Con el comienzo de agosto entró en vigencia la última etapa del cronograma de aumentos del Salario Mínimo, Vital y Móvil (SMVyM), que ahora se ubica en $322.000 mensuales para quienes trabajan jornada completa. La medida fue establecida por la Secretaría de Trabajo, Empleo y Seguridad Social a través de la resolución 5/2025, que también determinó un valor de $1.589 por hora para trabajadores jornalizados.
El incremento rige desde el 1° de agosto y forma parte de una serie de ajustes mensuales definidos entre abril y este mes, en un contexto de fuerte presión inflacionaria y deterioro del poder adquisitivo. La decisión fue tomada por el Gobierno sin acuerdo entre gremios y cámaras empresarias, lo que vuelve a poner sobre la mesa las dificultades para lograr consensos en el Consejo del Salario.
Cómo fue el esquema de aumentos mes a mes
A través de la misma resolución, el Gobierno detalló un cronograma de subas escalonadas del SMVyM entre abril y agosto:
Desde el 1 de abril: $302.600
Desde el 1 de mayo: $308.200
Desde el 1 de junio: $313.400
Desde el 1 de julio: $317.800
Desde el 1 de agosto: $322.000
Cada una de estas cifras sirvió como nuevo piso salarial para los trabajadores formales, y como referencia clave para otras prestaciones sociales.
¿A quiénes impacta directamente este salario mínimo?
Además de ser un indicador de base para el sector formal, el Salario Mínimo también tiene un rol fundamental en la determinación de la Prestación por Desempleo que paga la ANSeS. Según lo establece la normativa vigente, ese beneficio equivale al 75% de la mejor remuneración neta mensual del trabajador durante los seis meses previos al despido.
No obstante, la ley impone un piso y un techo para esa prestación:
No puede ser inferior al 50% del SMVyM vigente.
No puede superar el 100% del SMVyM vigente.
Esto significa que, desde agosto, el monto mínimo de la Prestación por Desempleo será de $161.000 y el máximo de $322.000, siempre en función de los ingresos previos del trabajador que solicita el beneficio.
Más dudas que certezas
A pesar del ajuste mensual, distintos sectores advierten que el salario mínimo continúa muy por debajo del valor necesario para cubrir una canasta básica, especialmente en contextos de alta inflación y pérdida de empleo. Referentes sindicales y organizaciones sociales coinciden en que el SMVyM debería estar en revisión permanente y atado a mecanismos más ágiles de actualización, para evitar que pierda capacidad real de compra.
Mientras tanto, la decisión del Gobierno de avanzar sin consenso sigue dejando expuesto el debilitamiento de los espacios de negociación colectiva.





