Este martes 22 de julio se cumplen 35 años de la muerte de Manuel Puig, considerado “el último gran escritor” del siglo XX en Argentina, quien –a pesar de esto y de que en algún momento gozó de un reconocimiento masivo– hoy es poco valorado por el público local, más allá de un círculo especializado.
Es que las innumerables adaptaciones de las que ha sido objeto su obra la han hecho mucho más importante o más recordada que a su autor: “Boquitas pintadas”, “El beso de la mujer araña” o “Pubis angelical” son obras que todos recordamos sin recordar -la mayoría de las veces- a su autor.
Lo cierto es que pueden decirse muchas cosas de Puig y la más importante de ellas es quizás que renovó la manera de escribir en la Argentina y que gran parte de su obra se deriva de un nuevo tratamiento de formas culturales populares.
Como comentario a “The Buenos Aires affair”, decía un crítico: “Mientras los franceses hablan de la nueva novela, los argentinos la escriben”. Y, según el también gran autor Ricardo Piglia, fue el primer escritor profesional de la literatura argentina.
Nacido en General Villegas (provincia de Buenos Aires) el 28 de diciembre de 1932, de chico comenzó a aprender inglés y su madre despertó en él una de las grandes pasiones de su vida: el cine. Luego de pasar por un colegio secundario de pupilos, entró en la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Buenos Aires y más tarde, en 1951, estudió inglés, francés e italiano, siendo alumno de Jorge Luis Borges.
Alternó estadías en Europa (en donde comenzó a escribir sus primeros guiones, sin éxito) y en Argentina, e incluso vivió un tiempo en Nueva York.
En febrero de 1965 terminó su primera novela: “La traición de Rita Hayworth”, que por algunos inconvenientes con la editorial y la censura no apareció publicada hasta 1968 y su repercusión fue más importante en Francia que en nuestro país.
Un año más tarde, en 1969, aparece “Boquitas pintadas”, su segunda novela, que se convierte inmediatamente en un best seller.
Luego de la publicación de su tercera novela, “The Buenos Aires Affair”, Puig se radica en México, en donde escribe “El beso de la mujer araña”, la cuarta, que apareció publicada en 1976.
Luego publicaría cuatro novelas más: “Pubis angelical” (1979), “Maldición eterna a quien lea estas páginas” (1980), “Sangre de amor correspondido” (1982) y “Cae la noche tropical” (1988).
Ganador de dos premios al mejor guion en el Festival de Cine de San Sebastián (uno de ellos por “Boquitas pintadas”, dirigida por Leopoldo Torres Nilsson), en 1983 publicó también dos obras teatrales: “Bajo un manto de estrellas” y la versión teatralizada de “El beso de la mujer araña”; y en 1985 sumó dos piezas breves: “La cara del villano” y “Recuerdo de Tijuana”.
En 1989 Puig se establece con su madre en Cuernavaca (México), en donde muere el 22 de julio de 1990 a causa de un paro cardíaco durante una operación quirúrgica.









