La realidad de convivir con perros es la de una metamorfosis que va sucediendo a diario sin siquiera darte cuenta. Tenés bajo tutela a un perrhijo o sos tutelado por él. Está por verse.
Remolonear en la cama esta fuera del plan, a menos que se encargue otra persona. A tu peludo le da igual si trasnochaste, es su hora de salir y toda estrategia es válida para lograrlo.
Muy bien 10 al conjunto moderno que luce como jogging pero que, en realidad, es un pijama, pero, según ley no escrita, todo humano paseando perro está exento de ser criticado.
Lo de camuflar medicinas no se estudia en manuales, pero sos experto en conseguir camuflar la pastilla y convencer a tu perro de que lo que le vas a dar es un manjar de los dioses.
Las rutinas de pilates o yoga en casa se hacen a escondidas, cualquier cosa que requiera sentarse en el suelo, se vuelve imposible ya que es entendido como llamado inmediato al juego.
A los humanos con perros se les nota en la ropa, o está lleno de pelos, o encontrás bolsitas para recoger las heces en los bolsillos de los abrigos.
Lo de verificar que el perro suelto que ves en la calle no esté perdido o abandonado es un clásico. Ya no volvés a casa en paz hasta cerciorarte de que está todo controlado.
Qué le vamos a hacer, la vida es así y estoy convencida que no la cambiaría por nada.
Laura Kuperman
Educadora Canina.
376 4-636-551








