La cultura misionera perdió este jueves a uno de sus grandes referentes: Raúl “Buki” Rosa, actor, director, docente y formador incansable, falleció a los 72 años.Su deceso fue confirmado en horas de la tarde y provocó una profunda conmoción en el ámbito artístico de la provincia.
Figura clave del teatro independiente, Buki supo construir una trayectoria sólida desde una mirada profundamente comprometida con la educación, la identidad y la comunidad. Más allá de su aporte como director y creador escénico, fue maestro de actores, sembrador de vocaciones y defensor incansable del arte como herramienta de transformación.
Su trabajo estuvo estrechamente ligado a la sala Mandové Pedrozo, espacio que supo dirigir y que en los últimos años se convirtió en un verdadero bastión del teatro en Posadas. Desde allí impulsó proyectos, acompañó a jóvenes creadores y mantuvo viva la llama de la creación colectiva, aun en los momentos más difíciles para el sector cultural.

La noticia de su partida llega poco más de un año después de otro golpe para su familia: el fallecimiento de su hijo Fernando Rosa, actor y humorista ampliamente recordado por su entrañable personaje “Rulo Espínola”. De hecho, hace apenas unos meses, la sala Mandové fue rebautizada con el nombre de Fernando, en un emotivo homenaje en el que Buki no pudo contener las lágrimas.
“Me quiebro por todo lo que vivimos juntos”, había dicho entonces a PRIMERA EDICIÓN, visiblemente conmovido. Y es que el teatro, para él, era mucho más que una vocación: era también una forma de vincularse con los demás, con su familia, con sus estudiantes y con su comunidad.
Nacido en Posadas en julio de 1953, Buki Rosa fue además impulsor de espacios como el grupo Laberinto, promotor de festivales y talleres, y formador en instituciones educativas como el Instituto Montoya. Su legado se extiende en múltiples direcciones: desde las tablas hasta las aulas, desde los escenarios hasta las calles donde llevó su arte con compromiso social.
En una de sus últimas entrevistas con este medio, había reflexionado con claridad sobre el presente de las salas y el vínculo con el público. “Hay que enseñar a la gente a consumir teatro”, afirmó, convencido de que las propuestas artísticas no alcanzan por sí solas si no se trabaja también en la formación de espectadores. “A veces vienen 80, 100 personas. A veces, vienen 6. Hay funciones en las que llenamos, y otras en las que no. Faltan estrategias para que la gente venga”, reconocía, sin eufemismos.
Aquella charla dejó también una definición que hoy resuena con fuerza: “El teatro te hace pensar, no hay otra. Y pensar es peligroso, porque te hace cuestionar cosas. Por eso también hay tanto embate contra la cultura”.

Su mirada crítica, lúcida y comprometida se mantuvo firme hasta el final. “El que hace teatro necesita que lo vean”, decía.
Desde la sala Mandové Pedrozo confirmaron que e la cremación se realizará este viernes 25 de julio a las 8:30, con salida desde la oficina central de Casa Cuneo (Catamarca 1764) hacia el crematorio Las Acacias en San José. El velorio será de 13:00 a 16:00 en Francisco de Haro 3199, en la ciudad de Posadas.






