
El 5 de agosto de 2015, y después de 19 años de “sequía”, River Plate coronaba una de las ediciones más bizarras de la historia del torneo y levantaba la Copa Libertadores de América por tercera vez, al derrotar en la final a Tigres de la UANL, de México.
Tras el empate 0-0 en la ida disputada en Nueva León (en esa época todavía la final era a doble partido), el “Millonario” goleó 3-0 en el Monumental, bajo una intensa lluvia, con goles de Lucas Alario, Carlos Sánchez de penal y Ramiro Funes Mori.
Sin brillar, pero con mucha inteligencia y autoridad para maniatar a su adversario, River fue superior en los 180 minutos que duró la serie. En la revancha, tras una primera etapa donde no jugó bien (igual que en la ida), un gol a los 44 minutos de Lucas Alario, de cabeza, le simplificó las cosas en una jugada que elaboró Leonel Vangioni.
En el complemento se esperaba la reacción de los mexicanos, pero nunca llegó y el equipo de Marcelo Gallardo caminó firme a su objetivo. A los 29’, una mala salida de la defensa “felina” terminó en los pies de Sánchez, quien encaró y recibió una clara falta dentro del área que el árbitro sancionó como penal sin dudar.
A partir de ese instante todo fue desconcierto en la visita y confianza en los locales. A los 33’ llegó nuevamente un cabezazo letal de Funes Mori, tras un córner bien ejecutado por Pisculicci. El tiempo pasó y nada pudo detener el gran festejo millonario.
Fue el corolario de una atípica edición del principal campeonato de clubes en Sudamérica, donde River había arrancado mal y sólo pudo pasar la fase de grupos en la última fecha y gracias a… ¡Tigres de la UANL!, que ya estaba clasificado y derrotó a Juan Aurich de Perú, que en caso de haber ganado como local habría dejado afuera al equipo argentino.
Además, los octavos de final dejaron otro episodio para la historia, al enfrentar a River contra Boca, que había sido el mejor del torneo en la fase regular. Ese duelo terminó de la peor manera, con la revancha en la Bombonera suspendida en el entretiempo por el ataque con gas pimienta a los jugadores “millonarios” y con el “Xeneize” expulsado de la Copa.
Fue el tercer máximo título continental para el equipo de Núñez, que ya lo había conquistado en 1986 y 1996. Después, lograría un cuarto, aún más imborrable para la memoria millonaria: el de 2018, frente a Boca, en la célebre final en Madrid.








