POSADAS. A diecisiete meses del doble crimen de Teyú Cuaré, donde fueron masacrados y mutilados los cuerpos de Oralina Sibre (70) y Luis Lecszinksi (72), la causa está paralizada. Entre el auto de procesamiento del único detenido por el hecho, el boxeador José Aníbal Meza, y la admisión del recurso de casación del defensor oficial Enrique de la Fuente, pasó prácticamente un año.Es decir, se tardó doce meses en decirle al defensor que sí. Ahora el Superior Tribunal de Justicia (STJ) deberá resolver si ratifica o rectifica lo actuado.El planteo de la defensa ataca los fundamentos y solicita la revocatoria del auto de procesamiento contra el pugilista.En este contexto, la resolución quedará, de no mediar algún milagro navideño, para el año que viene.Oralina Sibre y Luis Lecszinksi fueron masacrados y mutilados en el paraje Teyú Cuaré, jurisdicción del municipio de San Ignacio.La mujer, de setenta años, fue ultimada a mazazos. Su cadáver apareció dentro de la vivienda que ocupaban en ese punto de la provincia.El caso de Lecszinksi fue diferente. Un paisano de la zona lo encontró en un camino alejado de la casa. No tenía la cabeza ni el hombro derecho.Según las pericias, los miembros fueron seccionados de un solo corte, con un arma blanca de un filo inusual.La Policía orientó la investigación hacia el boxeador al enterarse que ayudaba a la pareja de ancianos en las tareas de granja.El sospechoso contaba con un antecedente que no lo ayudaba para nada: purgó condena por el asesinato de su mujer, cuyo cuerpo enterró en busca de impunidad.Finalmente, terminó siendo procesado por un delito que, de ser declarado culpable, lo llevará a prisión probablemente por el resto de sus días, en virtud de la gravedad de la reincidencia. La hipótesis del móvilDesde un principio de la pesquisa, los detectives se inclinaron por la teoría de un doble homicidio en ocasión de robo.Tenían una versión sobre la cual apoyar su línea de investigación: al parecer, Oralina Sibre y su marido, Luis Lecszinksi, hablaban de sus intenciones de comprar una camioneta y que tenían dinero ahorrado para ello.La hipótesis comenzó a cerrar del todo cuando accedieron a la información de que el boxeador José Aníbal Meza ayudaba a la pareja de ancianos con las tareas del campo.El antecedente que pesaba sobre el pugilista no lo ayudaba precisamente. Menos aún en la óptica de los investigadores.Pero Meza no fue el primero en caer, sino un vecino de las víctimas, quien finalmente fue sobreseído por falta de mérito.No obstante, brindó datos de relevancia para la causa y, principalmente, para lograr la detención del boxeador.De él afirmó que en un ocasión le habría propuesto deshacerse de los ancianos y quedarse con su dinero.Un caso escalofriante que merece una pronta resolución de la Justicia.





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