perdonar, vivir.
Ver la integración como un camino es rendirse al misterio de la alquimia interior. Es honrar cada pequeño avance como una celebración del alma. Es entender que no se trata de llegar, sino de despertar mientras caminas, con la certeza de que si tropiezas, si olvidas, si caes, también eso es parte del camino.
También eso es medicina. Porque el Espíritu no mide tu por metas cumplidas, sino por cuán profundamente aprendes a amarte en el proceso.
Nos vamos acompañando. 💖
Karina Holoveski
Mujer Medicina-Chamana.
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