POSADAS. Violencia, drogas y marginalidad constituyen una fórmula de alto poder destructivo que se refleja en las estadísticas de heridos que ingresan diariamente al hospital central Ramón Madariaga por episodios criminosos.Según datos oficiales, los lesionados de arma blanca constituyen el segundo escalón en la pirámide de casos atendidos en el nosocomio estatal, sólo superados por los heridos en accidentes de tránsito.En realidad, los pacientes con lesiones traumáticas por accidentes automovilísticos, con arma blanca o de fuego guardan un común denominador. En cada caso, más del 50% de ellos son menores de 35 años y al momento del hecho estaban alcoholizados, drogados o ambas cosas.En realidad, por lo general, las víctimas de agresiones con armas poseen una particularidad. Están asociadas a grupos que combinan el consumo de sustancias adictivas -drogas, del tipo que fuere, o alcohol- con violencia.Por eso, el resultado de esa combinación es un herido a punta de cuchillo o de arma de fuego.Las estadísticas demuestran que, en promedio, sólo en Posadas, cada fin de semana hay al menos tres pacientes con puntazos o cuchilladas en distintas partes del cuerpo. Todos son llevados al Madariaga, algunos en peor estado que otros.Allí es donde se comprueba que están bajo los efectos de alguna sustancia alteradora.De acuerdo con datos oficiales, 169 personas ingresaron al Madariaga con lesiones de arma blanca, entre el 1 de enero y el 30 de noviembre pasado.De ellas, 99 provenían del distrito capital, sobre todo de barrios periféricos y más humildes como Fátima, A-3-2, A-4, San Jorge, Itaembé Miní y otros.El resto fue derivado del interior. Incluso, hay pacientes que aún hoy permanecen internados.Los números son mayores, porque este informe contempla sólo los casos en que las víctimas son trasladadas en ambulancia. AdiccionesLa adicción al consumo de sustancias alucinógenas o alteradoras llega al extremo de que muchos heridos, por armas o en accidente de tránsito, se niegan a subir a la ambulancia sin llevarse el bolso personal donde tienen la lata de pegamento, las pastillas, marihuana y hasta alguna dosis de paco.Si están solos, se resisten al personal de traslado por sus medios, de lo contrario lo hacen amigos, familiares y hasta vecinos en representación de ellos.En ese contexto deben trabajar los paramédicos y sus colaboradores.Hay registros, incluso, de agresiones hacia el personal de la Unidad Central de Emergencias y Traslados.“Por el estado de excitación o de somnolencia es fácil detectar cuando un paciente está ebrio o drogado”, consignó una fuente consultada por este diario.Estos hechos suelen darse en diversos puntos de la ciudad, sobre todo en las afueras. Dos baleados por mes en PosadasPOSADAS. Los heridos de arma de fuego también son reflejo y proyección de la violencia en sociedad. Guarismos oficiales demuestran que 67 pacientes con este diagnóstico ingresaron al hospital Escuela “Ramón Madariaga” en los primeros once meses de este año.De esa cantidad, 26 casos se registraron en jurisdicción de Posadas. El resto fue derivado desde distintos centros de salud del interior provincial.Lamentablemente, unos quince casos tuvieron un desenlace fatal, pese a los esfuerzos del equipo médico del nosocomio público.Este dato, vale decirlo, no fue confirmado de manera oficial.La violencia es alarmante, porque recrudece los fines de semana y desde el jueves en adelante, se suman los heridos por arma blanca, arma de fuego o en accidente de tránsito.Entonces, la mayoría de los casos se produce en un lapso de tres noches consecutivas. Todos con un mismo motivo subyacente: el consumo de drogas o alcohol. Por ejemplo, el último fin de semana, de los quince lesionados por accidentes viales, diez estaban ebrios.





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